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y bienintencionado... o algo relacionado con ustedes dos que te lo impida, aunque también sobre eso estoy en la oscuridad total, con mi pésima memoria para las cosas más recientes que una semana”, y ella dice que no y que para referirse al asunto por última vez, eso es todo lo que va a decir, ¿de acuerdo?, y él dice que seguro, “Yo solo decía, no hablaba en serio, entonces te llamaré, cariño, adiós”, y como un mes después ella recibe la llamada de una funcionaria de la ciudad en la que él vive (hubo una cantidad de razones por las que no habían hablado desde su última conversación, cuando ella le dijo que sus planes se habían venido abajo y él pensó que podría tener que ver con él: estaban a la mitad del verano y cuando él llamó se habían ido a pasar dos fines de semana consecutivos en la casa que la madre de Glen tenía en la playa, otra noche estaban cenando en un restaurante a la hora en que él llamó, y después estaba cansado e hizo una siesta que terminó convirtiéndose en seis horas de sueño, y cuando despertó le pareció que era demasiado tarde para llamar incluso con las tres horas de diferencia, otra vez uno de sus hijos tomó el mensaje de que él había llamado pero olvidó dárselo a ella, otra vez fue Glen el que tomó el mensaje después de un breve intercambio, “¿Entonces cómo va?”, “Todo bien”, “Dile que llamé”, “Seguro”, pero discutió con ella cuando volvió del trabajo y después de eso seguía tan enojado que no quería decirle nada, y a la mañana siguiente planeaba decirle que había llamado su padre pero sobre todo hablaron de cómo el sueño suele alisar cualquier mal sentimiento que pueda quedar de las peleas del día anterior, y entonces se olvidó hasta tres días más tarde cuando se dijo: “¿Para qué molestarse?, probablemente vuelva a llamar hoy de todos modos”, ella lo llamó ese día pero él había desenchufado el teléfono porque tenía gripe intestinal o le había hecho mal algo que comió, pero en cualquier caso estaba demasiado débil como para contestar el teléfono, y no quería ser despertado por él ni oír sonar su timbre siquiera, los chicos se habían ido al campamento diurno y ella gritó desde el dormitorio: “¿Estás interesado en hacerme una visita?”, “Eso puedes apostarlo”, y más tarde el teléfono sonó mientras estaban haciendo el amor, y Glen se estiró hacia el teléfono y ella dijo “Déjalo”, y él dijo: “¿Qué pasa si es importante?”, y ella dijo: “Si lo es, volverán a llamar”, compraron una contestadora que grabó su mensaje pero algo funcionó mal ese primer día, o tal vez fuese la manera en que ella la instaló o la conectó a la pared, pero toda la cinta de la jornada se borró y al día siguiente, sin que le hicieran nada nuevo excepto desenchufarla de la pared y volver a enchufarla otra vez, funcionó perfectamente, ella llamó pero él no estaba, pensó en llamarlo dentro de más o menos una hora, pero luego sucedieron varias cosas –llamó Glen y tuvieron una larga charla, uno de sus hijos estaba invitado a dormir en la casa de un amigo y ella tenía que empacarle unas cosas y darle de cenar temprano, porque sabía que no le darían de comer mucho, allá donde iba, salvo caramelos, y luego lo llevó, decidió que la ensalada de papas para el picnic la haría hoy en lugar de mañana, uno de los comederos para pájaros se vino abajo y se rompió, y tomó cierto tiempo arreglarlo y volver a colgarlo en un árbol, en la radio estaban pasando una sonata para piano de Mozart que le resultaba familiar, y quería oírla hasta el final para saber qué número de opus era, se interesó en el último de una serie de artículos sobre el bienestar y los pobres, y entonces se puso a buscar en la pila de diarios de los dos días anteriores los artículos uno y dos– y nunca encontró tiempo para hacerlo, él llamó pero la línea estuvo ocupada durante horas y horas, y se rindió después de casi veinte intentos y se fue a la cama, pensando que la llamaría al trabajo al día siguiente solo para volver a oír su voz y para saber cómo iban las cosas con ella y su familia, después de casi un mes sin hablarse, o incluso más temprano a su casa, si es que se acuerda de llamarla, pongamos, entre las once y diez y las once y cuarto, hora de su ciudad, pero en el correr de esa noche se murió), parece que murió mientras dormía, de ningún modo puede decirse que haya el menor indicio de algo turbio, y puede haber estado muerto entre tres y cuatro días –“Discúlpeme, pero si todo esto le resulta demasiado”, dice la funcionaria, “aunque usted es la persona con quien realmente deseo hablar, puedo conversar de esto con su marido”, y ella dice: “No, está bien, hace tiempo que no veo a mi padre, más de