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Sin miedo al fracaso. Tompaul Wheeler
Читать онлайн.Название Sin miedo al fracaso
Год выпуска 0
isbn 9789877982893
Автор произведения Tompaul Wheeler
Жанр Документальная литература
Серия Lecturas devocionales
Издательство Bookwire
Eran la pareja perfecta en un mundo perfecto, con todo, absolutamente todo a su favor. Recién salido de las manos de Dios, el planeta tenía todo lo que sus corazones podían desear: emoción, belleza y mucha diversión. Y suficientes desafíos para que todo siguiera siendo interesante. Era todo suyo, excepto un único árbol.
A veces trato de imaginar ese mundo: colinas llenas de flores, árboles que se alzan hacia las nubes, el río que fluía por el medio del huerto, dóciles animales acariciando sus manos mientras un grupo de aves volando en formación gira y se zambulle a la distancia. Y por supuesto, Adán y Eva. ¿Alguna vez dos personas pudieron estar más enamoradas? ¿A qué maravillosos lugares los llevaron sus fuertes piernas? ¿De qué hablaban en las noches mientras yacían de espaldas sobre almohadas de hierba, mirando las estrellas que colgaban como racimos de frutas fuera de su alcance? Y más allá, en las alturas, pero también junto a ellos, estaba Dios.
Dios ha de haber disfrutado enormemente esos emocionantes primeros días. ¿Te lo imaginas tomando a Adán y a Eva de la mano alegremente para mostrarles cada sorpresa de la creación? Y cada día había más gozo, cada año era más maravilloso que el anterior. Lo único que debían hacer era mantenerse alejados del árbol con el curioso nombre de “Árbol del conocimiento del bien y del mal”.
¿”Del bien”? Ellos conocían el bien a su manera inocente. El bien estaba en todas partes, ¿no es así? Pero, ¿”el mal”? ¿Qué era eso? Sin embargo, Dios había dicho claramente: “No coman de este árbol, ya que si lo hacen, morirán”. Era un mandato con una advertencia.
Me gustaría saber cuántos años pasaron sin preocupaciones; cuántos sábados estuvo Dios con ellos caminando sobre las altas montañas verdes, explicándoles misterios que aún no conocemos. ¿Tenían animales favoritos, a los que les colocaban nombres mientras trabajaban? ¿Criaban pollitos y se maravillaban al verlos? ¿Y cómo fue ese día en el que Eva se detuvo junto al árbol prohibido para escuchar el atractivo susurro del enemigo, diciéndole: “De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto” (Gén. 3:1)?
¿Y por qué no corrió Eva por su vida?
Continuará.
PW
25 de enero - Biblia
Dios y Eva – parte 2
“Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón” (Gén. 3:15).
Escondida en el árbol prohibido, la serpiente le preguntó a Eva: “¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?” (Gén. 3:1). “No –respondió Eva–. Podemos comer de todos los árboles, menos de uno. Dios dijo que si comemos de él, o si tocamos su fruto, moriremos”.
Eva estaba citando incorrectamente a Dios. Dios no había dicho que morirían si tocaban el fruto, pero Satanás no la corrigió. Ya casi la tenía engañada, pues se había detenido a escucharlo. “No vas a morir –le dijo–. Dios sabe que cuando comas de él, tus ojos se abrirán, y serás como Dios, conociendo el bien y el mal”. Satanás estaba diciendo la terrible y trágica verdad.
Puedo imaginar a Eva mirando a la serpiente agarrar una fruta. Puedo imaginarla dudando, sopesando las palabras de la serpiente. Puedo sentir la angustia de Dios mientras el cielo observa expectante. Puedo imaginarla tomar la fruta y olerla. No, Eva, déjala caer. No comas...
Eva se llevó la fruta a la boca y la mordió. Luego, esperó. Los rayos del sol seguían cayendo sobre su rostro como un segundo antes, pero todo había cambiado. Había tomado una decisión. Había confiado en la serpiente en lugar de en Dios, y ya no había vuelta atrás.
