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es precisamente lo que viene a traer a los hombres. Es portador de la vida abundante en contraposición a aquel que solo vino a robar, matar y destruir. (10:10)

      El mensaje dualista del cuarto evangelio es una de sus características más notables. Él es la vida pero los hombres han escogido la muerte. Él es de arriba y sus adversarios son de abajo. Él es la verdad pero quien se le opone es portador de la mentira. Él es la luz y quien no lo sigue anda en tinieblas. Él no es de este mundo, pero viene a morar en un mundo que lo rechaza y lo lleva hasta la muerte. “Aunque procede de arriba y habla de lo que es <<verdad>> o <<real>>, Jesús, el Verbo hecho carne, debe usar el lenguaje de abajo para transmitir su mensaje.”54

      El lenguaje de Jesús en Juan es contrastante. A Nicodemo le asegura que tiene que nacer de nuevo aunque este maestro de Israel no podría comprenderlo. A la mujer samaritana le afirma que el que beba del agua que Él puede ofrecer no volverá a tener sed y la mujer le inquiere por ella de manera inmediata, sin entender cabalmente las palabras del que tiene frente a ella. A Natanael le asevera que cosas mayores verá, los cielos se abrirán y los ángeles del Señor establecerán una vía de comunicación continua entre el cielo y el Hijo del Hombre que ahora aparece en la parte baja de la escalera en una alusión directa a la escalera de Jacob en la cual el patriarca ha visto a Dios en la parte superior. (Génesis 28) Ahora el Verbo ha descendido por esta escalera para habitar entre los hombres, y son estos los que tienen que prepararse para ver cosas mayores. “Haciendo referencia al sueño de Jacob, Jesús le indicó a Natanael que el también vería ángeles subir y bajar, pero no en Betel, como en la historia de Jacob, sino sobre el mismo Jesús.”55

      El mensaje de Jesús no empieza con palabras sino con hechos. El Verbo se hizo carne y vino a habitar en este mundo. El Verbo habló sin palabras. Jesús se hizo presente en medio de un ambiente hostil y modeló un estilo de vida contrastante al mundo en el que vino a morar. Habitando en un mundo que se resistía a su anuncio, que desconfiaba de su verdadera identidad y que fue reacio a cambiar sus rasgos esenciales de fe, Jesucristo proclamó un mensaje radical que contrastaba abiertamente con la vida cotidiana de quienes lo recibían.

      ¿Cómo entendieron el llamado a la misión estos primeros discípulos?

      Con toda seguridad no lo comprendieron a cabalidad en primera instancia. No siempre se conoce el segundo paso cuando ya se ha dado el primero. No siempre se sabe cuál es el final del camino a pesar de haber emprendido ya la marcha. Esa incertidumbre es propia del llamado divino.

      Abraham la experimentó al dejar para siempre a los suyos para emprender un viaje sin retorno hacia una tierra desconocida. “La misión es una empresa que se ejecuta en el contexto de la tensión entre la providencia divina y la confusión humana.”56

      Moisés la vivió al recibir instrucciones desde un fuego en el desierto para ir a confrontar al hombre más poderoso sobre la tierra en aquel instante.

      David fue testigo de primera mano de un llamado que no lo llevó al cetro y la corona directamente, sino a la angustia de la persecución a través de montañas, cuevas y desiertos.

      “En dos ocasiones distintas, Pedro recibió el llamado <<Sígueme>>. Fue la primera y la última palabra que Jesús les dijo a sus discípulos (Marcos 1:17; Juan 21:22). Una vida completa existe entre estos dos llamados.”57

      El diálogo de Jesús con Natanael trae consigo un anuncio singular: “cosas mayores que estas verás.” Los cielos se abren para mostrar un atisbo de su gloria. La misión está en acción y para ella se necesitan mensajeros celestiales, agentes humanos y obras poderosas. “Jesús, al hablar con Natanael, le aseguró que el aún no había visto lo que luego sería revelado.”58

      Nuestra generación podría tener una concepción diferente de este anuncio. En un tiempo de esoterismo, una fe dispersa entre muchas opciones y pragmatismo, los oídos posmodernos podrían recibir esta palabra bajo otros parámetros.

