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la organización de los diversos “objetos sonoros” que conforman el discurso, podremos apreciar que los tres primeros compases muestran una marcada inclinación por los grupos de tres notas. La melodía, por ejemplo, está claramente dividida en dos grupos, o conjuntos, cada uno de los cuales contiene tres notas diferentes (el primer conjunto contiene las c.a. B, 8, 7 y el segundo las c.a. 9, 5, 4). Desde una perspectiva melódica, el primer conjunto representa un motivo que es expandido por el segundo conjunto. Dicha expansión no se limita al contorno (el primer motivo tiene un descenso total de i.a.<B5, 75> = -40, mientras que el segundo presenta un descenso de i.a.<95, 45> = -50), y a los intervalos individuales (el primer motivo está formado por los intervalos ordenados -30, -10, y el segundo por -40, -10), sino que también afecta el número de ataques (el primer motivo tiene tres notas sin repetición = 3 ataques, mientras que el segundo motivo repite la segunda nota = 4 ataques), y la duración (el primer motivo abarca un total de 7 octavos y su nota más larga dura 3 octavos, mientras que el segundo abarca un total de 9 octavos y su nota más larga dura 4 octavos).11 Este motivo de tres notas se seguirá desarrollando a lo largo de la pieza, en una forma que no puede evitar compararse con la manipulación temática Mahleriana, tan cara a Schoenberg durante su primera etapa tonal (es importante señalar, sin embargo, que las otras dos piezas de la op. 11 inician el abandono de la dependencia temática).

      Siguiendo con nuestra aproximación intuitiva al inicio de la pieza, podemos ver que los dos acordes de los compases 2 y 3 también son ejemplos de conjuntos de tres sonidos. Ahora bien, si buscamos establecer una comparación entre los cuatro conjuntos localizados hasta el momento, nos será de utilidad la aproximación propuesta en el ejemplo 23.

       EJEMPLO 23

      CONJUNTOS DE TRES SONIDOS EXTRAÍDOS DE LOS TRES PRIMEROS COMPASES DEL EJEMPLO 22

      Lo que se ha hecho aquí es reordenar los cuatro conjuntos, ubicándolos en el espacio-c.a. (esto es, ubicando cada conjunto dentro de los límites de una octava) y escribiendo primero el intervalo más pequeño entre los elementos (clases de alturas) que los conforman. Los conjuntos a) y b) contienen las c.a. de los dos motivos melódicos analizados anteriormente, mientras que los conjuntos c) y d) contienen las c.a. de los acordes de los compases 2 y 3, respectivamente. Se puede observar que existe un alto grado de similitud entre las sonoridades representadas por los cuatro conjuntos, sobre todo debido a que todas contienen un intervalo 1 y excluyen los intervalos 2, 7, 9, A y B. Esto se traduce auditivamente en un sonido muy homogéneo que le proporciona gran unidad a los tres primeros compases, independientemente de la distribución espacial que reciben los cuatro conjuntos en la pieza (los conjuntos a) y b) se encuentran localizados dentro de los límites de la octava, mientras que los conjuntos c) y d) la rebasan). Esto, sin duda, crea una subcategoría auditiva que se une a la diferenciación entre melodía y acompañamiento. Además podemos notar que los conjuntos a) y d) comparten la misma estructura interválica, por lo que representan la relación más directa entre los cuatro objetos sonoros y establecen un vínculo auditivo entre la melodía y el acompañamiento (en otras palabras, se podría decir que el conjunto d) transfiere al acompañamiento la imagen sonora del primer motivo melódico de la pieza).

      Echemos un vistazo ahora al material sonoro de los compases 4 a 8, empezando por el pentagrama superior. Se puede observar que toda la música en dicho pentagrama es susceptible de ser incorporada a, o contenida por, el conjunto de clases de alturas {0, 4, 7, A, B}, al que llamaremos conjuntoX. De hecho, todo el material musical de los compases 5 al 8 (en el pentagrama superior, por supuesto) se reduce a tres apariciones de X, claramente separadas por medio de silencios (ver ejemplo 22). Sin embargo, el orden en el que se presentan las clases de alturas varía en cada aparición del conjunto (lo mismo se puede decir de sus duraciones individuales), sin que por ello se ponga en riesgo su pertenencia al mismo (de igual modo sucede con la reordenación propuesta en el ejemplo 23 con respecto del orden original que guardan en la pieza los elementos de los conjuntos que aparecen en a), b), c) y d)). Ésta es una de las características más importantes de los conjuntos de alturas y de clases de alturas: los que comparten los mismos elementos son considerados equivalentes, independientemente del orden que presenten dichos elementos en la partitura.

