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el trabajo y la paciencia de cada uno de los autores que participaron en este volumen, de quienes destaco su aprecio intelectual y personal por el maestro y amigo que aquí celebramos, así como el apoyo que a este proyecto le dieron desde su inicio Germán Mejía Pavony, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana; Juan Felipe Robledo Cadavid, entonces director del Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana; Ana María Noguera, coordinadora de publicaciones de la Facultad de Ciencias Sociales; Nicolás Morales Thomas, director de la Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Jhon Mesa, su editor general, y Camilo Sierra, editor encargado de este volumen. La entrevista que cierra este libro se publicó originalmente en el libro Pensamiento educativo en la universidad: vida y testimonio de maestros, editado por Fabiola Cabra-Torres (Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2016); la reproducimos aquí con su autorización. Mi gratitud también a Juan Pablo Díaz Clavijo, por su oportuna y valiosa ayuda en el cierre de este libro.

      MARÍA PIEDAD QUEVEDO ALVARADO

       El trazado

      Clemencia Ardila-Jaramillo

      En el año 2015, en su participación como conferencista central del XIX Congreso de la Asociación de Colombianistas, Cristo Rafael Figueroa Sánchez se presentó como “docente, investigador, crítico y divulgador” de la literatura. Esta enumeración da cuenta de los diferentes ámbitos de su desempeño: como pedagogo, a través de cursos y seminarios; como conferencista, en simposios y congresos nacionales e internacionales; como lector crítico de la literatura hispanoamericana y, muy especialmente, de la colombiana, y como escritor, reseñista y promotor de escritores del país, en revistas, coloquios y entrevistas. La voz del profesor, del investigador, del crítico y del divulgador la han escuchado no solo quienes viven en Bogotá, su sede desde hace muchos años, sino también quienes hacemos parte de otras regiones. En una suerte de movimiento de descentramiento –quizá a tono con los movimientos de la cultura y la literatura en los últimos tiempos, como bien lo señala Cristo Rafael–, sus clases, sus conferencias y sus textos han hecho presencia en otras instituciones del territorio, como la Universidad de Antioquia, la Universidad eafit, la Universidad Pontificia Bolivariana, la Universidad del Valle, la Universidad Tecnológica de Pereira, la Universidad del Norte, la Universidad de Cartagena y muchas otras situadas más allá de los límites de la República, en Estados Unidos y en México, por ejemplo.

      Sin embargo, lo que interesa destacar en este momento es que dicha enumeración desliga, por razones prácticas y culturales, actividades estrechamente relacionadas, por cuanto involucran siempre –y en el caso de Cristo Rafael de una manera decidida, rigurosa y comprometida– la lectura y la escritura. Es del lector y del escritor, quienes se visten con el ropaje del profesor, del investigador, del crítico y del divulgador, según las exigencias de nuestra cultura, de quien se quiere seguir su rastro en este texto, y aventurarnos entonces a validar la afirmación del escritor argentino Ricardo Piglia, quien anota: “La crítica es una forma moderna de la autobiografía. Uno escribe su vida cuando cree escribir sus lecturas. ¿No es a la inversa del Quijote? El crítico es aquel que encuentra su vida al interior de los textos que lee” (13).

      Son diversos los formatos –ensayos críticos, conferencias, coloquios, sesiones de clase, libros– y múltiples los textos en los que, en cada trazo de su escritura, Cristo Rafael deja algo de sí mismo, de su pasión por la literatura, de su mirada emotiva y crítica, apasionada y analítica sobre las obras literarias, sobre los movimientos estéticos.