un mes desde la última vez que siquiera hablé con él, y no hemos estado cerca durante muchos años, y no quiero que se decida nada sobre él sin mi intervención directa, así que por favor continúe y si llega a ser demasiado para mí, se lo haré saber”, y la funcionaria dice: “Como le estaba diciendo, y si soy demasiado directa por favor discúlpeme, no es el trabajo sino mi manera de ser... tres o cuatro días puede haber estado... la policía tuvo que romper su puerta porque la vecina a la que le había dejado un juego de llaves extra para emergencias como esta, así como él también tenía un juego de llaves de ella para ese mismo fin, estuvo todo ese tiempo fuera de la ciudad, y porque nadie más en el edificio lo había visto por un largo rato, o el olor... nunca me quedó claro cuál de las razones... en fin, esa no es la cuestión ahora... pero así es como finalmente lo encontraron”– y aunque él dejó dinero suficiente con instrucciones para que su cuerpo fuese cremado y para una pequeña ceremonia en el cementerio, con los familiares y los amigos cercanos, en la que sus cenizas han de ser enterradas sin ninguna inscripción junto a la tumba de su hija Julie, ¿tal vez ella quiere que se haga alguna otra cosa? “Sus instrucciones, junto con dónde está su pasaporte y su cuenta corriente y su número de asociado al sindicato para ayudar con los costos del funeral, y cosas por el estilo, todo eso estaba en un sobre dentro del cajón de su mesita de noche, pero no habían sido certificadas por escribano, las instrucciones quiero decir, o siquiera debidamente atestadas, de manera que usted puede tener la última palabra”, y ella dice: “¿Por qué querría contradecir la voluntad de mi padre”, y la funcionaria: “Según las leyes de sanidad tenemos que darle la chance, siendo usted, hasta donde sabemos –sus instrucciones dicen que lo es y vamos a hacer más comprobaciones– su única heredera, de modo que incluso tenemos que hacerle firmar una autorización para la cremación o entierro regular o la modalidad que finalmente usted decida”, y ella dice: “Eso es a lo que me refiero... ¿qué otra cosa podría querer que no sea lo que él decidió?”, y la funcionaria dice: “Podría no querer que lo cremen, por ejemplo, porque eso fuera contrario a sus creencias, religiosas o de otra clase... consideraciones como esa, en las que usted podría no haber pensado todavía, debido a lo repentino de la noticia”, y ella: “No, así es como quiero proceder yo también... es más fácil para todo el mundo”, y la funcionaria dice: “De acuerdo, y eso es lo que su padre escribió en sus instrucciones, además... él, lo cito, no quiere causarle una molestia a nadie, fin de la cita, pero otra cosa es la ceremonia –y en esto solo estoy tratando de ayudar, no forma parte de mi trabajo habitual–, él escribió que no quiere que ninguna persona religiosa de profesión oficie... que alguien, lo cito, laico y no remunerado, fin de la cita, como él dice, puede hacerlo fácilmente y de esa manera, además, lo cito, le ahorraría a mi hija los costos del ministro o rabino u oficiante, fin de la cita”, y ella dice: “También está bien para mí, quienquiera que él haya elegido... ¿eligió a alguna persona, en esas instrucciones?”, y la funcionaria dice: “Él escribió aquí que la casa de sepelios se hará cargo de la cremación y del servicio en el cementerio, pero no nombró a nadie como orador ni la clase de servicio que quería, secular o de alguna otra clase, así que asumo que eso depende de usted... tal vez, si puedo meter un poco más mi nariz, esa vecina amiga suya sabrá quién era su amigo más cercano –ella tal vez– y quién puede hablar de un modo que se le entienda y llevar adelante un servicio... pero el lugar del sepelio podría ser algo que también deba usted considerar... la verdad es, querida, que aunque su padre mantuvo y pagó a perpetuidad, según dice en sus instrucciones, la tumba de su hermana y varias otras a su alrededor, más algunas parcelas vacías, usted podría no querer que sus cenizas sean sepultadas allí, y en cambio llevárselas consigo en el avión”, y ella dice: “Ahora que lo menciona, para mí no tendría sentido ir al este, tan solo por una ceremonia con gente que mayormente no conozco, y sin siquiera un ataúd al que mirar ni realmente mucho más que ver, excepto las lápidas de mi hermana muerta y de unos abuelos que nunca conocí, de manera que tal vez puedo hacer que la mitad de sus cenizas sean enterradas junto a la tumba de ella, y que el resto me sea enviado y enterrado sin ninguna inscripción con las tumbas de la familia de mi esposo... solo ocuparía una parte pequeña del lugar y estoy segura de que a su

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