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Supuestos para un diálogo. Cristián Sotomayor Larraín
Читать онлайн.Название Supuestos para un diálogo
Год выпуска 0
isbn 9789561427037
Автор произведения Cristián Sotomayor Larraín
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Lo incondicionado es lo que no tiene condiciones para ser y, por lo tanto, necesariamente es, porque no hay condición que lo afecte. Todo lo mundano o relativo es, en cambio, condicionado y si no se cumple alguna de sus condiciones de posibilidad, no es; solo es cuando se cumplen todas las condiciones necesarias para que sea.
Lo incondicionado es independiente en sí mismo, pero todo lo demás tiene relación con él y por eso no es independiente de él.
El ser incondicionado es uno de los caracteres fundamentales del ser absoluto. Como tal, no solo se supone que es independiente, sino que se afirma que todos los demás seres dependen de él; lo incondicionado es por ello a la vez lo Condicionante por excelencia”.13
Un ser absoluto o incondicionado es subsistente en sí mismo y no en o por otro distinto de sí mismo. Lo que es por sí mismo y no por otro, es sin principio externo a sí o causa distinta de sí. Su condición se llama aseidad, de a se (desde sí mismo), que se entiende como contrario a lo que es ab alio (=desde otro) como sucede con toda realidad mundana o creada, toda aquella que no es absoluta sino relativa. Un ser absoluto o incondicionado es necesario, se distingue lógicamente del ser contingente, aquel que —aunque de hecho existe— pudiera no existir porque no tiene necesidad de ser.
Realidad extramental de lo absoluto
¿Hay realidad absoluta? Conviene abordar esto en dos etapas, primero preguntándose si existe mentalmente, e.d., como concepto; y luego, si existe extramentalmente, e.d., independientemente del pensamiento; o, de otro modo: si hay correspondencia entre el concepto y algo fuera de la mente a lo que el concepto se refiera.
Conceptualmente o en la mente, la noción de absoluto es exigida por la noción “relativo”. Relativo es lo que está en relación con algo distinto de sí, y por eso depende —en algún sentido— de algo distinto de sí, por lo cual ya no es totalmente independiente. Todo lo mundano es relativo y por esto no se puede dudar de que hay realidades relativas. Si hay relativo, no podemos sino pensar que hay —al menos, conceptualmente— absoluto, porque esos conceptos —relativo y absoluto— se piden el uno al otro, como chico pide grande. En la mente, por lo tanto, hay absoluto. Es necesario como par lógico de lo relativo, porque lo lleva como su sombra, implícitamente.
Extramentalmente: no todo lo pensable tiene que tener —necesariamente— realidad extramental. De modo que podría pasar que el ser Absoluto fuese solo un concepto sin correlato extramental, e.d., un concepto vacío. En estas condiciones no es de extrañar que sea un tema discutido el de la realidad extramental de lo absoluto. Hay un ateísmo que consiste precisamente en afirmar la irrealidad extramental del concepto “Dios” y los que afirman que hay Dios —los teístas— sostienen, en cambio, que ese término tiene realidad extramental, e.d., que, independientemente del hecho de ser pensado, hay una realidad fuera de la mente del pensante a la que se refiere el concepto pensado.
Entender qué es el planteamiento filosófico de la cuestión de Dios será importante para entender el planteamiento deísta y algunos planteamientos ateos sobre Dios.
Nota sobre la expresión “existencia” de Dios
La realidad o no realidad extramental de lo absoluto es lo que se suele llamar la cuestión de la existencia o no de Dios. Aunque es una expresión aceptada en la literatura tanto filosófica como teológica, y muy frecuente en el diálogo no científico sobre el tema, me parece una expresión poco adecuada. Insinúa algo falso que puede desviar el pensamiento ocultando la verdadera realidad de lo absoluto.
