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para discernir la marcha evangelizadora bajo el impulso del Espíritu y la guía de los pastores. Las asambleas son tiempos y espacios privilegiados de comunión para descubrir el paso de Dios auscultando los nuevos signos de los tiempos. La reunión de Jerusalén (Hch 15,4-29) que resolvió la crisis judaizante se expresó con la fórmula: «El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido…» (Hch 15,28). En ella participaron, de forma diversa, «los apóstoles, los ancianos y la Iglesia entera» (Hch 15,22). Ella es el paradigma del discernimiento espiritual, comunitario y apostólico en la historia de la Iglesia. El Papa jesuita, en la escuela ignaciana, invita a discernir juntos la voluntad de Dios para seguir caminando.

      5. Francisco propone una Iglesia sinodal empleando la imagen de una pirámide invertida.

      La sinodalidad, como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos ofrece el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico… Jesús ha constituido la Iglesia poniendo en su cumbre al Colegio apostólico, en el que el apóstol Pedro es la «roca» (cf. Mt 16,18), aquel que debe «confirmar» a los hermanos en la fe (cf. Lc 22,32). Pero en esta Iglesia, como en una pirámide invertida, la cima se encuentra por debajo de la base66.

      La pirámide invertida de la sinodalidad señala una forma de sentir, pensar y obrar en la Iglesia.

      6. Esta inversión surge de la «revolución copernicana» producida por la constitución Lumen gentium. Al poner el capítulo segundo De Popolo Dei entre el primero, dedicado al misterio de la Iglesia, y el tercero, dedicado a su constitución jerárquica, introdujo una novedad doctrinal en la historia del magisterio y la teología. «Pueblo de Dios» designa el conjunto de los fieles cristianos, la Iglesia en la totalidad de sus miembros, el primado de la antropología cristiana. Afirma la igualdad bautismal fundamental de todos los miembros del Pueblo de Dios —previa a toda diversidad— por la inserción en el misterio de Cristo y la participación en su misión salvífica.

      7. Francisco asume y repiensa el orden paradojal de la sinodalidad, según el cual la base del Pueblo de Dios es situada arriba, en la cúspide de la nueva figura piramidal, y el vértice petrino del ministerio apostólico se coloca abajo, dando un nuevo punto de apoyo. Este orden invertido mira el ministerio jerárquico —colegial y primacial— como servicio a la comunión del Pueblo de Dios. Ghislain Lafont hace una aguda observación sobre esta teología desarrollada por Francisco que vincula el primado del Amor de Dios y la primacía del Pueblo de Dios: «El orden sinodal es una manera de expresar el primado del Amor-Misericordia (de Dios) en el nivel de la Iglesia»67. Esta teo-lógica se expresa en las respectivas figuras del poliedro y la pirámide invertida.

      8. Para el Papa una Iglesia sinodal implica renovar las instituciones que canalizan actitudes de escucha, diálogo, aprendizaje, iniciativa, recepción, intercambio, cooperación y participación. La doctrina del sensus fidei del Pueblo de Dios (LG 12), expresa el carácter de sujeto activo de los bautizados en el Espíritu de Cristo. La sinodalidad se expresa a nivel diocesano e interdiocesano en consejos, asambleas, sínodos, conferencias. A nivel de los procesos sinodales de la Iglesia entera procura integrar las voces del Pueblo de Dios, el Colegio Episcopal y el sucesor de Pedro.

      Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra «Sínodo». Caminar juntos —laicos, pastores, Obispo de Roma— es un concepto fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica… Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar «es más que oír» (EG 171). Es una escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, colegio episcopal, Obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu Santo, el «Espíritu de verdad» (Jn 14,17), para conocer lo que él «dice a las Iglesias» (Ap 2,7)68.

      En esta dirección, en el presente año 2018 se conoce un nuevo documento de la Comisión Teológica Internacional dedicado a «La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia».

