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y adentro. Yo compongo interiormente lo que veo (la cara y los gestos del que me habla) con lo que me dice. Lo primero me viene por la vista y lo segundo por el oído. El color en cuanto tal solo se da para el cognoscente: no está afuera del mismo modo como está adentro. Afuera está como longitud de onda, que, en el aparato visual humano da tal color. ¿De qué color recibe esa longitud de onda un perro?

       Sobre los significados

      a. Los significados en las humanidades en general

      El objeto propio de las humanidades parecen ser los significados y no las realidades que sirven de significantes. La fenomenología, después de la descripción de la apariencia, entra en el significado del objeto que ha fijado en su apariencia, manteniendo la suspensión del juicio sobre otros aspectos, como esencia, valor, etc. No son objeto de las humanidades las realidades en sí sin sus significados. Las ciencias naturales tienen por objeto las realidades en sí, su estructura y función. El significado le está dado a un ser por su contexto cultural. La cultura es una red de significados en los cuales los hombres viven. Decir que el hombre es un ser cultural es lo mismo que decir que es un ser de significados. Son ellos los que provocan en nosotros reacciones, la vida psíquica es reacción a significados. A lo que reaccionamos es a lo que entendemos de la realidad.

      Decir significado es —en este contexto— decir significado existencial. Todo significado es humano porque es un hombre quien lo entiende. Pero hay significados sin peso existencial: por ejemplo, un número es cantidad, es un significado conceptual sin implicancia existencial. Significados existenciales son los capaces de provocar emociones.

      Las vivencias humanas, que son el material básico de las humanidades, son el efecto de los significados sobre la vida psíquica del hombre en sociedad. En sociedad, porque los significados son sociales, pertenecen a una cultura que es común a muchos. Lo cósmico entra al mundo humano como significado. Hay realidades cósmicas que operan sobre nosotros, pero no pertenecen al mundo humano, p.ej., la presión atmosférica. Y las realidades cósmicas que entran al mundo humano lo hacen por medio de su significado. Por lo tanto, el significado es una mediación entre el mundo cósmico y el humano. Como ejemplo, podemos expresar que un reloj es: -una máquina, -una mercancía, -un instrumento, -un regalo, -un adorno, etc., y todos esos significados son verdaderos pero distintos.

      b. Los significados en materia teológica

      El significado central de la religión es Dios (que en la perspectiva filosófica aparece como lo absoluto o lo incondicionado). El significado absoluto tiene dos características:

      1. Afecta a todos los ámbitos de la vida, porque tiene que ver con el mundo como totalidad, y no con uno u otro ser individualmente tomado.

      2. Es permanente, es lo que se quiere decir con el adjetivo trascendente.

      Por la primera, la religión no es un ámbito delimitado de la vida, sí lo es el culto, pero la religión abarca toda la vida. Así, para el hombre religioso, todo está tocado por Dios y cada ámbito de la vida es religioso.

      El carácter absoluto del significado religioso aparece en B. Lonergan como “ultimate concern”, que se entiende como contrario al “proximate concern”7; e.d., cómo lo radicalmente tiene que ver conmigo, a diferencia de lo que me atañe contingentemente. En P. Tillich, aparece como lo que me concierne absolutamente, o sea, en cualquier condición o circunstancia de la vida8. También se ve en que es “fascinosum et tremendum” en R. Otto, o sea, que al mismo tiempo atrae y produce temor, por eso se puede decir que no es un significado que el hombre posea instrumentalmente, sino que es poseído por él9.

      Este afectar a todo se ve en las conversiones y en las crisis. Cuando hay conversión, cambian muchos aspectos de la vida del converso. Y cuando hay crisis, esta no se limita al culto, sino que cambian otros aspectos de la vida, los intereses, la ética, etc. Lo religioso tiene una extensión indefinida en la vida humana.

      El carácter absoluto del significado religioso es el que lo hace tan peligroso cuando es mal usado, por ejemplo, en sectas que someten a las personas, o con fines ideológicos. Un uso torcido de lo religioso puede llegar a ser demoníaco porque justifica absolutamente lo malo y por eso no hay recurso contra él.