Existir es un modo del ser, aquel que corresponde a los hombres, que se van existenciando, e.d., haciendo realidad su esencia, pero no debiera hacerse sinónimo de ser absolutamente, e.d., en cualquiera de los modos del ser. Es claro que una piedra y un hombre son, pero de modos muy distintos. La piedra, en este sentido estricto del término existir, no existe, aunque haya piedras y muchas.
No conviene confundir esos modos con un mismo término, diciendo que ambos existen. Me parece mejor decir que ambos son y luego distinguir sus modos de ser. Decir que Dios existe es insinuar que tiene algún parecido en su modo de ser con las realidades mundanas que decimos que existen: una piedra, un hombre, un vegetal, etc., esa insinuación es falsa porque nada de lo mencionado es absoluto. Prefiero decir, por lo tanto, que hay Dios, porque la expresión es amplia, deja todavía espacio para precisar su modo de ser.
Cómo se accede al conocimiento de tal realidad (prólogo epistemológico)
A este tema está dedicado el segundo capítulo, de modo que aquí solo diremos algunas cuestiones generales sobre el tema, que son necesarias para dar equilibrio a este capítulo.
En general, hay dos modos del conocimiento humano: el directo, llamado también intuición14, y el indirecto, la inferencia15. La intuición puede ser sensorial o intelectual. La sensorial es, p.ej., que esta mesa está fría, lo sé tocándola. La forma intelectual se da en el conocimiento de los axiomas16: en cuanto digo el contenido del axioma, e.d., en cuanto lo formulo, lo entiendo directamente, por sí mismo, como verdadero. Su verdad me es directamente verdadera y no por su relación con otra verdad previamente conocida. La inferencia, en cambio, es una deducción o conclusión, e.d., un conocimiento al que llego desde otro conocimiento previo; el segundo depende —para mi conocimiento— del primero, de modo que si no conociera el primero no conocería tampoco el segundo.
A lo Absoluto no hay acceso directo por los sentidos, porque no tiene la materialidad que es necesaria para ello. Según una tesis, puede ser conocido en forma directa intelectualmente como condición para todo lo demás, lo no absoluto que conocemos. El ontologismo17, como se llama esta tesis, sostiene que sí es conocible directamente por intuición intelectual, y ese modo no es una inferencia desde lo mundano. Pero esta postura ha sido muy discutida y es ampliamente rechazada.
Otra tesis dice que es cognoscible directamente e independientemente del conocimiento del resto de la realidad (de la relativa) por la necesidad interna de la realidad absoluta misma.
Otra tesis sostiene puede ser conocido indirectamente, por inferencia desde lo conocido directamente que es el mundo que es lo no Absoluto. A Dios solo se accede desde lo que no es Dios.
Como las categorías son los “casilleros” que tenemos para determinar algo, lo Asoluto no entra en ningún sistema de categorías18, no es categorializable porque no tiene determinaciones que son limitaciones. De haber Dios, tiene que ser sin condiciones, porque de lo contrario sería limitado, relativo, y eso resulta contradictorio a lo que se entiende por Dios (háyalo o no extramentalmente, todos convienen en ese sentido del término).
El conocimiento indirecto que por inferencia es desde algo ya conocido como verdadero y distinto a lo inferido, en este caso desde el mundo que no es Dios (el cual mundo), sí es directamente accesible por los sentidos.
El conocimiento indirecto no se limita solo a Dios, hay realidades mundanas que no conocemos directamente sino únicamente por sus efectos. De haber conocimiento indirecto de Dios, esta no sería la única realidad que se conoce indirectamente. Veamos tres ejemplos de conocimiento indirecto de realidades mundanas.
1) Nadie ha visto, que yo sepa, un electrón, aunque es real; se lo conoce indirectamente por su comportamiento. De ese comportamiento se infiere que tiene que haber un cuerpo cargado cuyo comportamiento registramos. 2) La psicología trata del alma humana que no es directamente perceptible. La psicología procede a través de los fenómenos psicológicos que son las expresiones de la persona y de ellos concluye, desde el comportamiento, las características de la psiquis de esa persona. 3) Si hay petróleo bajo