La fruta era dulce en su boca, pero en su dulzura estaba la amargura de todo lo que vendría. Realmente Eva y Adán se volvieron como Dios, conociendo tanto el mal como el bien. Conocieron el engaño, la ira, el odio y la enfermedad. Y al igual que Digory en la novela de C. S. Lewis, El sobrino del mago, Eva descubrió que una vez que tocas la campana, no la puedes acallar. No había vuelta atrás.
La muerte violenta de su hijo Abel fue solo la primera de millones de muertes. Guerras, epidemias, hambrunas, limpiezas étnicas... Alejandro Magno, Atila, Gengis Kan... La violación como arma de guerra…
Adán y Eva tuvieron que abandonar el huerto, por supuesto. Pero Dios les dijo que no todo estaba perdido. Aunque la muerte era ahora una realidad de la vida, Dios mismo vendría a la tierra y, a través de su muerte, podrían volver a vivir con alegría para siempre.
PW
26 de enero - Espiritualidad
La deuda del diablo
“Tú crees que hay un solo Dios, y en esto haces bien; pero los demonios también lo creen, y tiemblan de miedo” (Sant. 2:19).
Se han escrito innumerables páginas cuestionando cómo Dios puede ver sufrir al mundo sin hacer nada para detener ese sufrimiento. Pero yo tengo otra pregunta: ¿Cómo pueden los demonios deleitarse como lo hacen con nuestro sufrimiento?
Para empezar, el pecado es como un ácido que destruye todo lo que toca. La única razón por la que los seres dedicados al mal han logrado sobrevivir durante miles de años es porque Dios ha permitido que así sea.
Tal vez todo es cuestión de perspectiva. Quizás ellos ven la tierra como un gran videojuego. O tal vez es como música a sus oídos. Tal vez están escuchando una extraña banda sonora que convierte a nuestro planeta en una gigantesca comedia oscura, una especie de trailer de una película de terror remezclada y convertida en una película alegre y agradable. Bajo el influjo de esa banda sonora cadencial, posmoderna y preapocalíptica en sus audífonos, tal vez nuestra angustia les parece graciosa; nuestra confusión, divertida.
O tal vez es que se aman demasiado.
En El mal y la mentira, el psicólogo Morgan S. Peck describe sus curiosos encuentros con personas que solo pudo clasificar como malvadas: son totalmente egocéntricos y narcisistas. Se consideran a sí mismos siempre irreprensibles y superiores. Todos sus problemas son culpa de otros. Ven a los demás solo como objetos que pueden manipular para sus propias necesidades. No tienen sentido de empatía ni la capacidad de identificarse con los sentimientos ajenos.
Para los demonios con el complejo de persecución más antiguo del universo, no existe otro trabajo que frustrar a Aquel que piensan que los desgració. Y como Jesús solo estuvo en la tierra durante tres décadas y ahora no lo pueden tocar, la única forma en que pueden vengarse de Dios es a través de sus hijos. Es una existencia patética, pero los ha mantenido entretenidos durante mucho tiempo. Al igual que niños que se esconden y arrojan canicas al suelo para que los caminantes desprevenidos resbalen, los demonios viven para engañar, distraernos y hacernos caer.
Cuando Jesús sanó a dos hombres poseídos por demonios, estos últimos temblaron ante su presencia. “¿Viniste acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mat. 8:29), le dijeron atemorizados. Los demonios saben que les queda poco tiempo. Y aunque el regreso de Jesús es una mala noticia para ellos, es una excelente noticia para nosotros.
27 de enero - Vida
La búsqueda
“ ‘Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme’. Pero cuando el hombre oyó esto, se puso muy triste, porque era muy rico” (Luc. 18:22, 23).
Ese día, en la escuela, estuvimos hablando de las búsquedas personales. Yo asistía a una escuela secundaria en la que sincronizaban las diferentes materias. Mientras estudiábamos la Edad Media en historia, por ejemplo, leíamos literatura de la misma época en la clase de lengua. También