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de Cayastá. Claudia Kaufman relataba desde allí que el cabecilla de la banda estaba siendo revisado por personal médico de la policía. Y desde el estudio, en Buenos Aires, Gustavo Cappuccio confirmaba que la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, viajaba a Santa Fe acompañada por la gobernadora María Eugenia Vidal y otros funcionarios.

      Unos minutos antes de las 15, el presidente Mauricio Macri felicitó a través de su cuenta de Twitter “a todo el equipo y a las fuerzas de seguridad por la captura de los prófugos”. Lo mismo hicieron la vicepresidenta Michetti y varios integrantes del gabinete nacional. Crónica difundió cada uno de los mensajes, pero los enviados advirtieron que algo no cerraba. En la comisaría de Cayastá solo estaba ocupado un calabozo y allí nadie había dicho nada sobre los dos últimos aprehendidos.

      A las cuatro de la tarde, por fin, hubo información oficial. El jefe de la policía de Santa Fe, comisario Rafael Grau, y el ministro de gobierno local, Pablo Farías, se acercaron a la muchedumbre de periodistas y confirmaron la detención de Martín Lanatta; no hablaron de Cristian Lanatta ni de Víctor Schillaci. “Seguimos trabajando”, señalaron y abandonaron la improvisada rueda de prensa.

      El final de la saga seguía abierto. En el control de Crónica quitaron de pantalla el zócalo que indicaba “cayeron los tres” y lo reemplazaron por varias placas: ¿Y ahora? ¿Otro papelón? ¿Dónde están Bullrich y Ritondo?, se preguntaban. Pida más pochoclo porque sigue la película, aconsejaron. Como en las elecciones de la AFA, no dan los números. Confirmado: hay dos prófugos. Y repetían otra vez una placa con la cara del menor de los Lanatta y Schillaci sobre la que se leía en un rojo furioso la palabra “buscados”.

      El traslado de Martín Lanatta hacia la cárcel de Ezeiza se inició a las 18.33 en medio de un impresionante operativo de seguridad. Sale uno, titularon desde la redacción ni bien la caravana penitenciaria dejó la comisaría de Cayastá. La primera escala del viaje se hizo en el aeropuerto de Sauce Viejo, donde el reo, hipertenso, recibió medicación antes de subir a un avión de la Prefectura.

      El vuelo aterrizó en Aeroparque y el despliegue policial siguió en los Tribunales de Retiro. 20.30 una placa roja detalló: Lanatta no brindó ni con sidra ni con champagne. Hoy le recetaron Diclofenac y Atenolol.

      El domingo empezaba con un sabor amargo para los investigadores y una sensación inquietante para las autoridades políticas: tras las desinteligencias del día anterior, habría que seguir buscando al otro Lanatta y a Schillaci. Las fuerzas de seguridad de la provincia de Santa Fe y las federales parecían competir en la pesquisa y ya eran evidentes sus diferencias, aunque todos manifestaran que su objetivo era dar con los evadidos.

      Crónica TV retomó el caso al mediodía con una humorada: Horóscopo de Schillaci, se leía como título a las 12.46. Es de Sagitario: “Abra los ojos a nuevas oportunidades”, recomendaban. A juzgar por los astros, el hombre no tendría de qué preocuparse y menos aún su compañero de delito, cuyo presagio era más alentador. Cristian Lanatta, pisciano: “No caiga en la depresión ni se sienta vencido”.

      A las 13.13 hubo un último momento: Nuevo tiroteo con los prófugos. Esta vez era en Helvecia, otro pueblo del norte santafesino. Según una mujer que alquilaba una cabaña en la zona, dos hombres habían intentado ingresar por la fuerza al hospedaje. La turista alertó de inmediato a los dueños del complejo y a la policía que inició una búsqueda casa por casa. Ni se le ocurra ir al baño, sugirieron desde el canal a su audiencia anticipando otro día “agitado”.

