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Pablo: Reavivado por una pasión. Bruno Raso
Читать онлайн.Название Pablo: Reavivado por una pasión
Год выпуска 0
isbn 9789877982824
Автор произведения Bruno Raso
Жанр Документальная литература
Серия Lecturas devocionales
Издательство Bookwire
El 29 de diciembre de 2019 se realizaba la tradicional carrera urbana de Sao Silvestre, en San Pablo, Brasil. El keniano Kibiwott Kandie, de 23 años, se consagró ganador de esta 95a edición, una de las competencias de mayor tradición en el país y en el mundo. Jacob Kiplino, un debutante de 19 años oriundo de Uganda, que dominó de principio a fin, parecía imbatible, pero un sprint en el último suspiro dio al keniano Kandie, quien marchaba cómodo y lejos en la segunda posición, la victoria.
Fue en los metros finales cuando Kandie mostró que todavía tenía reservas y traspasó al ugandés en el último segundo. Kandie registró un tiempo de 42 minutos y 59 segundos, y se convirtió en el primer atleta que culmina la carrera de 15 kilómetros por debajo de los 43 minutos, mientras que quien llevaba todas las ventajas terminó ¡solo por un segundo! en segundo lugar.
Es tiempo de no jugar con fuego y jugar fuerte, sin dar vueltas, sin dormirnos ni distraernos por las ventajas y aprovechando toda oportunidad para crecer en fidelidad. Bien decía Víctor Hugo: “El futuro tiene muchos nombres: para los débiles, inalcanzable; para los temerosos, desconocido; y para los valientes, oportunidad”.
2 de marzo
Dios ¿te odia?
“Como está escrito: ‘A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí’ ” (Romanos 9:13).
¿Es esto realmente así? ¿Puede Dios amar a uno y aborrecer al otro? ¿Dónde quedan el amor y la justicia del Señor? El diccionario define “aborrecer” como despreciar, detestar, odiar, abominar, reprobar, condenar. Es decir, Dios ¿ama a uno y desprecia, detesta, odia, reprueba, condena al otro? ¡¿Cómo es posible?!
Sin embargo, hay que destacar que la expresión bíblica de ninguna manera significa odio, sino elección. Por ejemplo, Jesús dice que para seguirlo hay que aborrecer padre y madre, y aun la propia vida. Esto no significa odiar a los padres o a uno mismo, sino seguirlo a él antes de todo. Ahora bien, igual seguimos en problemas, porque Dios elige a uno y no a otro, ¿verdad?
Entonces, hay que expresar que el texto no se está refiriendo a personas, sino a líderes y a cabezas de dos grupos. Pablo explica la razón por la cual Dios eligió a Jacob y rechazó a Esaú, así como a los dos pueblos que de ellos descendieron: Israel y Edom.
Cuando Dios eligió a Israel como su pueblo, no lo hizo en virtud del odio al otro, sino a fin de usarlo como canal de bendiciones para los otros pueblos. La elección no hace injusto a Dios; más bien, tiene el propósito de extender la bendición a todos.
Nadie queda afuera de las oportunidades de salvación, pero Dios escoge los instrumentos para hacerlo. Antes fue Israel, mientras cumplió su propósito. Hoy es la iglesia y tiene que cumplir el objetivo.
No obstante, Éxodo 9:2 dice que fue Dios quien endureció el corazón del Faraón. ¿Qué culpa tiene el Faraón de esto? Aquí debemos recordar que, en la Biblia, a Dios se le atribuye lo que él hace como también lo que él permite. Es decir, él “produce” lo que no impide. El corazón de una persona se endurece porque elige rechazar las oportunidades recibidas por la obra del Espíritu Santo. En cada oportunidad de salvación rechazada se endurece aún más el corazón, y esto la hace responsable de su elección.
El surgimiento de las naciones, su desarrollo y su caída parecen muchas veces depender de su propia voluntad, esfuerzos, ambición o caprichos, pero “en la Palabra de Dios se descorre el velo, y contemplamos detrás, encima y entre la trama y la urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los agentes del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios” (Elena de White, La educación, p. 157).
