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Interestatal. Stephen Dixon
Читать онлайн.Название Interestatal
Год выпуска 0
isbn 9789877121995
Автор произведения Stephen Dixon
Жанр Языкознание
Издательство Bookwire
Su brazo bueno le queda casi completamente paralizado por el disparo así que no puede volver a trabajar, trata de conseguir un empleo como cajero en otros restaurantes pero no hay trabajo o son tiempos difíciles, así que deben reducir algunos puestos y excusas por el estilo o simplemente no quieren tomarlo, piensa, porque ya no se ve saludable y eso no es bueno para el apetito de los clientes o lo que sea, y su ropa está vieja y pasada de moda y el brazo tieso como lo tiene, y su aspecto general desprolijo y posiblemente con cuotas más altas, para ellos, del seguro de salud y accidente por causa de la edad y las heridas, y tal vez piensen en una posible recaída médica en pleno trabajo, o sepan lo que les hizo a esos asesinos años atrás y sientan que de alguna manera la nueva herida se la ha buscado, y no quieran a un arrebatado trabajando para ellos y además si vas a contratar a un cajero o a un tipo para que cuelgue los abrigos o cosas por el estilo, incluso a alguien para atender a los caballeros en los baños de los restaurantes de clase alta, mejor tener a uno que pueda echar del lugar a los indeseables no demasiado amenazantes, o que al menos se vea como que podría hacerlo, encuentra más económico retirarse que trabajar, al menos por el momento, y tomar la pequeña pensión del sindicato que le darán y el seguro contra accidentes por haber sido baleado en el trabajo, que no está tan mal, y dentro de un año la seguridad social completa con la cobertura que ofrece el gobierno, Medicare o Medicaid, la llama a menudo pero después de las cinco y los fines de semana porque puede costar carísimo, es algo que lo aflige, por decir lo menos, que ella siga hablándole del mismo modo formal en que ha venido haciéndolo desde algunos años después de que él entrara en prisión –no solía ser así, con ella, antes, pero entonces era solo una niña y desde luego las cosas eran muy diferentes: él vivía con Lee, una familia, Julie, tenía un buen trabajo y no era un maníaco transitorio y de hecho bastante buen padre, más o menos como el promedio, pensaba, bastante relajado y para nada del tipo intimidante o criticón–, le pide hablar con sus hijos y con Glen casi todas las veces después de hablar con ella pero no hay mucha charla tampoco allí, Glen como que silencioso y, ¿cuál es la palabra?, incómodo o algo por el estilo y reservado, los chicos portándose siempre con timidez o es que no lo conocen lo suficiente, así que no ven por qué deberían pasar tanto tiempo en el teléfono con él, lo cual tiene bastante sentido y él probablemente sentiría lo mismo en su lugar, le dice lo cerca que ha llegado a sentirse de su familia casi exclusivamente por teléfono, ¿no es gracioso?, y que aún le gustaría ir a verlos si es que ella no va a pasar más o menos pronto por su ciudad, pero pensándolo bien ahora mismo no puede costear el pasaje... “Aunque sigo teniendo separado el mismo dinero solo para ti o la escuela de los chicos, quiero que lo sepas, o incluso para ti y Glen si llegaran a perder sus empleos o solo lo perdiera uno de ustedes, y se vieran repentinamente cortos de efectivo... no es demasiado, entiendes, así que no vayas a depositar tus esperanzas, cuando yo muera, de comprar con eso una piscina o construir un ala adicional para tu garaje”, y ella dice: “No albergo esa clase de pensamientos macabros o calculadores, y menos aún sobre lo que obtendré monetariamente gracias a la muerte de quien sea, y no es que no vayas a vivir más allá de los cien, y además solo tenemos un auto y lo dejamos en la calle –Glen toma gustosamente el autobús para ir a trabajar– y por regla general no somos partidarios de la construcción de piscinas privadas en nuestra zona... hay muy pocos días de auténtico calor, es una comunidad más bien artística o profesional, con una manada de doctores en medio, y de mente bastante ecológica, y hay varias piscinas públicas bastante buenas y a precios módicos”, y él: “Era solo una broma, cariño, bromeaba nada más, sobre el garaje y la piscina y mi muerte también”, y ella dice: “Lo sé, pero sentí que tenía que decir algo sobre cómo y dónde vivimos, para que en el futuro no te veas en la posición de prejuzgarnos, eventualmente, o de entendernos mal, y escucha, papá, si tienes tantas ganas de visitarnos, usa los ahorros que guardas para nosotros en un pasaje de avión, y nosotros te acomodaremos al menos por una semana”, y él dice: “No, tengo que dejarte algo, es un absoluto deber en mi mente, después de todo lo que no hice... tal vez gane alguna lotería o buena parte de ella, pero si lo hiciera significaría que habría jugado, y siempre pensé que tirar la plata así era un desperdicio tremendo y un escape idiota... discúlpame, espero que tú y Glen no jueguen a eso”, y ella dice: “Por favor, y ni siquiera sé si tenemos juegos de esos por aquí”.
Hablan por teléfono durante dos años más, de vez en cuando una carta o una postal entre ellos y siempre tarjetas y regalos para Navidad de parte de él, un par de veces ella dice que cree que van a ir al este por una convención, o a visitarlo con uno o dos de sus hijos y tal vez