      En el pentagrama inferior encontramos un conjunto cuya presencia domina los compases 4 al 8; se trata del conjunto de c.a. {2, 6, 8, 9, A, B}, al que llamaremos conjunto Y, y que, también en este caso, aparece en tres ocasiones. En los compases 7 y 8, entre la segunda y tercera aparición del conjuntoY, se encuentran las c.a. 1 y 0 que no pertenecen al mismo y que dejaremos a un lado por el momento. Se puede observar que, a diferencia del conjunto X, el conjuntoY presenta siempre sus elementos en el mismo orden (y con los mismos valores de duración) en sus diferentes apariciones.12

       EJEMPLO 24

      RELACIONES ENTRE CONJUNTOS EN LOS COMPASES 4 Y 5 DEL OP. 11, Nº1, DE SCHOENBERG

      Existen varios puntos de contacto entre el conjuntoX y el conjuntoY. Uno de ellos, por supuesto, es que comparten las c.a. A y B. En el ejemplo 24 a), que muestra la aparición de ambos conjuntos en los compases 4 y 5, se puede apreciar cómo éstos generan un subconjunto de tres notas que incluye, en ambos casos, las c.a. A y B. El subconjunto del conjunto X abarca la totalidad de la voz inferior, mientras que el subconjunto de Y comprende las tres últimas notas de la voz superior. En el ejemplo 24 b) se presentan ambos subconjuntos en su disposición más compacta, lo que nos permite apreciar que tienen la misma estructura interválica. El nexo entre los mismos se ve reforzado, además, debido a que las dos c.a. que comparten —las c.a. A y B—, se encuentran en el mismo índice acústico en todas sus apariciones (si transferimos estas c.a. al espacio-a se convertirán en A4 y B4 en los dos subconjuntos) y, en el caso particular de los compases 4 y 5 (ejemplo 24 a)), se suceden en forma directa.

      Otro nexo importante entre los conjuntos X eY se evidencia en los compases 7 y 8 en donde, debido a una nueva disposición de los elementos del conjunto X, queda al descubierto un subconjunto formado por una tríada mayor, que es expuesta en forma imitativa por los dos conjuntos, como se puede observar en el ejemplo 25. Es importante señalar que las diferentes relaciones en el subconjunto que han surgido entre los conjuntos X eY se deben a las redistribuciones de los elementos del conjunto X en sus diversas apariciones.

       EJEMPLO 25

      RELACIONES ENTRE CONJUNTOS EN LOS COMPASES 7 Y 8 DEL OP. 11, Nº1 DE SCHOENBERG

      Como se comentó anteriormente, en el compás 7 aparecen las c.a. 1 y 0, a las que hemos considerado ajenas a los conjuntos X eY debido a que no se encuentran presentes en las otras apariciones de dichos conjuntos. En el ejemplo 26 a) podemos ver que al unir dichas c.a. con el Re natural del conjunto Y, se crea un nuevo conjunto {1, 0, 2}. El ejemplo 26 b) nos muestra que el nuevo conjunto presenta la misma estructura interválica que los subconjuntos analizados en el ejemplo 24 b). Finalmente, en el ejemplo 26 c) las flechas muestran que el nuevo subconjunto {1, 0, 2}, localizado en el pentagrama inferior, es una imitación retrógrada al intervalo -A0, del conjunto de la línea inferior de X; esta relación explica la inversión del orden y del valor numérico de sus respectivos intervalos ordenados de altura.

       EJEMPLO 26

      IMITACIÓN RETRÓGRADA ENTRE LOS ELEMENTOS DE DOS CONJUNTOS (ARNOLD SCHOENBERG. DREI KLAVIERSTÜCKE, OP. 11: Nº 1, CC. 7-8)

      Por último, cabe preguntarse si existirá algún tipo de conexión entre

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