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como objeto directo de la ciencia natural, o en suponerlo explicación causal-directa del mundo. Estas son cuestiones epistemológicas.

      A este ateísmo se lo ha relacionado también con la autonomía del mundo46. Esta significa que el mundo tiene leyes propias, inscritas en él mismo, y un valor propio que el hombre —gracias a la ciencia empírica— ha podido descubrir. Esas leyes y ese valor, no lo conocen los hombres por los escritos sagrados sino por el estudio directo del mundo. De el hecho que el mundo tenga leyes propias algunos han concluido que es independiente de Dios y que el hombre puede usar del mundo como le plazca47, en lo cual hay incluido un rechazo a Dios como creador y como quien se revela al hombre inteligente mediante el descubrimiento que este hace del mundo. Hay, por lo tanto, un ateísmo.

      Las ciencias positivas han tenido también otro efecto sobre la conciencia humana en lo que toca a Dios. El dominio sobre el mundo le ha cambiado también al propio hombre su conciencia respecto a sí mismo. Cuando el mundo lo experimentaba como rígido, imponiéndole reglas incambiables, este le hablaba de Dios también en forma rígida. La ley de Dios estaba expresada en el mundo rígido. La experiencia que el hombre tenía de sí mismo era la de un ser sometido a las reglas del mundo, que eran las puestas por Dios. El mundo que antes fue rígido, e.d., que le imponía al hombre condiciones incambiables por este, ahora —gracias a la tecnología— se ha vuelto plástico al dictado humano. Y el hombre se experimenta como quien le dicta las leyes al mundo, como un ser más autónomo que antes respecto al mundo48.

      5. “… o, por el contrario, rechazan sin excepción toda verdad absoluta”. Se refiere al ateísmo epistemológico (y, por esto mismo, debiera quedar referido al agnosticismo y no —directamente— al ateísmo) que procede de una teoría del conocimiento que no da lugar al conocimiento de lo absoluto por parte del hombre. Si la verdad que es capaz de conocer el hombre es siempre relativa (sea en el sentido de limitada, p.ej., transitoria; o, en el sentido de que el objeto del conocimiento humano es solo la realidad mundana que no es absoluta), en los dos casos, Dios queda fuera de lo cognoscible porque, por definición, es absoluto. E. Kant, p.ej., sostiene que Dios no es cognoscible por la razón pura. Si se toma esta parte de su afirmación, da base para un ateísmo epistemológico; pero si se toma el resto de su afirmación, e.d., que es una necesidad de la razón práctica, entonces es cognoscible, pero de otro modo.

      Sobre esta forma de ateísmo, y en relación con el diálogo, hay que notar que quien afirma que no hay nada absoluto y, por lo tanto, no puede haber Dios, ya afirmó que hay algo absoluto: el hecho de que no hay nada absoluto es una afirmación absoluta; y en eso contradijo su intención.

      6. “Hay quienes exaltan tanto al hombre, que dejan sin contenido la fe en Dios, ya que les interesa más, a lo que parece, la afirmación del hombre que la negación de Dios”. Es el llamado “ateísmo humanista”, según el cual, para que se desarrolle el hombre hay que separarlo de Dios porque este es oprimente. Concibe a Dios como un competidor del hombre. Esta es una forma de ateísmo moderno por razón de la autonomía del hombre, la cual sería imposible con Dios49.

      Un ejemplo de este ateísmo lo tenemos en F. Nietszche50, quien propone la “muerte de Dios” que significa no que Dios muera en sí mismo, sino que deje de influir sobre el hombre, que muera en su eficacia para que el hombre sea un super-hombre que lo determine todo sobre sí y domine sobre los más débiles que él. La muerte de Dios es para dar más poder al hombre, porque Dios lo limita. K. Marx, p.ej., quien pensaba que Dios impedía la liberación sociopolítica del hombre oprimido51. Y, un tercero, J.P. Sartre, con su ateísmo postulatorio, e.d., pedido por la autonomía del hombre.

      7. “Hay quienes imaginan un Dios por ellos rechazado, que nada tiene que ver con el Dios del Evangelio”. El valor de este ateísmo no alcanza, por lo tanto, a Dios en cuanto este se revela en el cristianismo porque se refiere a otro concepto de Dios. Queda entonces así limitado el valor de la negación.

