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histórica y esta posibilidad queda siempre abierta98.

      Un religioso no tiene más que confiar en que un agnóstico riguroso no ha recibido revelación. Pero, ese hecho, en sí mismo, no prueba que Dios no sea cognoscible.

      Un religioso le pedirá a un agnóstico común justificar el tránsito de la suspensión del juicio a la afirmación de que no se sabe sobre Dios.

      Un deísta le preguntará a un agnóstico riguroso por qué los argumentos racionales, los llamados “de la existencia de Dios” no prueban lo que pretenden probar.

      Para un ateo es difícil dialogar con un agnóstico riguroso porque este solo afirma que él duda sobre Dios. El ateo, en cambio, sabe que no hay Dios y fácilmente pensará que la duda del agnóstico se debe precisamente a que no lo hay; por lo tanto, lo que le parecerá extraño es que vea alguna posibilidad que lo haya.

       1. Introducción: caracterización general del deísmo

      El nombre “deismo” deriva del lat. “deitas” = deidad, divinidad, ser divino. “Dios” es un término más personal y “divinidad”, en cambio, es más impersonal, se refiere a la substancia, realidad o naturaleza divina. Acentúa la diferencia de naturaleza entre Dios y no-Dios. Como el planteamiento deísta es filosófico (y no religioso), tiene directamente a la vista la naturaleza del ser de Dios y no la persona o sujeto, sin, por eso, negar esta última.

      El término “deísmo” fue acuñado, según A. Lalande100, por los socinianos101 para distinguirse de los ateos. Se desarrolló asociado al racionalismo y a la oposición entre las religiones cristianas que, supuestamente sería, después de la reforma del s. XVI en Francia, la causa de las llamadas por la historiografía “guerras de religión”102. En este contexto apareció el deísmo como la búsqueda de una religión única para todos los hombres —llamada por ellos “religión racional” o “natural”, por oposición a las reveladas o históricas— que pudiera producir la paz en el supuesto de que las guerras de religión eran por motivos teológicos.

      En algún momento, deísta fue sinónimo de teísta103 por oposición al ateísmo ya que tanto los religiosos como los deístas se oponían a los ateos. Así se encuentra usado en el Anexo 4, donde Hume dice “teísta” en el sentido que posteriormente se llamó “deísta”. Más tarde, se usó deísta y teísta en sentidos distintos a como sucede hoy. Una enciclopedia general, editada el año 2004, define así el sentido en uso del término “teísmo”: “Creencia en un Dios personal, trascendente y creador, que influye de alguna manera en el mundo y en el hombre (concurso, conservación, providencia) y que puede revelarse a este. Se opone al deísmo, al panteísmo y al ateísmo”104.

      Se ha llegado —hace tiempo— a una distinción clara entre deísmo y teísmo, como se ve en ese mismo diccionario enciclopédico que define así el deísmo: “Teoría que reconoce la existencia de un Dios personal, creador del mundo y de las leyes de la naturaleza, pero niega toda ulterior influencia de Dios en el mundo y [en] su conservación, [niega también] el concurso de Dios con las creaturas, el milagro y la revelación sobrenatural”105.

      Los deístas son teístas en el sentido de que conciben a Dios como sujeto y no como fuerza, orden o equilibrio del mundo, como en las religiones noteístas, pero se distinguen de los teístas religiosos en que piensan que el hombre no tiene una relación personal con Dios (e.d., no le rinden culto) porque Dios no se comunica a los hombres por revelación histórica, como en las religiones monoteístas conocidas en el occidente. Solo admiten como revelación de Dios el mundo mismo. Los deístas coinciden en sus concepciones, según lo dicho, con los filósofos teístas.

      Los demás teístas —los religiosos— admiten la revelación histórica de Dios y la relación cultual con él, cosa, esta última, que los deístas rechazan. Según los deístas, la ley natural que el hombre descubre inscrita en el mundo es la única ley divina y la única manifestación de Dios (=revelación), y rechazan —por lo tanto— cualquier ley que provenga de una revelación histórica106.

