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Sin miedo al fracaso. Tompaul Wheeler
Читать онлайн.Название Sin miedo al fracaso
Год выпуска 0
isbn 9789877982893
Автор произведения Tompaul Wheeler
Жанр Документальная литература
Серия Lecturas devocionales
Издательство Bookwire
De ida y de vuelta
“Así fue como el Señor los dispersó por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad” (Gén. 11:8).
Luego de que el diluvio destruyó el planeta dejando apenas un puñado de sobrevivientes luchando por adaptarse a un mundo nuevo, Dios renovó su pacto con su pueblo. Primero, envió viento para separar el agua de la tierra seca, tal como lo hizo en su creación original.
Dios les había dicho a Adán y a Eva: “Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla” (Gén. 1:28, NVI). Ahora les decía a Noé y a sus descendientes que hicieran lo mismo, con la diferencia de que ahora los animales del mundo les temerían. Así como Dios dijo a Adán y a Eva que comieran frutas y verduras, también le dijo a Noé: “Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento. Yo les doy todo esto” (Gén. 9:3, NVI).
Aunque los descendientes de Noé se multiplicaron como Dios les ordenó, ignoraron la parte que los instaba a extenderse y llenar la tierra. “Tenemos que mantenernos unidos, o terminaremos dispersos”, dijeron, por lo que se trasladaron al este, hacia Sinar (tal vez lo que hoy conocemos como Sumeria, en el actual Irak, donde decidieron ver qué podrían lograr sin la ayuda de Dios. Pensaron que podían “hacerse un nombre” (vers. 4, RVR95), ya que, anteriormente, las cosas y las personas siempre eran bautizadas según el nombre de alguien más: la creación de Dios, los animales de Adán, los hijos de fulano, etcétera. Pero los presuntuosos habitantes de Sinar tenían un problema de ego.
Ese pueblo llamó a su ciudad Babel, que significaba “puerta de los dioses” (de donde proviene el nombre Babilonia), pero debido a una palabra hebrea de sonido similar que significa “confusión”, así es como los recordamos. Cuando intentaron construir una torre que llegara hasta el cielo (y que tal vez pensaban que los protegería de otra inundación) Dios decidió que había llegado el momento de intervenir. Antes de ese acontecimiento, todos hablaban el mismo idioma, así que Dios hizo que comenzaran a hablar idiomas distintos, lo cual produjo que se crearan grupos que se podían entender entre sí, y que luego se marcharon a otros lugares.
Dios no deseaba que existieran divisiones; así que, comenzando con Abraham (en quien todas las naciones serían bendecidas), Dios ha obrado para unir nuevamente a la raza humana. En la Nueva Jerusalén, la gran ciudad de Dios, todos los pueblos, lenguas y naciones finalmente se reunirán para siempre.
14 de febrero - Ciencia
Por qué a los adolescentes les encanta la emoción
“Cierto día Jonatán, el hijo de Saúl, dijo a su ayudante: “Ven, crucemos el río y ataquemos al destacamento filisteo que está al otro lado ” Pero Jonatán no dijo nada de esto a su padre” (1 Sam. 14:1).
Casi siempre tienen hambre y duermen poco. Se adaptan fácilmente y son increíblemente talentosos. Y la mayoría ni siquiera se han graduado de secundaria…
Antes, la gente pensaba que los adolescentes eran como adultos, solo que más jóvenes. “Si puedes hacer bebés, también puedes trabajar”. “¡Haznos sentir orgullosos, muchacho!” Sin embargo, en el mundo de hoy, es más probable ver cómo a los adolescentes se los juzga y critica. Los políticos prometen “mano dura” con la delincuencia juvenil; los periodistas de televisión se explayan en las últimas tendencias perturbadoras en el comportamiento de los adolescentes; y las autoridades desean que los jóvenes actúen como adultos, pero no los dejan.
De repente, debido a una explosión de neurotransmisores nuevos en sus cerebros, los adolescentes comienzan a reprogramarse, causando que anhelen lo novedoso y lo extravagante. Mientras tanto, una mayor cantidad de dopamina en el cerebro estimula la anticipación de la recompensa, y de repente ese adolescente que hasta ahora había rechazado los estimulantes artificiales, los disfruta.
