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psicológico y jurídico. El Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg) también les ofreció ayuda y con la ANJUFF realizaron una denuncia al Ministerio Público.

      “Desde que conocimos todos los testimonios de las niñas, a mí no me gusta estar sola en mi casa. Me paso el rollo que Ignacio pueda aparecer y me haga algo. Todas las chiquillas piensan lo mismo porque prácticamente tiene las direcciones de todas”, afirma Tonka Diocares.

      Ignacio Montano fue contactado para este reportaje, pero no quiso participar.

      PARTE II

      Ex DT de la Roja femenina condenado por violación de menor siguió trabajando en una escuela de fútbol de la UC

      En 2009, Sergio Rojas Loyola fue condenado a siete años de presidio por violación de menor. Cumplió cinco años y siete meses. Aunque se le prohibió trabajar con menores durante diez años tras cumplir la pena, se hizo cargo de niños y niñas de 14 a 16 años en una escuela filial de la UC en Maipú. En el juicio se presentaron dos testimonios de abusos de exalumnas de un colegio donde hizo clases en los años 90. Él reconoce que ha tenido relaciones con menores. En la UC aseguran que no conocían sus antecedentes.

      Desde 2016 la Escuela Filial de Universidad Católica en Santa Ana de Chena (Maipú), para niñas y niños, contó con Sergio Rojas Loyola (65) como entrenador de la categoría 14 a 16 años. Rojas es exjugador de fútbol y exdirector técnico de la Selección de Fútbol Femenino de 1994, la segunda en la historia de Chile. “Siempre ha sido muy respetuoso de todos, de los niños y de los papás”, describe un apoderado de la escuela. “Llama la atención que esté trabajando ahí con la capacidad profesional que tiene”, comenta otro. Lo que ellos no saben es que Rojas fue condenado por violar a una menor de edad y asumió en la filial de la UC aunque tenía prohibido trabajar con niños.

      Sergio Rojas volvió a Chile en 1989 con 34 años, luego de haber jugado en Argentina, Italia, Inglaterra y Suiza. Al llegar instaló una fuente de soda en calle Chile España (Ñuñoa). A pocas cuadras vivía una niña de 13 años que caminaba frente al local en su recorrido al colegio. Según lo que relata él, fue con un par de piropos y comentarios al pasar, que comenzaron a conversar. De a poco establecieron una relación amorosa, pese a la enorme diferencia de edad. Para Rojas eso nunca fue un impedimento: “Salí con 200 menores de edad”, afirma.

      En 1990 fue contactado para hacerse cargo de la Escuela de Universidad de Chile en La Reina y luego del equipo de mujeres del mismo club. Ese año la Asociación Nacional de Fútbol Amateur de Chile (ANFA) decidió comenzar con un proyecto: la primera Selección Nacional de Fútbol Femenino. Un fútbol entonces desconocido por la mayoría, poco respetado y tampoco valorado. Para los hombres de la época solo era atractivo por el “cambio de camisetas”, recuerda Ada Cruz, delantera de la primera selección.

      Mientras Sergio Rojas se instalaba como director técnico, su relación con la niña de 13 años se fue estableciendo. “Yo sé que la cosa no es muy racional, muy equilibrada, pero son cosas que se dan”, dice Rojas, respecto a la diferencia de 19 años. “Son cosas que pone la sociedad. Yo le gusto, ella me gusta, está bien”, dice.

      Ella no alcanzaba los 16 años cuando lo acompañaba a los entrenamientos en La Reina y luego a Quilín, cuando lo eligieron como técnico de la selección. Las jugadoras la recuerdan. Al rato formalizaron y oficialmente la presentó como “su mujer”.

      Paralelamente a su trabajo como director técnico, Sergio Rojas hizo clases de educación física entre 1992 y 1995 en el Colegio Terra Nova de La Reina, donde asistían sus dos hijos mayores. Su salida se debió a una acusación por abuso y acoso sexual a una alumna de octavo básico. La menor nunca quiso hacer la denuncia formal, pero sí informó a las autoridades del colegio, las que desvincularon a Rojas.

      “Yo no lo eché, él se echó solo”, recuerda Raimundo Ramos, director del Colegio Terranova en esos años. Ramos explica que Rojas nunca tuvo problemas dentro del colegio, era después del horario escolar que él establecía relación con las alumnas. “Les ofrecía el oro y el moro, como hacen todos los pedófilos”, dice.