      Una caracterización técnica del deísmo, la encontramos en W. Rowe:

      En el sentido popular, un deísta es quien cree que Dios creó el mundo, pero después de eso no ha ejercido control providencial sobre lo que sucede en él. En un sentido propio, un deísta es quien afirma que hay un creador divino, pero niega toda revelación divina, sosteniendo que la razón humana sola puede proveernos de todo lo que necesitamos saber para vivir una vida correcta en lo religioso y lo moral. En este sentido de “deísmo” algunos deístas sostuvieron que Dios tiene control providente sobre el mundo y provee un estado de recompensas futuras y castigos, mientras otros lo niegan. Todos convienen en que la razón humana sola es la base en la cual las cuestiones religiosas debían establecerse, rechazando la idea ortodoxa de una revelación divina de verdades que superan la razón humana107.

      La primera distinción entre el uso popular y el propio del término “deísta” es importante. La forma propia es más refinada, p.ej., en la explicación de la suficiencia de la razón en materia religiosa y ética. Cuando Rowe dice “cree”, su expresión se debe entender no en el sentido teológico, sino como “piensa que”. “Creación” se usa aquí en sentido artesanal y no teológico. Cf. VTD s/v. “Control providencial” es la guía de la historia del mundo por parte de Dios, que los religiosos aceptan. No hay unidad entre deístas en este último punto. Niegan toda revelación histórica y no así la que el hombre puede extraer desde el mundo, e.d., la llamada revelación “natural”. Por esto, en lo que se refiere a Dios o a la moral, hay una sola fuente de conocimiento, que es la “sola razón”. Queda, por lo tanto, excluida una revelación histórica de Dios. Excluyen que haya misterios en el sentido teológico de este término, cf. VTD.

      El deísmo tiene gran afinidad de ideas con el racionalismo por el ambiente cultural en el que desarrolló. El racionalismo es una doctrina filosófica y corriente cultural que piensa que todo es explicable por medio de la razón discursiva o tiene al menos una gran confianza en la capacidad de la razón para ello. En general, es una valoración eminente de la razón como medio de conocimiento, desvalorizando correlativamente, para ese fin, otras potencias del hombre.

      Refiriéndose a una gran obra deísta, la de J. Toland, titulada Christianity not Mysterious y subtitulada Or a treatise Showing That there is nothing in the Gospel Contrary to Reason, Nor above it: And that no Christian Doctrine can be properly called a Mystery, de 1696, dice O. Köhler: “[en esta obra] desarrolla [Toland] la tesis de que la fe no se opone a la razón, pero que tampoco aporta nada nuevo a esta”108. Esto significa que la razón alcanza todo lo que el cristianismo contiene sin necesidad de recurrir a una revelación de misterios, e.d., a la revelación histórica. Por eso dice Rowe en texto recién citado, “… la razón humana sola puede proveernos de todo lo que necesitamos saber para vivir una vida correcta en lo religioso y lo moral”. El mundo mismo es para el hombre, porque es ser inteligente, el único y suficiente acceso a Dios.

      Floreció en Inglaterra entre fines del s. XVII y la primera mitad del 18, donde también fue llamado “cristianismo racional”, cf. E. Cherbury109, A. Collis110. Un texto clásico del deísmo inglés es el de John Toland (1670-1722), mencionado más arriba. En él se muestra la aversión al misterio que tendrán los deístas por su afinidad con el racionalismo. Notar que en el caso de Toland y de otros del deísmo inglés este fue una purificación del cristianismo; sus contenidos no son cambiados sino explicados de otro modo, uno racional. No dice que los contenidos del cristianismo no fueran verdaderos, sino que se pueden explicar de otro modo. Por lo tanto, no todo deísmo es anticristiano, aunque generalmente lo fuera, en particular en la tradición francesa.

      En Francia floreció en el s. XVIII en el ambiente ilustrado de los enciclopedistas cf. Diderot y D’Alembert. También fueron deístas Rousseau y Voltaire, y muchos científicos naturales y políticos. Las ideas políticas de la Revolución francesa tienen relación con la Ilustración y con el Deísmo. En Francia el deísmo estuvo

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