      A medida que ciertos conceptos son reemplazados por otros que se acomoden más a la cultura de nuestros tiempos, las mismas concepciones que le dieron fundamento al cristianismo se pueden diluir en propuestas que miradas bajo prismas diferentes, terminen por agrietar la cohesión que el cristianismo anhela mantener.

      “Cosas mayores que estas verás” puede sonar atractivo para los oídos posmodernos, pero desde un ángulo diferente. La búsqueda desenfrenada de algo novedoso transpira entre los hombres de hoy en día, de tal manera que puede encender la ambición de quien anhela saber o tener algo más en un mundo lleno de competencia. En todo caso resulta mucho más cómodo al gusto del pensamiento actual, exigir una respuesta apropiada a los deseos de quien lo pide. En otras palabras, es más apropiado exigirle a Jesús que nos siga, que seguirle en obediencia a su llamado.

      Seguir a Jesús en estos tiempos requiere una sensibilidad intercultural y una contextualización apropiada que permita avanzar en la difusión de su mensaje sin tener necesariamente que desvirtuar su contenido. “Los acontecimientos posmodernos han demostrado que la ciencia no es inherentemente adversa a la fe cristiana.”59

      ¿Qué significa seguir a Jesús y entender sus palabras en el siglo XXI?

      Significa sumergirnos en este mundo actual con las premisas que le caracterizan y desde allí seguir creyendo que su mensaje será siempre vigente y relevante.

      Significa entender un mundo en el cual se renuncia a las utopías y a la idea de progreso de conjunto y se apuesta a la carrera por el progreso individual y aun así apostar por una misión de alcance universal. Un mundo que reconoce los límites de las ciencias modernas en cuanto a la generación de conocimiento verdadero, acumulativo y de validez universal y que al mismo tiempo produce un cambio en el orden económico, pasando de una economía de producción hacia una economía del consumo.

      Significa de alguna manera comprender una cultura en la que desaparecen las grandes figuras carismáticas y surgen infinidad de pequeños ídolos que duran hasta que surge algo más novedoso y atractivo, pero aun así perseverar con un mensaje que surgió 2000 años atrás en un lugar distante del Medio Oriente.

      Significa también aceptar el reto de seguir difundiendo el mismo mensaje antiguo, pero a través de los medios masivos de comunicación modernos que se han convertido en verdaderos centros de poder.

      Significa seguir creyendo en la validez del mensaje que proclamamos, a pesar de que para el mundo actual ha dejado de importar el contenido, para revalorizar la forma en que es transmitido y el grado de convicción que pueda producir. “Hoy se acepta ampliamente en todas las ciencias (tanto naturales como sociales) que la objetividad total es una ilusión y que el conocimiento pertenece a una comunidad y viene influenciado por la dinámica operativa de dicha comunidad.”60

      Significa proclamar la verdad de lo expresado por Jesús en un mundo que ha desmitificado a sus líderes y que cuestiona abiertamente a las grandes religiones. Un mundo que le rinde culto al cuerpo y a la liberación personal y en el que los individuos quieren vivir el presente sin que les importe mucho el futuro que les espera. Un mundo que se rinde ante la tecnología y en el cual el hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones.

      Pero también significa entender la aplicación contextualizada de la misión en el tiempo y en el espacio. Bosch asegura que: “Las profundas diferencias entre aquella época (la época del ministerio de Jesús) y la nuestra implican que no es suficiente apelar de manera directa a las palabras de los autores bíblicos para aplicarlas una por una a nuestra situación.”61

      Entonces ¿Cómo puede interpretarse el llamado de Jesús para las generaciones actuales? Allí radica el gran desafío. “¿Qué puede significar el llamado al discipulado en la actualidad para el obrero, el hombre de negocios, el hacendado y el soldado?”62

      La contextualización de la misión en el presente tiene que ver con la aplicación de la misma en un mundo que percibe las cosas desde otro ángulo a aquel en el cual fueron expuestos los términos de la misión encomendada por Dios. “Es ilusorio creer que podemos penetrar hasta un evangelio puro y libre de los efectos de agregados culturales

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