      En 1994, la ANFA recibió una invitación para participar en el torneo internacional Jayalalitha Cup en Madrás, India. El equipo quedó en manos de Sergio Rojas, que a la vez seguía a cargo de la Escuela filial de Universidad de Chile en La Reina. El que también dirigió, como una suerte de asesor técnico, fue Carlos Encinas González. También era parte del equipo técnico de Universidad de Chile femenino y por ende conocía a muchas de las seleccionadas. A pesar de que Sergio Rojas dice haber sido escogido por Miguel Nasur, en ese entonces presidente de la ANFA, Encinas se adjudica su reclutamiento: “Yo lo elegí, a Miguel Nasur le gustó también”.

      Carlos Encinas y las jugadoras nunca supieron de la diferencia de edad entre Sergio Rojas y su pareja. En ese entonces ella recién tenía 18 años. Cuando se les consultó si estaban al tanto de que la mujer que él llamaba su señora era menor de edad, las exseleccionadas se mostraron sorprendidas. Carlos Encinas lo pone en duda: “¿13 años? No, era una mujer”, dice.

      Cuando seleccionó al equipo que fue al campeonato en India, Rojas tenía el criterio claro. No solamente tomó en cuenta el talento y la habilidad de las jugadoras, sino también el físico. “Tenía su prototipo de jugadora, monstruos en la cancha. Y las prototipo de jugadoras para la foto, las guapas”, recuerda Juana Astudillo, exjugadora que no fue elegida para conformar el grupo en esa ocasión por su baja estatura y delgadez. Años después Astudillo llegó a ser capitana de la selección.

      El equipo tuvo un gran rendimiento en India, donde jugó con Hungría, Uzbekistán, Rusia y la selección local. “Regresamos con un tercer lugar. Muchas entrevistas, nos invitaron a programas y cocktails. Tuvimos harta difusión”, comenta Ada Cruz, destacada jugadora.

      Las seleccionadas recuerdan la forma en que Rojas daba charlas y hablaba del nuevo proyecto que armaría en la selección. Frases inadecuadas y algunas acciones no hacían sentir cómodas a todas. “Tenía un comportamiento que no debiese ser el de un líder de una selección deportiva”, declara Alexandra Benado, exseleccionada nacional. “Mucha cercanía, mucha conversa”, agrega.

      Él mismo recuerda que cuando asumió el puesto sus cercanos bromeaban. “Todos me echaban tallas: pusieron al zorro cuidando a las gallinas, decían”.

      “Él tenía una personalidad bien coqueta, le gustaba conversar harto, era cariñoso”, agrega Ivonne Lobos.

      En la actualidad Rojas se sigue jactando de su fama de galán. “Tenía una increíble fama con las mujeres. Yo tenía mi facha”, afirma. Y asegura que nunca tuvo relaciones con jugadoras que entrenó, menos con las seleccionadas. Según cuenta, jamás ha estado con mujeres que no cumplan un estándar físico tipo “modelo”. Y pone como ejemplo a su segunda pareja: “Si yo tengo de esposa a la reina del sector 5 de Reñaca, a la que le ganó el concurso a las hermanas Parsons, ¿Puedo acostarme con (menciona a una seleccionada) o la (nombra a otra)? No po’, es irracional. No tiene comparación”.

      En junio de 2008 se ingresó una denuncia contra Sergio Rojas por violación a una menor de la familia. Rojas recuerda el día de la formalización: “Me presenté con pantalón blanco y chaqueta piel de camello Zara, una polera en V y zapatos con punta, pensando que era un trámite más”. Pero el juez dictó prisión preventiva.

      En el juicio hubo dos testimonios claves desde el pasado del entrenador: exalumnas del colegio Terra Nova de La Reina. Entre ellas la mujer que en 1995 lo había denunciado a las autoridades del establecimiento. La testigo no llegó por casualidad al caso, fue la hija mayor de Sergio Rojas quien la llevó para testificar en contra de su papá. Se conocían del colegio, pero la hija de Rojas se enteró de este episodio en medio del proceso. No ha vuelto a tener contacto con él.

      Otra testigo dijo que él la llevó a un parque e intentó abusar de ella. Él no niega lo que ocurrió. Cree que llamó la atención de las jugadoras por el auto que tenía y su físico. “Me decían: Checho regálame una minifalda. Y yo les decía: ya, pero te la quiero ver puesta, vamos al Parque Intercomunal. Ahí atraqué con ella”, relata Sergio Rojas.

      Otra

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