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disciplinas, sin ostentaciones y con la mesura necesaria para honrar el papel protagónico de la obra literaria, son quizá las lecciones más importantes que imparte y que demuestra siempre, sin importar el escenario y la situación en que presenta los resultados de su hacer investigativo y docente.

       Obras citadas

      Figueroa Sánchez, Cristo Rafael. “Barroco criollo y neobarroco latinoamericano: encubrimiento y artificio”. Universitas Humanística 33 (1991): 78-88.

      ---. Barroco y neobarroco en la narrativa hispanoamericana: cartografías literarias de la segunda mitad del siglo XX. Bogotá: Editorial Universidad de Antioquia y Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2008.

      ---. “El legado novelístico de Germán Espinosa”. Revista de Estudios Colombianos 37-38 (2011): 54-61. ---.

      ---. “El universo literario de Germán Espinosa: un referente indiscutible de la cultura colombiana contemporánea”. Estudios de Literatura Colombiana 8 (2001): 9-38.

      ---. “El vuelo de la paloma en el universo narrativo de Roberto Burgos Cantor”. Fin de siglo: narrativa colombiana. Compilado por Luz Mary Giraldo. Bogotá: Editorial Universidad del Valle y Centro Editorial Javeriano, 1995. 239-255.

      ---. “Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón: la proliferación del enunciado en el discurso narrativo”. Universitas Humanística 25 (1986): 21-37.

      ---. “Horizontes y agendas de los estudios literarios en la actualidad”. XIX Congreso de la Asociación de Colombianistas, 1, 2 y 3 de julio. Medellín: Universidad de Antioquia y Universidad eafit, 2015.

      ---. “La enseñanza de la crítica literaria: entre el concepto y la praxis”. Colonizar lo humano: nuevos linderos de la literatura iberoamericana. Compilado por Paula Dejanon y Cristian Suárez. Medellín: Editorial Pontificia Bolivariana, 2016. 11-20.

      ---. “La explicación de textos en el Departamento de Literatura: una experiencia a través de los cursos”. Universitas Humanística 10 (1979): 203-229.

      ---. “Literatura e historia: otras posibilidades de relación”. Universitas Humanística 26 (1986): 125-131.

      ---. “Memoria y ciudades en la narrativa colombiana contemporánea: el caso de Cartagena de Indias”. Universitas Humanística 61 (2006): 257-271.

      ---. “México y Colombia en la historia literaria hispanoamericana (de las crónicas fundacionales a los albores del modernismo)”. Universitas Humanística 42 (1995): 85-91.

      ---. “Necesidad y vigencia de la teoría literaria/debates y reformulaciones contemporáneas en Hispanoamérica y Colombia”. Estudios de Literatura Colombiana 17 (2005): 161-181.

      ---. “Representaciones literarias de Bogotá (narrativa de Luis Fayad) y de Cartagena (narrativa de Roberto Burgos Cantor)”. Universitas Humanística 57 (2004): 97-115.

      ---. “Romanza para murciélagos y La balada del pajarillo de Germán Espinosa: regreso a la historia reciente y fundación de nuevas geografías narrativas”. Colombia y el Caribe: XIII Congreso de Colombianistas. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2003. 327-339.

      Figueroa Sánchez, Cristo Rafael y Carmen Rosa Valderrama. “Rayuela o el ser de la novela”. Universitas Humanística 22 (1984): 23-48.

      Piglia, Ricardo. Crítica y ficción. Madrid: Penguin Random House, 2014.

      Sarduy, Severo. “El barroco y el neobarroco”. América Latina en su literatura. Compilado por César Fernández Moreno. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1972. 167-184.

      Notas

      1 Para ello, se resaltan en cursivas en los siguientes apartados.

      2 En esa dirección se anota que “la función expresiva del lenguaje interpela la totalidad del lector, reclamando una respuesta vital”, y por mediación de la lectura “nos ponemos en contacto con la parte más íntima del autor, estableciéndose una comunicación totalizante: afectos, sentimientos, emociones” (Figueroa, “La explicación de textos” 214).