Hoy ten la seguridad de que puedes sentirte amado, elegido por Dios, confiado y fuerte para encarar el día, porque aquel que tiene el Universo en sus manos puede tener también tu vida.
3 de marzo
Resiste un poco más
“¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ‘Por qué me has hecho así’? ¿Acaso no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (Romanos 9:20, 21).
Cuando el alfarero moldea la arcilla y la somete a una temperatura apropiada, se transforma en un recipiente valioso. Pablo utiliza esta figura bien ilustrativa para establecer una gran diferencia entre el barro y el ser humano: nosotros podemos resistirnos al cambio, impidiendo al alfarero que logre su producto final.
¿Podemos armonizar el asunto de la soberanía de Dios y la responsabilidad humana? ¿Hasta dónde el poder de Dios se impone ante la fragilidad humana, y hasta donde el débil ser impide la actuación divina? Pablo dice que no podemos altercar con Dios, ¿acaso puede el barro discutir con el alfarero? ¿Hay prefabricados vasos de ira, listos para oponerse, y vasos de misericordia, listos para dejarse moldear?
El mismo sol que derrite la nieve endure la arcilla. El sol es el mismo, pero la composición del suelo es diferente. Tanto el sembrador como la semilla son los mismos, pero es la receptividad y la disposición del suelo lo importante. A veces la semilla ni penetra el suelo; otras, penetra y luego se ahoga; y solo en uno cumple el propósito y produce los mejores frutos.
Cierta parábola cuenta que una pareja visitó un negocio y encontraron una valiosa taza que llamó mucho su atención, pues nunca habían visto un producto tan fino. Para su sorpresa... ¡la taza comenzó a hablarles!:
“No siempre he sido así. Yo solo era un montón de barro hasta que mi alfarero me golpeó y amoldó. Entonces me desesperé y le grité: ‘¡Déjeme en paz!’ Él sonrió y me dijo: ‘Resiste un poco más’. Después, me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor!
“Luego, él me dejo enfriar, pero solo lo suficiente para ser cepillada y pintada. La pintura era asfixiante. Yo le gritaba, pero él solamente decía: ‘Resiste un poco más’. Otra vez al horno (ahora mucho más caliente), y otra vez grité y lloré, solo para volver a escuchar: ‘Resiste un poco más’. Después de un tiempo en la repisa, mi creador me dijo: ‘Ahora eres un producto terminado. Eres lo que yo tenía en mente cuando te empecé a formar’ ”.
Tal vez haya cosas en tu vida que aún necesitan ser moldeadas. El Alfarero tiene en mente lo mejor para ti. Quiere y puede hacerlo. Pero, desde luego, necesita tu consentimiento. No dudes en entregarte a él por completo, y si estás pasando por dificultades, escucha su voz: “Resiste un poco más”.
4 de marzo
El Dios que salva
“Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: ‘Vosotros no sois pueblo mío’, allí serán llamados ‘hijos del Dios viviente’ ” (Romanos 9:25, 26).
El nombre “Oseas” es una abreviatura de Josué y significa “Dios salvó”. El profeta Oseas cumplió su ministerio por unos 25 años, durante un tiempo de intenso dolor nacional. Israel, el Reino del Norte, cayó en manos de los asirios. Fue derrotado y llevado en cautiverio en dos momentos diferentes.
En esa época de luto y dolor, Oseas escribe su libro. No era momento de sentir simpatía y cariño por los extranjeros, pero el profeta no habla desde sus propios sentimientos de angustia sino por la revelación del Señor. Pablo cita a Oseas para mostrar a los creyentes de Roma que el evangelio debía alcanzar a todos.
Dios le había pedido a Oseas algo extraño: “Me dijo otra vez Jehová: ve y ama a una mujer amada de su compañero y adúltera; así ama Jehová a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a dioses ajenos” (Ose. 3:1). Dios le pide que ame a una mujer infiel, que no merece ser amada; así como él ama a un pueblo infiel, que no merece ser amado. La infidelidad de Gomer es