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como cadete en un periodo en el que la Armada española estaba en franco crecimiento, con una hacienda con recursos suficientes para hacer frente a un nuevo concepto de Armada y una más que necesaria organización administrativa de la misma, con unos proyectos de construcción naval más racionales y conformes con los nuevos tiempos y con las nuevas técnicas desarrolladas en otros países que competían con España por la supremacía marítima (Merino, 1981): un periodo crucial en el que la Marina debía asegurar y garantizar la unidad y las relaciones con América y Filipinas. Pero, durante su carrera como oficial de la marina, Martín Lazaga y Uría fue testigo de la decadencia y casi total desaparición de la Armada; así, su hoja de servicio sirve de crónica in situ de la batalla naval de Trafalgar en 1805, a bordo del San Juan Nepomuceno, donde fue hecho prisionero, o de la Guerra de la Independencia, en donde fue de nuevo detenido y enviado a Francia. Tras fugarse con otro compañero, y a la vuelta del rey Fernando VII, solicita que a cuenta de las pagas que se le deben, le adelanten lo necesario para vivir y vestir “con el decoro que exige su clase”30. Su carrera militar, tal como manifiesta su expediente naval, fue discreta, y así lo señalan sus superiores, quienes no tienen duda a la hora de calificarlo como “[…]sin disposición alguna”31. Murió en 1818 sin conocer como oficiales de la Armada a sus tres hijos.

      Figura 1. Árbol genealógico de Martín Lazaga y Carmen Martínez

      Fuente: Archivo Provincial de Cádiz. Secc. Protocolo Notariales. Elaboración J.M.D.

      Su hijo, Juan Bautista Lazaga y Martínez Crespo, ya nacido en San Fernando y dos de sus hermanos, Antonio y Francisco (De La Válgoma, 1944), siguieron la carrera de marino de su padre, al igual que los tres nietos de Martín Lazaga y Uría, hijos de Juan Bautista.

      Juan Bautista contrae matrimonio con Saturnina Garay Fernández del Busto, natural de La Coruña, hija de José Garay de Nueva Orleans, del comercio, cuyo apellido aparece relacionado con la concesión del proyecto para construir una vía férrea de comunicación entre el Atlántico y el Pacífico en el istmo de Tehuantepec (Bühler, 2010). Sus tres hijos, José María, Juan Bautista y Joaquín, fueron marinos casi por mandato testamentario, ya que su progenitor repartiría sus libros y objetos de la carrera entre sus hijos y hermanos marinos:

      José María Lazaga Garay ingresó en la Armada separándose voluntariamente del servicio con el empleo de alférez de fragata el 22 de junio de 1876. Fue nombrado alcalde de la ciudad de San Fernando en dos periodos, 1891-1893 y 1907-1909; y fue elegido senador del Reino por la provincia de Cádiz en varias legislaturas entre los años 1896-1904.

      El tercer hermano, Juan Bautista Lazaga Garay, sentó plaza como aspirante en el Colegio Naval de San Fernando en 1857, y plaza de Guardiamarina de 2ª en 1860. Desde muy pronto fue destinado al Caribe, llegando a La Habana en 1861. Los lazos con América se estrecharon aún más en la familia Lazaga, ya que Juan Bautista contrajo matrimonio con la hija del vicecónsul de Venezuela en Cuba, María Luisa Baralt; de dicha unión nacieron seis hijos, que siguieron vinculados a la vida de la mar. Juan Bautista murió en la batalla de Cuba al mando del acorazado Oquendo en 1898. Pero fue la hija de José María, Lola, casada con José María Chereguini Buitrago en 1899, la que conforma y da cuerpo a este repositorio documental que incluyen, sobre todo, fotos y el intercambio epistolar, entre otros, con su familia y amigos.

      La documentación

      Nuestro objetivo, desde el momento en el que abordamos la tarea de la preservación documental del fondo, fue, y sigue siendo, la clasificación, la ordenación y la catalogación de un legado (Martín Díaz, 2013) disperso y en claro peligro de desaparición por algunos de los factores determinantes que quedan apuntados en este trabajo. La documentación que encontramos en las ruinas de lo que fue la casa solariega de los Lazaga –ya de propiedad municipal– estaba, en el mejor de los casos, metida en bolsas de plástico abiertas y en muy mal estado y, gran parte de ella, esparcidas por varias de las habitaciones del edificio entre vigas caídas y demás materiales provocados por el derrumbe de sus paredes, producto del deterioro que había sufrido el edificio desde el último arreglo superficial al que fue sometido en el año 2001.

      El repositorio, en su mayor parte, está compuesto por más de dos mil cartas y cuatrocientas fotografías, además de revistas, libros académicos de temática profesional y naval, libros de contabilidad, algunos planos, manuscritos, dibujos, tarjetas de visitas, etc.

      La primera actuación que se llevó a cabo ante ese hallazgo, temiendo la posibilidad de otro derrumbe, fue la de recoger y reembolsar el mayor número posible de documentos y trasladarlos a las dependencias del Museo Histórico de San Fernando para, en un primer momento, ordenarla por tipo documental: cartas, fotos, revistas, periódicos, etc.La documentación que se manejó, éramos conscientes, estaba incompleta, y a pesar de ello, intuíamos que permitiría armarpaso a paso la vida de algunos de los protagonistas que aparecerían en ellas o el desarrollo de los avatares familiares. Los huecos documentales respondían, por un lado, a que la familia vendió la casa al Ayuntamiento, por lo que sospechamos que debieron llevarse consigo los documentos que consideraban más importantes o sensibles, y por otro, por las vicisitudes por las que había pasado la casa durante la limpieza para la exposición, una exposición temporal, en la que se tiraron por error, o desidia, objetos

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