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la lira.

       En la extensión del tiempo aquel sueño aquilino

       que presidió las hoestes del Quinto de los Cárlos,

       en forma renovada, prosigue su camino.

       Si a pueblos de tu raza no intentas sojuzgarlos,

       sus rumbos enderezas hacia un común destino.

       Yo admiro el alto vuelo de tu ideal conquista

       que, alzándose del lodo de la mortal miseria,

       abarca el mundo hispano con ojo imperialista,

       y aspira, por la magia del sabio y del artista,

       a establecer las bases de una mayor Iberia.

       España: nos desune del piélago la anchura;

       también la propia sangre de tí nos diferencia.

       Mas tuyo es nuestro idioma, es tuya la cultura

       que a remontar nos lleva tu nacional altura;

       que nutre el santo anhelo de nuestra independencia.

       Y si, por rasgos étnicos, en gran desemejanza

       de tu linaje insigne nuestra nación está,

       sabemos que, al principio, para pactar su alianza,

       juntaron y bebieron, a la nativa usanza,

       sus sangres en un vaso Legazpi y el Rajah.

       Madre de veinte pueblos que hablan tu hermoso idioma

       yo te saludo en este tu embajador poeta

       y ansío que tu sueño, análogo al de Roma,

       lo vivifique un mundo que te ama y te respeta

       eterno sea el triunfo de tu vital axioma.

       Vivir es renovarse. De tu pasada gloria

       el canto repetido tu acción jamás empaña.

       España ya estás libre; no hay moros en tu entraña.

       Renueva el viejo grito que truena por tu historia

       y dí al patrón heróico: ¡Santiago, y abre España!

       Abre España a las nuevas corrientes de la vida,

       abre España al abrazo de sus hijos dispersos

       y surja del Pirene, como hostia bendecida,

       el sol de un culto unánime, en el que adore unida

       la progenie del inca de los cultos diversos.

       Bendito será el día en que a la vida brote

       del suelo de Pelayo un nuevo y fuerte imperio

       que pase de Galicia, que pase del islote

       de Gibraltar, el día en que medio hemisferio

       raye con larga sombra la lanza de Quijote.

      Septiembre, 1915.

       Índice

      El sol en su ebriedad suprema el suelo muerde.

       Porque todo en la hora canicular concuerde,

       Ni un hálito de brisa cruza la extensa y verde

       Paz del campo, ni un ave en el azúl se pierde.

       Un mango aislado eleva su centenaria fronda

       Junto a un punsó11 enano de giba aguda y monda, Que las hormigas alzan para que en él se esconda El nunu12 vigilante que por las mieses ronda. Lejos corre, seguida del crío, una potranca; Un carabao lustroso en un charco se estanca; En su lomo una garza hace una nota blanca. Un río desenrosca las eses de su tripa, Y asoman, allá en donde su curva se disipa, Las manchas trapeciales de unos techos de nipa.

      Nota 11: (Punsó) Montículo de tierra elevado para su albergue por la hormiga nombrada anay.

      Nota 12: Fauno, silvano.

       Índice

      (EN LA NATIVIDAD DE RIZAL)

      Fué en una hora de graves indicios,

       cuando por sobre la calma ilusoria,

       tú, que ensayabas tus vuelos novicios,

       patria, escuchaste mi voz monitoria.

       Dieron los hechos razón a mi aviso

       diste en la clave del pérfido enigma,

       cándido el pueblo que fué manumiso

       en la quimera que dora su estigma.

      Sobrevivimos con harto desdoro

       a los horrores del fiero desastre;

       sobrevivimos y un áureo decoro

       cubre un harapo de vida en arrastre.

      ¡Oh, cuántas veces, en noches sin astros,

       como al imperio de un alto dictamen,

       héroe, tu sombra define sus rastros

       fija en un gesto solemne de examen!

       Y yo te veo, temblando ante el mágico

       gesto que imprime en el aire su marca,

       (tal vió la sombra paterna aquel trágico

       príncipe triste que hubo en Dinamarca).

       No de vindicta de infamias inultas

       tu epifanía camino me traza;

       yo te adivino las ansias ocultas:

       quieres la suerte saber de tu raza.

       ¡Cómo decirte que un huésped ingrato,

       hábil en agios y en constituciones,

       rota la suya, mediante un contrato,

       es nuestro dueño por veinte millones!13

      Nota 13: Alfilerazo a los Estados Unidos.

      ¡Cómo decirte que un mal metabólico

       identifica a la antigua colonia,

       que, bajo el peso de hierro simbólico,

       nuestro terruño nos es Babilonia!

       ¡Cómo decirte que yerras ilusas

       las esperanzas bajo un cielo obscuro,

       que el Ideal, con ambiguas excusas,

       tiénenlo a fianza de ignoto futuro!

      Una tutela que no demandamos

       pone a las ansias el freno del hecho.

       Y tras dos guerras por no tener amos,

       ¡somos mendigos del propio derecho!

      Hay libertades civiles, hay templos

       en que se plasman futuras matrices

       de ideas sanas, hay nobles ejemplos,

       ¡hay el empeño de hacernos felices!

       Tiene un programa de sano humanismo

       el nuevo César plutócrata y rubio,

       y hasta en el culto a tu excelso heroismo

       se nos asocia en un sabio connubio.

       Bellas promesas que un rato recrean

       luego se fugan con gestos ausentes,

       y en combativas arenas

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