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el desarrollo del silicio, las cuales, a su vez, establecen relaciones con la inteligencia humana y no humana.

      Por primera vez, la ciencia comienza a ser de interés para la sociedad a escala global. Los cambios cognitivos en los que nos encontramos, particularmente por el desarrollo, capacidad de despliegue y difusión que tienen los sistemas de información tecnológica, contribuyen a la construcción y consolidación de la sociedad de la información y su paso decisivo a la configuración de la sociedad del conocimiento. Se trata de un paso de transformación de la economía política a escala global. Esto significa que, tanto el poder, como el mercado del conocimiento y la gestión de la información, tienen implicaciones sociales y culturales con marcadas diferencias en el progreso de las comunidades con mayor o menor desarrollo científico y tecnológico. Sin embargo, este debate será un paso clave en la esfera política del presente siglo.

      El sistema que caracteriza el organismo global se ha formado en la relación cibernética de la computación electrónica con el bíos y la cognición humana; esto implica una vida biológica conectada e interdependiente, por medio de redes de información que se relacionan con genes, neurotransmisores, bits y software de campos muy diversos, como la biomedicina, la genética, la biología molecular, la ingeniería genética, la georeferenciación, la bioinformática, las teletransmisiones, la bioeconomía, la agricultura molecular, el medioambiente, las ciencias de la complejidad y la genopolítica, entre muchas otras.

      El desarrollo de las ciencias de síntesis y las tecnologías disruptivas alcanzadas en lo corrido del siglo XXI constituyen un asunto de responsabilidad política a escala global, especialmente con las transformaciones tecnocientíficas incentivadas por la constante innovación de las ciencias ómicas que se manifiestan en los avances de la biotecnología, la nanotecnología, la computación y las transformaciones aceleradas de las redes electrónicas. La manipulación y transformación de la vida tiene implicaciones en las concepciones biopolíticas acerca del control del individuo en el contexto de la sociedad. Esta perspectiva tiene implicaciones que se pueden discutir a partir de las concepciones biopolíticas acerca del control del individuo y su organismo en el contexto de la sociedad, la sanidad, el urbanismo, los censos y, en general, los ejercicios del biopoder ampliamente estudiados; ahora bien, esta perspectiva posibilita, particularmente la capacidad de comprensión de la complejidad misma de los cambios que ulteriormente pueden resultar.

      El giro teórico y conceptual que se plantea para la política desde las ciencias de la complejidad consiste en que los individuos son considerados como parte integral de los sistemas vivos como otra especie más, pero con características diferentes de racionalidad12, lenguaje, capacidades tecnológicas refinadas y adaptaciones culturales cambiantes. De ahí, que plantear una biopolítica como posibilitamiento de la vida implica imprimir una riqueza conceptual en la trama de conexiones entre los sistemas vivos y no vivos, pero, sobre todo, una implicación en las sociedades humanas del planeta respecto a las transformaciones y modificaciones de la vida. Esto significa que la complejidad de la información genética y neuronal de los seres humanos presenta una condición de transformación a su condición de individuo. La complejidad molecular de su sistema vivo posibilita un amplio número de interrelaciones, en tanto depende de condiciones del entorno, así como de aproximaciones científicas especializadas.

      Consideraciones de cierre

      Las arquitecturas de emergencia y los paisajes virtuales son una conjunción que permite pensar y usar dispositivos, tales como aquellos de realidad aumentada, además de un conjunto amplio de interfaces, cuya evolución tecnológica se caracteriza por las relaciones de dispositivos de imagen: tablets, computadores, celulares, entre otros, son utilizados para explorar horizontes imposibles y plasmarlos en alternativas creativas para las cuestiones de habitabilidad de los sistemas sociales y de las especies con las cuales coexistimos de manera amplia y diversa.

      El paisaje virtual y las arquitecturas de emergencia hacen relevante una dimensión creativa, en la cual ya no se piensa siguiendo los principios del espacio vitruviano o euclidiano, pues se busca aportar información de patrones y códigos que transcienden el enfoque tradicional de la arquitectura. Por ello, se propone la idea de lo procesual, en la que se incluye lo computacional. Con la noción de emergencia, lo que se busca es la integralidad y la diversificación de los procesos cognitivos y de las relaciones que se producen entre el computador y la mente.

