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joven cuenta que sin que ella hubiese preguntado, Branko Zitkovich le contó de su vida privada y sus fracasos amorosos. Le insistió con que a él le gustaba la locura y le preguntó a ella si le entretenía ser loca en otros sentidos. “Sus preguntas me hacían sentir súper incómoda y yo no tenía ganas de seguir hablando”, aclara Guissel Carrasco. “Por miedo a perder mi puesto en Unión Española, le seguí respondiendo”.

      La rama femenina entrenaba tres veces a la semana en Cerro Navia. Cynthia Marambio, arquera del equipo adulto, comenta que nunca había visto un coordinador que visitara tanto los entrenamientos. “De los tres días, Branko iba a uno por lo menos”, detalla. Su compañera Nicole Tobar concuerda: “Pasaba muy metido en los entrenamientos y entre las jugadoras nos preguntábamos por qué”.

      Un martes, a principios de abril, Guissel Carrasco estaba en el recinto deportivo de Cerro Navia y se cruzó con Branko Zitkovich. Ella cuenta que se saludaron amablemente y que siguió su camino hacia la cancha. Ese misma tarde él insistió con los mensajes. Según recuerda la joven, Branko Zitkovich le escribió: “¿Te gustaría escaparte conmigo?”. Luego le detalló que le gustaban las mujeres menores y que a ella la encontraba hermosa. “Me dio terror. Cambió totalmente el tono”, comenta.

      Los mensajes eran constantes. Los pantallazos muestran que a las 18:07 Branko Zitkovich no tuvo respuesta e insistió a las 19:03:

      —Cómo va el estudio??

      Tampoco fue respondido. A las 23:03 sonó el teléfono nuevamente:

      —Hola. Cómo estás. ¿Cómo estuvo tu día? —escribió Zitkovich.

      Guissel le respondió y la conversación continuó.

      —Yo igual soy muy de piel. Doy mucho cariño. Me excedo jajaja —comentó Branko Zitkovich a la 1:52 de la madrugada.

      —Yo también… soy muy mamona no solo con mi familia si no con mi chico y mis amigos —respondió Guissel.

      —¿Qué es lo que más te prende? —preguntó Branko Zitkovich.

      —¿A qué te refieres? —respondió la futbolista.

      —Lo que más te activa —dijo él.

      En ese minuto, a las 2:01 Branko Zitkovich la llamó por videollamada pero ella le cortó.

      Un jueves, a mediados de abril, día de entrenamiento, Guissel Carrasco se acercó a dos compañeras del equipo, entre ellas Anaís Novoa, para preguntarle si Branko Zitkovich les había hablado alguna vez en privado por WhatsApp. Ambas dijeron que no. Entonces siguió conversando con Anaís Novoa, porque le tenía más confianza. Le contó lo que le estaba pasando con Branko Zitkovich. La compañera le aconsejó que le dijera a alguien del cuerpo técnico.

      Antes del entrenamiento, Guissel Carrasco quiso ir al baño y una compañera le pidió que le llenara su botella con agua. Al salir del baño la jugadora se encontró con Branko Zitkovich de frente. “Me asusté”, dice, y explica que bajó la mirada de inmediato, pasó por el lado y siguió su camino. “Pero Branko me siguió, me agarró el brazo, me giré y quedé mirándolo. Me preguntó cómo estaba y le respondí”, relata. Decidió continuar su camino, pero “Branko me tomó por la espalda, se me acercó al oído y me preguntó: ¿Quieres hacer cosas locas conmigo?”. Ella dice que quedó paralizada. Cuenta que se le resbaló la botella con agua y que comenzó a llorar. En ese momento personas que se encontraban alrededor comenzaron a mirar, Branko Zitkovich la soltó y para no llamar la atención, le dijo: “tranquila, todo va a pasar”. Guissel cuenta que agarró la botella y corrió a la cancha.

      Nadie se dio cuenta de lo que había ocurrido. Guissel Carrasco dice que se secó las lágrimas para evitar preguntas. “No pude entrenar bien. Tenía mucho miedo, Branko estaba mirando a todas las niñas”, explica. En medio de la práctica se alejó de sus compañeras. Anaís Novoa se acercó y le preguntó qué le pasaba. No logró ocultarlo. Le contó lo que había sucedido.

