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no está dictada o moderada por ninguna revelación divina histórica. Y, dado que la razón es única, la ética es una, e.d., universal, por lo cual sus principios pueden ser reconocidos por cualquier hombre porque se basan en la razón común.

      Esta ética regula la acción del hombre, que está solo en el mundo sin un diálogo existencial con Dios. El hombre, en esa circunstancia, es su propio y único juez moral. Si falta a la ética, se lo reprochará su conciencia por haber faltado a sus principios. En el caso de los deístas que aceptan la providencia de Dios, piensan que hay premio o castigo final.

      Entre la ética y Dios hay una relación indirecta. Si bien la ética la descubre el hombre por el ejercicio de su razón, como esta razón le fue dada por Dios en la creación, la ética que —con ese instrumento— el hombre descubre tiene una relación indirecta con Dios. Esa relación es que Dios le posibilita el descubrimiento de la ética. En las religiones históricas hay además de los principios éticos que da la razón natural, una relación directa de Dios con la ética porque hay preceptos éticos que aparecen dados o refrendados por Dios como el Decálogo en el judeo-cristianismo.

      La ética ha sido importante en la tradición deísta, el hombre honrado (en el sentido subjetivo) ha sido muy valorado: así lo es, por ejemplo, el ciudadano justo y honesto en su trabajo y relaciones con los demás. Debido a la lejanía de Dios que está ocioso y a la negación de revelación histórica, el hombre es, en esta concepción, el único agente histórico, no es un colaborador de Dios —quien es el primer agente—, como sucede en las religiones históricas. Si la religión existencial es teocéntrica, el deísmo es antropocéntrico. Dios no es el gran sujeto ante el cual se encuentra y con quien dialoga el hombre religioso, sino un objeto del pensamiento del hombre. Por eso este queda como juez de su proceder, salvo en los que aceptan providencia. El Dios deísta es históricamente mudo, solo se expresa por el orden del mundo que creó y dejó. En la religión revelada, en cambio, el hombre es el sorprendido por la revelación de Dios que toma la iniciativa de comunicarse al hombre.

      W. Wollaston explica así la estrecha relación que concibe entre la religión y la ética: “Si hay bien y mal moral… entonces hay religión, y una religión que puede llamarse ‘natural’. Entiendo por ‘religión’ solamente la obligación de hacer… lo que no debe omitirse y resistirse a hacer lo que debe evitarse”125. Es claro que concibe la religión natural como consistente en la ética que tiene entonces un lugar esencial en la religión deísta. Lo comenta P. Byrne, diciendo: “Habiendo identificado la religión con la moralidad, procede a la definición de la ‘religión natural’ como ‘la búsqueda de la felicidad por medio de la razón y la verdad’ (Wollaston 1724: 52)”126.

      Me parece que en el deísmo la ética es tan importante porque ocupa una parte del lugar existencial que el culto tiene en las religiones históricas. Debido a que no hay culto, ella es el único efecto práctico que queda. Como el hombre es un sujeto práctico, necesita de la expresión dramática en el mundo, y en el deísmo, la ética es la única expresión posible, es explicable, entonces, que esté especialmente acentuada.

       6. Ventajas y limitaciones del planteamiento deísta

      Sus ventajas: Sus partidarios dirán que es un planteamiento intelectualmente seguro porque es mínimo, afirma solo lo necesario (e.d., lo intelectualmente inevitable) y no se aventura a lo que considera infundado, como son los misterios o las intervenciones históricas de Dios. Dirán que ellos llegan solo hasta donde se puede llegar con claridad intelectual y se evitan zonas del pensamiento expuestas a la refutación y al error donde entran las religiones históricas.

      Por fin dirán que, desde el punto de vista práctico, produce una unidad de concepción en materia teológica ya que como es mínima es, por eso mismo, universal. En ella pueden convenir todos, también los religiosos, y eso produciría una paz social.

      Sus limitaciones: Los ateos dirán que su afirmación de Dios es inaceptable, que la racionalidad del mundo no implica la realidad de un autor o creador inteligente, que la coherencia del mundo puede explicarse por otros modos. Los ateos, por causa del mal o por la cuestión del absurdo, serán particularmente contrarios al planteamiento deísta, pensando que este no afronta la cuestión del mal y se contenta con ver la coherencia racional del mundo prehumano, lo cual no justifica el sufrimiento humano que claramente refuta a un Dios todopoderoso e inteligente127.

      Un agnóstico riguroso dirá que el fundamento deísta para afirmar a Dios no le es suficiente porque no despeja su duda. Y se abstendrá, probablemente, de juzgar el valor del argumento deísta, destacando la fuente de la duda que le impide formar juicio.

      Un agnóstico común se acercará e incluso coincidirá con las objeciones ateas a la argumentación filosófica deísta. La razón de esto está en lo que hemos explicado antes sobre el agnosticismo que llamamos común.

      Los religiosos coincidirán con la afirmación filosófica de Dios. Los que piensen según una filosofía esencial, por ejemplo, estarán más de acuerdo con el deísmo que los que lo hagan según una filosofía existencial. El deísmo, por la época de su origen se apoyó en la filosofía esencial.

      Pero los religiosos considerarán que el planteamiento deísta es pobre en el sentido de ser insuficiente, porque limita la cuestión de Dios a un aspecto del hombre, al intelectual (que fue sobrevalorado en la antropología en que el deísmo nació), pero que es parcial según una antropología más completa. Hay aspectos de la vida humana, como las emociones y las vivencias, que no quedan tocadas por ese planteamiento de Dios. Un hombre religioso considera, y así lo vivencia, que, debido a la absolutez de Dios, toda su vida tiene relación con Dios y no solo su intelecto. Considera en consecuencia que aquellos aspectos de su vida que el planteamiento deísta no considera como relacionados con Dios son igualmente reales y hasta humanamente más significativos que el filosófico. Echará de menos en particular el hecho de que a Dios se lo reconoce principalmente como salvador y eso no aparece en la visión deísta.

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