      El aporte de los redactores esa tarde fue memorable. Para cada momento de la persecución habría un título:

      13.24 Las fuerzas especiales entraron en una casa y los recibió una mujer en bikini

      13.32 Agarrarlos es más difícil que correr en ojotas

      El texto apareció al aire después de que el móvil que reportaba desde Helvecia mostrara a varios policías que participaban en el operativo corriendo en ojotas, armados, y uno de ellos, descalzo. Sonaba absurdo, pero estaba registrado en las imágenes. Falta un día para la quincena y la policía ya está en ojotas, bromearon.

      13.38 La cacería es cerca de la casa de Saralegui, ex jugador de Colón y Racing

      13.43 Los prófugos juegan a la escondida

      13.44 ¿Otra vez sopa?

      13.46 Piedra libre para los prófugos

      Todos los canales de noticias estaban en vivo. Todos espiaban Crónica, que hacía la diferencia con su catarata de placas rojas. El mérito ya no era solo de Pedrini. Junto a él trabajaban Nicolás Ossani, Ariel Balboni, Raúl López y Juan Pablo Rousseaux. Cada uno sumaba su impronta a los títulos. Se superaban minuto a minuto:

      14.16 Máxima tensión

      14.18 Buscan a los prófugos en el aserradero: toquemos madera

      14.20 Dispararon a las chapas

      14.29 Aserrín, aserrán. Los prófugos, ¿dónde están?

      15.09 No se vaya a dormir la siesta que empieza una de acción. Sigue la película… Otra vez cerca de los prófugos

      15.42 Se mueven para acá, se mueven para allá… Corre la policía, corren los vecinos

      En medio de la caótica búsqueda, la periodista Carla Ricciotti se cruzó con un hombre vestido de civil que, armado con un rifle listo para disparar, inspeccionaba un aserradero en el que podrían estar refugiados Lanatta y Schillaci.

      El hombre, agitado, se acercó al equipo de Crónica TV y les advirtió que tuvieran cuidado, “esto es muy peligroso”. Contó que era jubilado de la policía provincial y les explicó que a lo largo de su carrera en la fuerza ya había pasado varias con “delincuentes de esta calaña”. Después se subió a su camioneta para seguir buscando por el barrio y los periodistas pidieron ir con él: Vamos de paseo con el “hombre del rifle”, se leía en pantalla a las 14.10 mientras hacían la recorrida.

      Entrada la tarde, ante la falta de resultados positivos en la investigación, el interés periodístico lo acaparó otro vecino que llegó hasta Helvecia para colaborar. Éramos pocos… y se sumó a la cacería el “Llanero Solitario”, titularon desde el control central para presentar la entrevista a un joven que había montado su caballo para sumarse al rastrillaje a orillas del río San Javier. Vuelva a pedir pochoclo. La película continúa. Está cayendo el sol y los prófugos siguen libres. El operativo hizo agua, lamentaron a las 18.47 y volvieron a preguntar: ¿Dónde están?

      El lunes amaneció con más optimismo en el comando del operativo que perseguía el rastro de los prófugos. Sabían que estaban cerca, muy cerca. Con el cabecilla del grupo preso en Ezeiza, y a pesar de los buenos augurios del horóscopo que había revelado Crónica TV horas antes, la suerte de Cristian Lanatta y Víctor Schillaci estaba echada. A las 7 de la mañana un grupo táctico de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) de la policía de Santa Fe por fin los encontró.

      Estaban escondidos en un molino arrocero, en la misma zona en la que había sido recapturado Martín Lanatta, en las afueras de Cayastá. Tenían dos pistolas 9 milímetros, pero no se resistieron. Schillaci rogó a los policías que le apuntaban que no lo maten. Cristian Lanatta indicó el lugar en el que habían guardado otras armas. Ahora sí, habían caído los tres. El juego del miedo terminó, anticipó el canal de las noticias. Y volvieron a inundar la pantalla con sus ocurrentes placas:

      9.06 El héroe otra vez es el pueblo. Todos somos Cayastá

      9.18 El fin de la saga. 3 de 3

      9.25 No va más. La fuga del siglo duró una quincena

      9.36 ¿Para quién son los dos palos de recompensa? ¡¡¡Que queden en Cayastá!!!

      9.38 La película tuvo final feliz: acabaron todos adentro

      Al límite. Así cerró la bizarra cobertura periodística de “la fuga del siglo” con la que

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