      En cuanto a lo segundo, el significado religioso no está limitado en el tiempo, es de valor permanente mientras él permanezca. Es lo que se dice al decir que es trascendente, o sea, que permanece más allá de los cambios.

       Nota sobre la expresión “experiencia de Dios”

      La experiencia de Dios no puede ser nunca directa, e.d., de Dios mismo como objeto experimentado, porque no es mundano y toda experiencia es por medio de los sentidos y, por tanto, mundana. La experiencia de Dios es entonces mediata, lo es por medio del efecto de Dios sobre lo no Dios, e.d., sobre el mundo. En un primer sentido como creador = dador de ser del mundo no auto subsistente. En un segundo sentido, como salvador del mundo.

      Y se presenta, e.d., aparece a la conciencia cognoscitiva como significado del mundo. El mundo, lo no Dios, que opera como significante, lo revela o por el hecho mismo del mundo como realidad no-necesaria o por la salvación experimentada por los hombres, que es una vivencia que resulta teofánica, e.d., reveladora de Dios.

      Puede suceder fácilmente que a alguien no le aparezca el objeto Dios como objeto porque no es directamente objeto y, en esa condición, no lo reconozca porque no es directamente objeto. De este modo, se le oculta su realidad por el hecho de buscar un objeto en vez del fundamento de los objetos.

      Este no aparecer directo justifica que se objete la presencia de la teología en la Universidad o que alguien se declare ateo. Pero no sucede así para quien lo entiende como fundamento radical de todo ser del mundo. Dios solo se entiende en lo no-Dios y por la relación que tiene con lo no-Dios.

      El concepto mismo “experiencia” implica un conocimiento directo del objeto conocido: por eso no hay experiencias de segunda mano, esos son testimonios de experiencias ajenas. Al aplicar el concepto experiencia a la vivencia religiosa, hay que tener en cuenta este, su carácter mediado. Dios se presenta como significado y, por lo tanto, a la inteligencia del cognoscente. Lo dicho obliga a adaptar la expresión “experiencia de Dios” a su objeto que es distinto a todo otro objeto.

      EL PLANTEAMIENTO FILOSÓFICO:

      En la perspectiva filosófica se trata a Dios como ser, e.d., ontológicamente; se trata de ubicarlo entre los seres, preguntándose de qué clase de ser es. Se intenta clasificarlo en el cuadro de los seres y, epistemológicamente, se pregunta por el modo de conocer a ese ser11. Ser es sinónimo de realidad porque toda realidad es, en algún sentido, ser. El opuesto a realidad es nada o no ser.

      Una característica del planteamiento filosófico comparado con el religioso es ser destacado o separado, el sujeto pensante se separa de lo pensado y lo objetúa, e.d., aísla de sí su objeto. Esto es condición de un planteamiento científico. La filosofía, por lo tanto, problematiza (en el sentido marceliano del término) a Dios. El modo religioso de hablar de Dios, incluso el teórico (el teológico) sabe —en cambio— que el pensante no puede separarse de Dios (el pensado) porque está en relación existencial con él. El que teologiza lo hace como creyente, e.d., como ligado a Dios. La teología, por lo tanto, misteriza a Dios. Esta diferencia constituye un cambio fundamental de perspectiva, son dos modos claramente distintos de enfrentar la cuestión de Dios.

      El planteamiento recién descrito de manera general tiene su género literario, el cual es un discurso y no un diálogo, y habla de una realidad separada (destacada) y dirigido a quien se interese en el tema. No emplea el género mítico, sino que piensa en las categorías ser, esencia, accidente, relación. Un ejemplo de este género literario lo tienen en el discurso reproducido en el Anexo 2.

      Si el planteamiento filosófico se pregunta por un ser, lo llama ser absoluto o incondicionado o necesario. En la tradición latina se usa el término “absoluto” y en la anglosajona, con frecuencia, “incondicionado”12. Lo absoluto es

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