      VI. EL PARADIGMA: UNA REFORMA GUIADA POR LA CONVERSIÓN MISIONERA

      1. Una reforma es un cambio hacia un estado mejor. Enseña Santo Tomás que las reformas buscan alcanzar una situación mejor: «in melius reformantur» (ST I, 45, 1, ad 1um). «Los cambios se especifican y dignifican no por su término ‘a quo’ sino por su término ‘ad quem’» (ad 2um).

      2. Para Francisco la reforma es un proceso de conversión misionera —personal, comunitaria, pastoral, institucional— de todo el Pueblo de Dios y todos en el Pueblo de Dios. «La reforma de la Iglesia en salida misionera» (EG 17) se orienta a ser más plenamente «una Iglesia en salida» (EG 20-24). Las fórmulas «pastoral en conversión» (EG 25-33) o «conversión misionera» (EG 30) sintetizan la propuesta de Aparecida sobre conversión pastoral y renovación misionera (A 365-372).

      3. La novedad del pontificado de Francisco está relacionada con la novedad de Aparecida. Ayer Bergoglio contribuyó con Aparecida; hoy Aparecida contribuye con Francisco. Él la asume con fidelidad creativa y pone la conversión misionera en el corazón de su programa reformador.

      No obstante, destaco que lo que trataré de expresar aquí tiene un sentido programático y consecuencias importantes. Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de la conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están (EG 25).

      El espíritu de Aparecida se puede resumir en las frases nuevo Pentecostés y conversión pastoral. La V Conferencia significa un paso del Espíritu para intensificar nueva evangelización misionera (A 13) y permanente (A 551). Propone «una actitud de permanente conversión pastoral» (A 366) de todas las comunidades de los discípulos misioneros (A 368). «Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales» (A 365).

      4. La Ecclesia semper reformanda es una Ecclesia in statu conversionis y una Ecclesia in statu missionis. La conversión misionera es la clave y la meta de una reforma de la Iglesia. Para Francisco «la salida misionera es el paradigma de toda la Iglesia» (EG 15). El Papa aplica su distinción entre la misión paradigmática y la misión programática69. Este programa convoca a reformar todas las estructuras eclesiales «para que se vuelvan más misioneras» (E 27), lo que incluye la conversión del papado y las estructuras del gobierno central de la Iglesia (EG 32).

      5. Francisco plantea la conversión misionera de la Iglesia desde las periferias del Sur. Este proceso verifica de un modo nuevo lo afirmado en 1950 por Yves Congar. Varias reformas fueron inspiradas en un retorno a la pobreza evangélica y generaron un nuevo compromiso con los pobres. Este pontificado vuelve a reconocer el protagonismo de las periferias y los periféricos70.

      Las iniciativas vienen sobre todo de la periferia. Con razón se ha dicho que la historia progresa desde las márgenes. Las márgenes están más cerca de la periferia que el centro. Además este, por su vocación propia de guardián de la estructura, prefiere lo definido a lo que busca y aspira a ser definido… La historia enseña también que las reformas emprendidas tan solo desde arriba, sin amplia participación de los elementos de la base, periféricos y populares, tienen poca eficacia… Pero si la mayoría de las iniciativas provienen de la periferia, si las reformas no tienen posibilidad de lograr más que si se apoyan sobre amplias corrientes apostólicas, unas y otras solo pueden realizar una reforma de la Iglesia, una reforma en la Iglesia, y no una ruptura, si son asumidas por la Iglesia, incorporadas en su unidad: eso se hace, concretamente, mediante la declaración y la aprobación de las autoridades, la consagración conferida al profetismo por la apostolicidad… En nuestra obediencia al Espíritu se halla inserta una especie de tensión, es decir, una relación entre dos polos igualmente necesarios. Y esta obediencia solo es plenamente verdadera si alcanza estos dos polos y llena el espacio que los separa. Los dos polos son la iniciativa periférica y su consagración por el centro…71.

      6. Francisco promueve una reforma de la Iglesia y una transformación del mundo desde las periferias de los pobres y a la luz de la fe en Cristo: «El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo “se hizo pobre” (2 Cor 8,9)» (EG 197). Por eso él desea una Iglesia pobre y de los pobres. La opción preferencial por los pobres es el vínculo profundo entre todas las

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