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nunca salí a SCENA sino a escena y jamás me miré a un SPECULUM que no empezase por la e de espejo.

      Soy la que suplanta a la x si esta abre la palabra (xilófono, xenofobia), y no doy en cambio excusas (/ekskusas/) para que suene ks en interior de palabra.

      Soy la que manda al psicólogo o al psiquiatra a la p, hundida porque la barro cuando se junta conmigo, empeñada en abrir palabra; si ella empieza la escritura yo soy la única que suena.

      Soy parte del artículo en catalán balear (es / sa), al que llaman artículo salado.

      Soy la que usa una tilde diacrítica en sé quién soy para distinguirse de se sabe.

      Soy el umbral de tus condiciones si me usas.

      Soy la de la voz de arriero so, que antes fue un posesivo masculino so lugar (= su lugar) y hoy es carne de crucigrama.

      Rozando cuatro teclas muy cercanas en el teclado soy seda.

      Y seda silbé en algunas sibilantes medievales perdidas: ts, sh (coraçon, dexar), que en el XVI se deslizaron hasta desaparecer convertidas en z y j (corazón, dejar).

      Ya lo sabes. Yo soy s.

      Me disfrazo de erre

      Este año he pasado de los disfraces típicos: ni payaso, ni pirata, ni enfermera. En carnavales he ido de letra erre. No de ere, sino de erre. Antes la erre era la rr y la ere la r, pero con la Ortografía de 2010, la Real Academia decidió denominar erre a la r y erre doble a la rr. Por si el lector se ha liado, es algo así como:

RRR
Antes de 2010ereerre
Con la Ortografía de 2010erreerre doble

      Así que me compré el disfraz de erre, que se compone de un antifaz alveolar y una capa sonora.

      —¡Guau! —dirá el lector— Esta me está vacilando con esos palabros que usa.

      ¡Un momento, que los explico! Alveolar quiere decir que la s se pronuncia haciendo que la lengua toque los alvéolos dentarios, o sea, los huesos en que se alojan los dientes. Que el sonido sea sonoro quiere decir que las cuerdas vocales vibran al pronunciarlo: ponga sus dedos en el cuello mientras dice na o ra, consonantes sonoras, y compárelo con lo que ocurre cuando dice pa o fa, sordas.

      Sigo con lo de mi disfraz: aposté por este atuendo porque así no necesitaba convencer a los amigos para que fueran como yo, todos vestidos iguales en el grupo. Pude salir con gente disfrazada de vocal e ir en plan vibrante simple diciendo: «Adoro la careta de mi máscara». Luego la noche se hizo propicia y me encontré con alguien más que también se había disfrazado de r, una vibrante como yo, nos dimos la mano (funcionamos juntos, en plan dígrafo, rr) y en un karaoke cantamos «Mi carro me lo robaron».

      ¡Ole esas vibrantes múltiples!, nos jaleaban. Todos sabían que aunque la letra diga robaron, con erre, sonaba como *rrobaron, con doble erre. Y eso de que la letra r sonase como simple o como múltiple según su posición era parte de la magia carnavalera que durante todo el año está latiendo en el alfabeto, con letras disfrazadas de uno o varios sonidos.

      Pero sigo con la crónica de mi noche carnavalera: al doblar una esquina me encontré con alguien disfrazado de /l/, nos dimos un abrazo: ¡amiga ele! Como consonantes líquidas que somos, compartimos una copa y hablamos de cuando intercambiábamos posiciones: ¿Te acuerdas de cuando nos cambiamos el sitio en PARABOLA> parabla> palabra?; ¿y de lo de MIRACULU> miraglo > milagro?

      Un filólogo que nos vio bailando dijo: Mira esas dos consonantes, con el baile de la metátesis. Luego vino uno disfrazado de ene para bailar conmigo y me empezó a dar alergia ponerme a su izquierda, siempre nos pasa igual: n y r nos llevamos mal, pero más o menos lo resolvimos...

      

bien pidiendo refuerzos a la otra erre que había suelta (HONORA> honra),

      

bien intercambiando posiciones: ¡me pongo a tu izquierda, n! (GENERU> gen’ru> yerno),

      

o bien diciendo a la /d/, que es tan socorrida, que se pusiera entre nosotras: (INGENERARE> engen’rare> engendrar).

      Fue interesante ser por unas horas una erre y sentir que yo era parte de realidades como mar, árbol, redondel, y también quitarme el disfraz y seguir respirando, razonando y relatando historias sobre el español.

      Un punto yeyé

      La i griega tiene su punto. Y lo digo en el sentido literal. Cuando se utilizaba en los manuscritos medievales una y, se solía escribir encima de ella un punto para que, si la pluma no hacía un trazo grueso de la línea de caída de la y, no se confundiera a esta con una v. Así puede verse en esta frase de un manuscrito del XV que vemos en la imagen, donde dice este rrey (con ese larga y raya sobre la y).

      El alfabeto romano introdujo la letra ipsilon (Y) del griego, por eso esta letra se denomina habitualmente en España i griega. Y la otra se llama i, normalmente, en España i o i latina. Esta letra y se usaba antes más que ahora, pero con la fundación de la Academia, aparecieron algunas normas que afectaron a su escritura: en 1815 la RAE fijó que solo se usaría y como vocal a final de palabra en secuencias de diptongo (soy, rey y ya nunca más Ysrael, leydo, etc.).

      Los nombres de una i latina y otra i griega eran bonitos representantes dentro de nuestro alfabeto de las dos grandes raíces de la cultura europea. Era algo así como decir por parte de madre tengo una i latina y por parte de padre una i griega.

      Pero no son iguales las cosas en la otra parte de la comunidad hispanohablante. En América llaman ye a la y. Y no es la única diferencia. Al otro lado del Atlántico la be es be larga, be grande o be alta, la uve es ve corta, ve pequeña, ve chica o ve baja y la w es ve doble o doble ve.

      Apelando a la necesidad de sistematizar nuestra forma de llamar a las letras del alfabeto, la Real Academia Española estableció en 2010 una propuesta bastante salomónica de cambio en el modo de llamar a las letras. Admitiendo el nombre común en Hispanoamérica, dictó que la y sería ye; concediendo lo general en España, prescribió que be y uve serían los nombres de ambas letras, quitando los adjetivos de be corta, larga, doble...

      ¿Estamos equivocándonos si decimos que yendo se escribe con i griega en vez de decir que se escribe con ye? No es un error, pero lo cierto es que la RAE no lo recomienda, prefiere ye. Somos los usuarios del idioma quienes dispensaremos de éxito o fracaso a estas propuestas.

      El caso es que la i griega tiene su punto; y, como ha visto el lector, lo tenía materialmente en la Edad Media. Dejando la cabeza volar un poco, podríamos inventar otro nombre para esta letra. Por esa pátina extranjera que no parece haber perdido, por quienes se llaman Fátima, Loli o Mari y firman Faty, Loly, Mary; por el coche Lancia Ypsilon a quien nadie llamará Lancia Ye ni Lancia Y griega; por esa autopista Y que une tres ciudades asturianas, y, en definitiva, por ese punto que tiene la Y, yo propongo que la llamemos

      Y griega yeyé

       Búscate una i griega, una i griega yeyé...

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