      3 El enunciado con el que se cierra su libro sobre el barroco demuestra cómo esa relación afectiva con la literatura persiste inconmovible: “Entonces, si la reflexión sobre el barroco hizo que Eugenio D’Ors se reconociera como un hombre perpetuamente enamorado de una categoría, y si el barroco mismo se constituyó en una pasión para Jean Rousset, el estudio de la versión hispanoamericana no sólo ha sido apasionante, sino que nos ha permitido reconocer y revalorar los pliegues que han modulado en distintas intensidades nuestro imaginario cultural y literario” (Figueroa, Barroco y neobarroco 262).

      4 Al respecto, Figueroa anota que debe evitarse la “aplicación acrítica de modelos resumidos, los cuales no solo constriñen la mirada, sino que a lo sumo ilustran o conceden la razón al autor del abstract, dejando de lado la contextualización de la lectura, el espacio existencial de la valoración crítica y el riesgo interpretativo” (“La enseñanza de la crítica” 14).

      5 En “Necesidad y vigencia de la teoría literaria/debates y reformulaciones contemporáneas en Hispanoamérica y Colombia” se ofrece al lector un listado de algunas categorías consideradas como renovadoras (167-168).

      6 En esa dirección se aboga por el conocimiento y el dominio de categorías críticas por parte de los estudiantes, ya que, al permitir que estos “conozcan la procedencia, el lugar epistemológico y el ámbito sociocultural donde aquellos se producen”, se logran varios propósitos pedagógicos: “se desarrolla el pensamiento analógico y se afina la percepción”, y estos procesos, a su vez, “generarían propuestas de lectura en los estudiantes, quienes entonces podrían optar/crear sus propias categorías de valoración y controlar la cobertura de su mirada en relación con la historia de intertextualidades que ellos construyen y que a su vez los construyen” (Figueroa, “La enseñanza de la crítica” 13-14).

      7 Bien puede considerarse esta como una premisa fundamental de esta propuesta de lectura crítica e interpretativa. Ya en el año 1979, Cristo Rafael anotaba que, en la explicación del texto, “nos importa mucho leer al autor y a su mundo a través de la obra” (“La explicación de textos” 208); por lo tanto, el punto de partida “será la lectura atenta, respetuosa y comprensiva del texto […]. Por esta razón, la iniciación en la literatura es la introducción al conocimiento directo de la obra literaria y este se logra mediante una minuciosa y sistemática tarea analítica realizada sobre el texto mismo” (209).

      8 Se advierte, eso sí, que la cooperación entre estas disciplinas no supone sujeción por parte de los estudios literarios, ni la pérdida de la naturaleza estética y singular de la obra literaria. Para ampliar esta idea pueden consultarse el artículo “Necesidad y vigencia de la teoría literaria/debates y reformulaciones contemporáneas en Hispanoamérica y Colombia” (2005) y la conferencia “Horizontes y agendas de los estudios literarios en la actualidad” (2015).

      9 Este modo de proceder responde, además, a la recomendación dirigida a los profesores y estudiantes de crítica literaria, según la cual el crítico no debe dejar de lado “la contextualización de la lectura, el espacio existencial de la valoración crítica y el riesgo interpretativo” (“La enseñanza de la crítica” 14).

      10 A este propósito anota: “la clave consiste en entender que frente a lo canonizado existe un corpus vivo de cuyas lecturas se desprenden visiones que deconstruyen ideologías, afirman búsquedas ocultas o permiten reubicar los mismos textos canónicos” (Figueroa, “Necesidad y vigencia” 167).

      11 Así lo advierte Figueroa desde 1979, cuando se propone una “lectura estructural del texto, […] en el sentido de establecimiento de relaciones, por parte del lector” (“La explicación de textos” 218).

      12 En su conferencia del año 2015, en el XIX Congreso

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