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dominadora. Era de mal tono loanzar al país sin muchas reservas y alguna ironía; y quien con perennidad lo hiciera, corría el riesgo de que le apellidaran filibustero...

      Aquellos metrificadores hispanos fueron, por lo común, «poetas de «Madrid Cómico», fabricantes de versitos festivos, sin pretensiones» ni transcendencia. De los que merecieron dictado de poetas se han recogido muestras. Hay entre ellos dos, Manuel Romero de Aquino y José García Collado, sobre cuya obra requerimos la atención del lector. Peninsulares ambos; pero emigrantes en edad moza al Archipiélago, allí besaron las pimpleides su frente de elegidos. Allí murieron, desconocidos de la tierra del abolorio. Mostráronse vates verdaderos, aun bajo el yugo de la censura, y habrían lucido como tales en los senos de cualquier mundo literario.

      No sin esfuerzo hanse juntado los materiales del presente FLORILEGIO. Para seleccionar lo moderno, la enorme distancia entre aquende y allende y la inveterada pereza--por poetas y por filipinos--de los vates luego arracimados, nos amontonaron dificultades. Por suerte, hanos acorrido la sacra amistad, personificada en Adelina Gurrea, gentil poetisa insular, morante ahora en España, y en dos ilustres directores de periódico, que son algo más que periodistas: José María Romero Salas, de «El Mercantil», de Manila en esta oceánica ciudad conocido, entre literatos, por «El Maestro», y Joaquín Pellicena Camacho, eximio periodista en España. Con generosidad ejemplar de artistas enamorados de la Belleza y del Bien, nos han franqueado libros y papeles donde el alma malaya dejó su emoción lírica... Váyales nuestra gratitud, que no es una palabra más, sino un cordial latido del corazón.

      Ahora, lector, déjame, porque yo te dejo. Tú vas ganando. Avanza la procesión de poetas...

      EDUARDO MARTIN DE LA CÁMARA

      Alcalá de Henares, ciudad abuela del «Quijote», Septiembre, 1922.

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      Nació en Manila--humilde su cuna como la de Plauto--el 22 noviembre 1877. Fué bachiller por el Ateneo municipal, que regentaban los Jesuitas; y abogado, 1903, mediante exámenes ante la Corte Suprema de Manila. Comenzó a escribir, adolescente, en periódicos españoles de su ciudad natal. Su salida al mundo de las letras fué en «El Comercio», 1895, con la composición El terror de los mares índicos. Declara ser sus poetas dilectos Verlaine, Moreas y Baudelaire. Escribió versos en lengua francesa. Muchos premios en certámenes literarios.

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      (EN EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE SU FUSILAMIENTO)

      ¡Héroe inmortal, coloso legendario,

       emerge del abismo del osario

       en que duermes el sueño de la gloria!

       Ven. Nuestro amor, que tu recuerdo inflama,

       de la sombrosa eternidad te llama

       para ceñir de flores tu memoria.

      Esta es la fecha, el día funerario

       en el cual el tirano sanguinario

       te hizo sufrir el último tormento,

       cual, si al romper el ánfora de tierra,

       la esencia que en el ánfora se encierra

       no hubiera, acaso, de impregnar el viento.

       ¡Cuánto te debe el pueblo! En tu calvario

       eras ayer el astro solitario

       que alumbraba los campos de batalla,

       la dulce aparición, rizo del cielo,

       que infundía a los mártires consuelo,

       valor al héroe y miedo a la canalla.

       ¿Quién no sintió huídas sus congojas

       repasando tu libro3 en cuyas hojas la popular execración estalla? Hermanando la mofa y el lamento, vibra, encarnado en su robusto acento, el silbo agudo de candente tralla.

      Nota 3: José Rizal, Noli me tangere.

      Quizás en tu ostracismo voluntario

       juzgabas que era un sueño temerario

       manumitir nuestra oprimida raza;

       mírala hoy: es virgen arrogante

       que, con la augusta libertad, tu amante,

       en un amplexo fraternal se enlaza.

       Caíste como fruta ya amarilla,

       pero cayó contigo la semilla.

       Ya es una planta vigorosa; el germen

       ha medrado en el surco de la senda,

       y libres ya de la mortal contienda

       bajo su sombra tus hermanos duermen.

       ¡Duerme en paz en las sombras de la nada,

       redentor de una patria esclavizada!

       ¡No llores, de la tumba en el misterio,

       del español el triunfo momentáneo,

       que si una bala destrozó tu cráneo,

       también tu idea destrozó un imperio!

       ¡Gloria a Rizal! Su nombre sacrosanto,

       que con incendios de Thabor llamea,

       en la mente del sabio es luz de idea,

       vida en el mármol y en el arpa canto.

       El enjugó de nuestra patria el llanto;

       su verbo fué la vengadora tea

       que encendió, en el fragor de la pelea,

       los laureles de Otumba y de Lepanto.

       Reverénciale, ¡oh pueblo redimido!

       Llanto del corazón vierte afligido

       por el amargo fin del gran patriota.

       Y hoy que en los aires la tormenta zumba,

       ¡no salga ni un quejido de su tumba

       al verte, oh pueblo, nuevamente ilota!

      30 Diciembre 1898.

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      Nota 4: Aparece registrado como poeta en el lugar correspondiente de este Florilegio.

       Patriota: en los tiempos de ingratos estudios y audaces

       locuras, y dulces visiones de rostros fugaces

       con rezos y risas en labios de ingenuo carmín,

       hermético fuiste al amor y su gaya conquista.

       Lo raro anidaba en tu airosa melena de artista,

       y raras orquídeas poblaban tu austero jardín...

       En odio implacable a todo lo inicuo y nefario,

       tu mente inflamaba una arenga del nuevo Brumario

       o un trozo del «Noli»; adorabas a Ibarra5 y Danton y amabas lo antiguo. La edad patriarcal y de oro del pristino régulo, tuvo en tu verbo sonoro la clara justeza de amada y distante visión.

      Nota 5: Personaje central de Noli me tangere, donde el autor de la novela tal vez quiso personificarse.

      Espíritu prócer, sensible al

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