      En un ámbito procesual se exploran las relaciones bioinformacionales de los sistemas, incluidos los biológicos con sus microescalas y gradientes. Se trata de comprender las características bioquímicas del suelo, el subsuelo y de aquellas relaciones a nivel molecular que se transfieren en el tiempo y el espacio en los ecosistemas biológicos. Estos son comúnmente conocidos como paisajes naturales, pero también se pueden referir a aquellas situaciones relativas a los datos en las cuales se generan diásporas de información a través de las redes. En este sentido, es importante darle prioridad a lo virtual para comprender que existe un ligero desplazamiento de la idea del ser y, por otro lado, se pueden observar en el espectro otras dimensiones (como la del tercero incluido) y una amplia heterogeneidad en la que se toman en cuenta los procesos de alteridad, todo para darle sentido a la emergencia.

      Los paisajes virtuales a partir de datos son configuraciones que surgen a partir del monitoreo cotidiano de los patrones de sueño, el ritmo del corazón, la conductividad de la piel, por citar algunos ejemplos. Actualmente, nos enfrentamos al surgimiento de un sinnúmero de start up y de aplicaciones móviles; se observan también fenómenos de virtualización en la producción y transformación de la economía, obviamente con escalas de accesibilidad. Dichos fenómenos obedecen a una lectura que, a nivel mundial en los entornos urbanos y las aglomeraciones sociales, se vive como un proceso de tercerización. Este también se entiende como la “servilización” (servicios) de la matriz de la economía basada en la industria. La proposición principal de la arquitectura de emergencia entendida desde los paisajes virtuales es la de disponer de la interactividad de los datos, la información en diferentes contextos y discutir de las posibilidades tecnológicas a la hora de simular y hallar múltiples opciones, entre ellas, aquellas productivas, que constituyen el mayor afán de la sociedad contemporánea.

      Los paisajes virtuales se configuran de manera amplia y creativa, en virtud de su deslocalización y desincronización, lo cual genera una tendencia hacia nuevas rupturas conceptuales y cognitivas, las cuales dependen, en gran medida, de imaginar sistemas de enunciación sobre lo que se construye e imagina. La emergencia aparece cuando estos episodios espontáneos sitúan estrategias de autoorganización en las expresiones, en los sistemas de información y en las estéticas de lo virtual que obedecen a condiciones de creatividad, o recursos imaginativos. Estos requieren de conocimientos bien cimentados, provenientes de los ámbitos biológicos, biotecnológicos, nanotecnológicos, entre otros. Los recursos virtuales que funcionan como dispositivos y los sistemas de arte electrónico permiten comprender las arquitecturas virtuales en las que se hace necesario emitir mensajes de futuro con las condiciones de ecologías cognitivas. En estas últimas (también denominadas ecologías artificiales) se advierte una combinatoria de factores novedosos que es importante tener en cuenta, pues el mundo maquínico e inteligente de procesos que involucran a la materia nos obligan a pensar más profundamente en nuestra condición poshumana. Y esto se contrapone al retorno a posiciones antropocéntricas desgastadas.

      La emergencia implica estar preparados para lo desconocido cuando aparece de repente. Las arquitecturas de emergencia están promoviendo un acto de imaginación para comprender el entorno, los ecosistemas y las nuevas relaciones de comunicación e interacción entre los ecosistemas biológicos y tecnológicos. Quisiera destacar, con respecto a nuestra condición poshumana anunciada anteriormente, que se trata de la integración de relaciones que configuran al ser contemporáneo. Este se presenta provisto de interfaces, dispositivos y un conjunto de conocimientos para asumir los campos abiertos de lo procesual. Esto implica proveer de sentido las múltiples posibilidades del software, el hardware, el wetware, el softspace y al conjunto de datos y microdatos que harán posible que las arquitecturas virtuales sean simulables como especie. Así, estas tendrán la opción de autoorganización dentro de sus propias condiciones de vida, las cuales tienden hacia lo artificial. Estas condiciones permiten la identificación de patrones esporádicos en los ecosistemas, teniendo en la mira incluso a la relación

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