      Esto plantea la cuestión de qué noción de Dios tiene el ateo cuando niega a Dios. En principio y en general se refiere a la noción teísta de Dios, e.d., un Dios sujeto absoluto, como se lo encuentra en las llamadas “grandes religiones”, y no se refiere a Dios como fuerza impersonal (como se lo piensa en el animismo) ni a la noción panteísta de Dios.

      8. “Otros ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios, porque, al parecer, no sienten inquietud religiosa alguna y no perciben el motivo para preocuparse por el hecho religioso”. Se refiere aquí al ateísmo implicado en la llamada “indiferencia religiosa”, e.d., donde Dios no interesa y por eso se prescinde de él. Se lo considera como alguien que no afecta a la vida humana, la que, por eso mismo, se debe desarrollar independentemente de él.

      Puede referirse también al ateísmo práctico, que no es una negación directa de Dios —puede coexistir con una afirmación filosófica de él— pero Dios no afecta la vida práctica, porque las decisiones se toman sin referencia a Dios, sino solo por consideraciones intramundanas.

      Esta forma de ateísmo puede referirse también al resultado del silencio o vacío sobre Dios que se ha producido en ciertas sociedades donde esa palabra se prohibió en el uso público o, en versión más fina, se la evita intencionalmente. Como las realidades abstractas solo se hacen presentes mediante símbolos (por ejemplo, el nombre), si se hace silencio sobre él, se va borrando de la conciencia52.

      9. “Además, el ateísmo nace a veces como violenta protesta contra la existencia del mal en el mundo…”. Es el ateísmo por escándalo del mal53, que consiste en esto: como Dios, por definición, tiene que ser bueno y todopoderoso, si no ha arreglado el mal que hay en el mundo, es que no cumple esas condiciones y ya no es Dios. Esta es una de las formas del ateísmo con notable eco en el mundo moderno, cf. Albert Camus o Eugenio Ionesco, o en Dostoiewsky, en el personaje Iván Karamazov54.

      10. “… o [el ateísmo nace a veces] como adjudicación indebida de carácter absoluto a ciertos bienes humanos que son considerados prácticamente como sucedáneos de Dios. La misma civilización actual, no en sí misma, pero sí por su sobrecarga de apego a la tierra, puede dificultar en grado notable el acceso del hombre a Dios”. Se refiere al ateísmo como efecto de materialismo práctico que va cerrando la conciencia a la relación de la vida humana con Dios. Le parece que esta depende solo de los medios materiales de superviviencia y de nada más, con lo cual Dios queda fuera de su consideración.

      A esta tipología del ateísmo se puede agregar todavía las siguientes:

      1. El ateísmo relativo implicado en la monolatría55 que se da en un contexto politeísta. A Sócrates se lo acusó de ateo, no en el sentido de negar que haya Dios, sino en el de sustituir los dioses de Grecia por otros nuevos56, e.d., de ser ateo respecto a algunos dioses, pero no absolutamente. A esto habría que llamarlo un ateísmo relativo.

      También a los cristianos se los acusó de ateos hacia fines del s.I y durante el II, por no adorar a los mismos dioses que el resto de la población del Imperio. Plinio el Joven acusa en la Carta 10,96 dirigida al emperador Trajano a los cristianos por negarse a ofrecer incienso y vino ante las estatuas del Emperador y dice que le parecen sacrílegos. El sacrilegio es un delito religioso, que es la profanación de algo santo y, por eso, relacionado con Dios. El apologista Justino, mártir hacia el 165, después de haber mencionado el caso de Sócrates se refiere al de los cristianos a los que se acusa de ateos. El de los cristianos es un ateísmo relativo, verdadero en cuanto no dan culto a ciertos dioses, pero falso en el sentido de que no darían culto a ningún Dios:

      De ahí que se nos dé también el nombre de ateos; y, si de estos supuestos dioses se trata, confesamos ser ateos; pero no respecto al Dios verdaderísimo, padre de la justicia y de la castidad y de las demás virtudes, en quien no hay mezcla de maldad alguna57.

      Los pueblos monoteístas no necesariamente lo fueron desde el comienzo. El monoteísmo en sentido estricto58 fue tardío en Israel. Hay una etapa de la vida de Israel, p.ej., en la que se acepta que hay muchos dioses (politeísmo), y que el Dios de Israel es uno y por eso ellos deben abstenerse de dar culto a otros. Ellos deben ser monólatras,

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