      Anaís Novoa la impulsó para que le contara a alguien del equipo técnico. “Siempre pensé que Branko tenía más poder que yo y me daba mucho temor que no me creyeran”, explica Guissel Carrasco. Pero la futbolista decidió hablar. Se acercó a Ignacio Cancino, preparador físico y le mostró los mensajes que le había mandado Branko Zitkovich. Cancino le dijo que hablara con Liliana Díaz, la paramédica del equipo. “Como ella era mujer, me podía entender mejor”, fue el argumento que le dio el preparador físico, recuerda la joven.

      Según Guissel Carrasco, contarle a Liliana Díaz fue una muy mala decisión. La jugadora recuerda que la paramédica le dijo que no le contara a su mamá ni a sus compañeras porque ella lo iba a solucionar. Liliana Díaz hizo que Guissel le tomara fotos a las conversaciones con Branko Zitkovich y que se las enviara a su celular. “Después me dijo que borre las fotos, también las conversaciones con Branko y que bloquee su número. Confié y le hice caso”, cuenta.

      Liliana Díaz niega haberle dicho a Guissel Carrasco que eliminara los registros. Luego cuenta que se dirigió a Elian Rosales, jefe técnico de la rama femenina y director técnico de la categoría adulta, y que mientras le mostraba las fotos le dijo: “Hay un problema muy serio y necesito resolverlo ahora. Branko se mandó este condoro”. Elian Rosales recuerda que le pidió que le enviara las pruebas, porque a la mañana siguiente iba al club. “Recibí la información en la noche y a la mañana ya estaba reunido con el gerente”, detalla Elian Rosales.

      Ese jueves la jugadora terminó la práctica entre las 20:00 y 20:30. Recuerda que salió entre las primeras futbolistas que

      abandonaron el recinto. Su padre solía estar esperándola, pero esa noche se demoró. Al salir, se encontró con Branko Zitkovich. Ella cuenta que él la tomó fuerte del brazo y le dijo: “No seas sapa. Sé todo de ti, dónde estudias y dónde vives. Te voy a ir a buscar por lo que me estás haciendo”. Guissel dice que se puso a llorar, que estaba asustada y que le pidió reiteradamente que la soltara. Relata que él dijo que la dejaría ir solo si ella le aseguraba que no diría nada más. En ese momento, cuenta, otras jugadoras comenzaron a salir del estadio y Zitkovich se fue.

      Guissel Carrasco recuerda que estaba muy asustada. Le habían recomendado no decirle a nadie y la angustia, dice, se acumulaba. Esa noche recibió el último mensaje de Zitkovich. Como lo había bloqueado, él le insistió por mensajes de texto. La conversación quedó archivada en un pantallazo.

      —Oye no te enojes, solo quise ser buena onda, que estés bien un abrazo nos estamos viendo— escribió Zitkovich a las 23:40.

      —Por favor déjame tranquila… yo solo quiero cumplir mis sueños no te interpongas en ellos —le respondió.

      Guissel Carrasco cuenta que lloró toda la noche.

      La denuncia contra el coordinador avanzó en Unión Española. Elian Rosales le mostró las pruebas a Luis Baquedano, gerente general del club. Branko Zitkovich fue despedido de inmediato.

      Después de contarlo en el club, durante una semana Guissel se guardó el acoso ante su familia. Pero, como inventaba excusas para no ir a los entrebamientos y no salía de su habitación, su mamá empezó a sospechar. El 30 de abril la familia estaba sentada en la mesa. Marilyn Pizarro decidió conversar con su hija y le comentó que era raro que no quisiera ir a entrenar, que la notaba diferente. Le dijo: “No me digas que pasó algo con algún profe”. La cara colorada de Guissel Carrasco la delató. Decidió contar todo.

      “Tuvieron a mi hija una semana aguantando todo sola, porque en el club le recomendaron que no me dijera nada”, reclama Marilyn Pizarro. El jueves 2 de mayo fue al estadio de Cerro Navia a encarar al director Elian Rosales. Entró sin permiso a la práctica, cruzó la cancha y lo enfrentó: “Sentí que me estaban esperando”, cuenta Marilyn Pizarro. Ella piensa que él tenía preparadas las respuestas: “El club lamenta lo ocurrido y no te preocupes, Branko fue despedido”, recuerda que fueron las palabras de Rosales.

      Para la madre, el despido no era la solución para su hija, porque estaba sufriendo y su estado emocional se agravó con la semana en que enfrentó sola lo vivido.

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