Estudios realizados con ratas demuestran que, antes de la pubertad, estas evitan drogas como la cocaína, pero de repente las desean en la adolescencia. “Las ratas y las personas mayores no se sienten atraídas por la cocaína. […] Cuando vemos el abuso de estimulantes según la edad, hay muy poco riesgo hasta que se llega a la pubertad. […] Pero entre los once y los catorce años, el riesgo es cuatro veces mayor”. Esta investigación explica por qué casi ningún fumador comienza el hábito después de los veinte años.
Sin embargo, escribe Robert Epstein, ex editor de Psychology Today, “la verdad es que los adolescentes son tan competentes o virtualmente tan competentes como los adultos en una amplia gama de habilidades. Estudios sobre inteligencia, habilidades perceptivas y funciones de la memoria, demuestran que los adolescentes son en muchos casos muy superiores a los adultos. […] Casi sin excepción, el comportamiento imprudente e irresponsable de los adolescentes es la manera que ellos tienen de declarar su adultez o, a través del embarazo o de cometer delitos graves, convertirse instantáneamente en adultos para la ley. […] Sin embargo, cuando tratamos a los adolescentes como adultos, casi inmediatamente se ponen a la altura del desafío”.
Tal vez depende de la iglesia liderar el camino.
15 de febrero - Espiritualidad
¿Saldrá esto en el examen?
“El Señor puso su mano sobre mí, y me hizo salir lleno de su poder, y me colocó en un valle que estaba lleno de huesos” (Eze. 37:1).
El último año de secundaria, la clase en la que me fue mejor eran anatomía, impartida por el incomparable señor Lee.
El Sr. Lee nunca levantaba la voz ni contaba chistes, pero a mis compañeros y a mí nos caía fenomenal. Tenía una facilidad increíble para que la anatomía fuera fascinante y divertida. Aprendimos que cada agujero y protuberancia de nuestro cráneo tiene su propio nombre, como la protuberancia occipital interna (donde las cuatro partes principales de la parte superior del cráneo se fusionan) y el agujero occipital (la ranura por donde entra la médula espinal). Aprendí que, a la hora de realizar una disección, no hay nada como escoger a un compañero de laboratorio inteligente, pero con buen pulso (gracias, Sean).
En una ocasión en la que el Sr. Lee anunció un examen sobre el esqueleto, sabíamos que no debíamos preocuparnos. Nos fuimos a estudiar a la biblioteca, donde memorizamos los nombres de los huesos desde el cráneo hasta las falanges. ¿Húmero? Me lo sé. ¿Fémur? Me lo sé. ¿Vértebra torácica? Me lo sé. Solo teníamos que recordar cuál estaba conectado con cuál. El hueso de la cadera está conectado al de la pierna (también conocido como fémur). El hueso de la pierna está conectado al de la rodilla (también conocido como rótula). Tan fácil como un rompecabezas.
Entramos al aula confiados, listos para la ronda de preguntas. Pero las sonrisas con las que llegamos ese día desaparecieron. Algo no salió como esperábamos. Había huesos esparcidos en varios lugares del salón, despojados no solo de músculos y piel, sino de contexto. No era la actividad para la que nos habíamos preparado. ¡Parecía más la escena de un crimen! Cuando terminó la prueba, todos sabíamos que nos había ido mal (bueno, excepto Sean).
Cuando nos entregaron las notas, descubrimos que el Sr. Lee había ignorado el puntaje más alto y le había dado un diez al segundo. Gracias a ese ajuste, pude pasar el examen y la materia. Hoy Sean es enfermero, y yo, bueno, me casé con una neuróloga.
Por mucho que nos preparemos para el día del juicio final, no sabemos ni la mitad. La única forma en que pasaremos la prueba es a través de la gracia de Dios, con el puntaje perfecto de Jesús, que sustituye nuestros infructuosos intentos de aprobarlo por nuestra propia cuenta.
16 de febrero - Vida
Camina seguro con Jesús a tu lado
“En la tranquilidad y la confianza estará su fuerza” (Isa. 30:15).
Si conoces las películas de Jackie Chan, tal vez te has fijado en que cada escena es básicamente