      Asumimos, pues, las sesiones de clase que como estudiantes vivimos, las conferencias y coloquios que como discípulos y amigos escuchamos, y los ensayos que como colegas leemos, subrayamos y discutimos, como el material por medio del cual se puede reconstruir una vida intelectual, como el insumo para trazar una cartografía con algunos de los rasgos que identifican su propuesta de lectura, explicación e interpretación de una obra literaria. Volver sobre algunas notas de clase en las que se destacan rasgos del barroco y del planteamiento estético de sor Juana –que conservo desde hace más de veinticinco años en mi reducido archivo de “inolvidables experiencias de lectura”–; releer algunos de los artículos sobre la obra de Domínguez Camargo, Germán Espinosa, Roberto Burgos Cantor, Andrés Elías Flórez, Albalucía Ángel, Luis Fayad, Parra Sandoval, Julio Cortázar, Fernando del Paso, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, entre otros; y, en fin, revisar las reflexiones acerca de la literatura, su estatuto y su lectura que, desde los años ochenta hasta el presente, forman parte de las preocupaciones de Cristo Rafael significa revisitar una propuesta de lectura crítica de obras, autores, teorías literarias, valoraciones estéticas y presupuestos históricos, culturales y sociales.

      Este recorrido es el que se quiere compartir en este artículo, propósito para el cual se seleccionaron algunos términos convergentes en su escritura,1 cuya resonancia significativa, dentro del proyecto investigativo, crítico y divulgador de Cristo Rafael, se busca demostrar a continuación. En efecto, dichos términos actúan como puntos de referencia del mapa que se quiere trazar y ayudan a seguir el desarrollo de una propuesta de lectura que se presenta en dos momentos: el primero, “Praxis cr ítica”, enfatiza en las destrezas del lector crítico y en el papel de los estudios literarios al momento de analizar una obra literaria; el segundo, “Diálogo interdisciplinario”, señala la necesidad de involucrar saberes y disciplinas diversas por parte del crítico, con el fin de dinamizar las diversas dimensiones significativas del texto. En uno y otro se cifra la propuesta de una lectura en filigrana en la que, paso a paso, el lector teje y desteje los hilos –discursivos, retóricos, diegéticos, culturales– con los cuales un autor configura una propuesta estética y literaria.

       Praxis crítica

      Esta expresión se toma como núcleo central de un recorrido en el que, desde la perspectiva del docente y pedagogo de la literatura, primero, y más tarde, como crítico e investigador, se desarrolla una propuesta de lectura con propósitos críticos. Además de los múltiples ensayos respecto a escritores colombianos e hispanoamericanos en los que es posible inferir un modelo de lectura, cuatro textos de reflexión acerca de la relación entre teoría, crítica e historia literarias, y sobre la enseñanza de la literatura, dan cuenta de algunas de las premisas en las que se sustenta dicha propuesta: “La explicación de textos en el Departamento de Literatura: una experiencia a través de los cursos” (1979); “Necesidad y vigencia de la teoría literaria/debates y reformulaciones contemporáneas en Hispanoamérica y Colombia” (2005); la conferencia dictada en el XIX Congreso de la Asociación de Colombianistas en 2015, “Horizontes y agendas de los estudios literarios en la actualidad”, y el que es quizá el último aporte a esta discusión, “La enseñanza de la crítica literaria: entre el concepto y la praxis”, conferencia dictada en el I Simposio de Estudios Literarios y publicada en el 2016 como prólogo al libro que recoge las memorias de este evento académico. La experiencia del docente, el ejercicio del crítico literario y la voz del investigador confluyen en estas reflexiones, así como en documentos en los que se encuentran algunas nociones y posiciones de estudiosos de la literatura y de la cultura respecto al ejercicio de la crítica literaria.

      Un interés didáctico y pedagógico motiva las primeras aproximaciones sobre el modo de proceder del crítico literario en el ensayo de 1979, en el que, como su título lo anuncia, se presenta la fundamentación teórica y didáctica del curso Explicación de Textos, del programa de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. En este escrito, se busca articular una propuesta de lectura consciente y metódica de la obra literaria para, a partir de aquella, proceder después a una valoración crítica. Los calificativos de tal lectura como consciente y metódica establecen, de hecho, una concepción en

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