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Paisajes artificiales: virtuales, informales y edificados. Raúl Niño Bernal
Читать онлайн.Название Paisajes artificiales: virtuales, informales y edificados
Год выпуска 0
isbn 9789587815146
Автор произведения Raúl Niño Bernal
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Conviene integrar a esta reflexión los aspectos innovadores de la materia, pues corresponden a las transiciones que han devenido en la tierra (las relaciones electrofisiológicas de las plantas, la bioquímica del suelo y el subsuelo, la vida en silicio, entre otros) y en los colectivos humanos de los conjuntos urbanos. Estos son ampliamente sociales, principalmente por las dimensiones simbólicas y por la diversidad de ámbitos productivos, creativos, de coexistencia, de energía o de diseño en los que se advierte un proceso distinto desde la materia.
Se puede hallar un puente de conexión a partir de las relaciones que advierten discontinuidad, innovación y radicalidad, pues son características primordiales en la emergencia. Todas estas maneras innovadoras de organizar la materia y la energía, de producir formas únicas de influencia sobre los sucesos del mundo, surgieron a partir de formas de organización anteriores que carecían por completo de tales propiedades. La física y la química continuaron como antes, pero el momento y lugar en que ocurrió cada una esas transiciones fueron sucedidos por cambios radicales y sin precedentes en las posibilidades de organización de materiales y sucesos. Estas transiciones capitales en la organización de las cosas suelen describirse como emergentes, porque tienen la apariencia de novedad espontánea, como si metieran las narices en nuestro mundo. saliendo de una cueva de no-existencia. Y, si bien puede que no surjan de la nada, tienen la cualidad de discontinuidad sin precedentes, un aspecto casi mágico, como un conejo sacado de un sombrero que se encontraba aparentemente vacío. Tal como suele emplearse el término, hay una estrecha afinidad entre el concepto de emergencia y las ideas de novedad e innovación, así como una implicación de menoscabo de la predictibilidad (Deacon, 2013, p. 158).
Tal como se puede advertir en la apreciación anterior, los aspectos centrales de la organización de la materia provienen de los campos de la indeterminación, lo cual conduce a los procesos posteriores de autoorganización, en donde lo espontáneo de la emergencia resulta ampliamente significativo para hacer comprender algo que siempre está oculto o desconocido para quienes somos observadores. Se trata de un proceso radical, que emerge con las dimensiones actuales de cambios y convergencias respecto a la vida y a sus ampliaciones hacia lo computacional. Es la vida hecha de silicio, que tiene una implicación directa en el tema de dispositivos y ordenadores, pues constituye en esencia la materia prima de su elaboración. Se podría afirmar que los procesos industriales aplicados a los dispositivos han hecho que el silicio no se entienda como un elemento biológico, cuando en realidad lo es. Por lo tanto, se requieren explicaciones de la naturaleza de este material: el silicio en una época signada por lo virtual y lo digital. Además, una explicación de la gran influencia en el mundo este material en los últimos años.
Interrelaciones desde la emergencia
El proceso biológico del silicio y de otros materiales ha servido para hacer elementos utilitarios y de confort, y juega un papel fundamental en el bienestar social de la humanidad. Sin embargo, no se ha tenido en cuenta la finitud de recursos extraídos de los ecosistemas naturales, tales como la apertura de socavones para la extracción de la arcilla con fines industriales y artesanales, por mencionar solo un ejemplo. De esta forma entendemos que el silicio tiene un origen biológico y geológico y que ha formado parte de la evolución de los materiales, cuyo soporte sirve para la información y para la digitalización de un sinnúmero de procesos, que actualmente en el mundo hertziano cumplen un papel significativo.
En las últimas décadas se abre un nuevo espectro de comprensión sobre la materialidad de dispositivos y objetos que nos rodean cotidianamente, destinados al procesamiento de la información acumulada en discos duros: nos encontramos entre bits y un sinfín de transistores, circuitos integrados y estructuras materiales miniaturizadas, cuyos procesos se asemejan a los que ocurren a nivel orgánico entre células y cromosomas. Hoy en día, con los biochips, dispositivos de tamaño diminuto, se produce una compatibilidad genética, mediante cristales y otros materiales relacionados con metales o con el silicio en diferentes formas. Esta interacción se presenta también en el conjunto de medios ampliados en diversos dispositivos para las actividades bioinformáticas, cada vez más miniaturizadas en software de análisis de secuencias y estructura de proteínas. Gracias a lo anterior, las arquitecturas virtuales permiten crear múltiples modelaciones y simulaciones a partir de patrones y datos.
Lo anterior resulta significativo, por ejemplo, para las ciudades inteligentes, cuyo fundamento es la vida y la inteligencia artificial, o los datos en redes que son útiles y cotidianos y se almacenan en la nube, tales como los big data. Todo lo anterior surge de un proceso colectivo de origen social en lo que se denomina el bottom up, los procesos computacionales que se realizan de abajo hacia arriba. Un ejemplo de ello son las organizaciones basadas en procesos digitales a nivel de la administración y gestión de la información, tales como las instituciones, proveen informaciones complementarias como mapas o los datos satelitales acerca de diversos temas y asuntos que acontecen en el planeta. En conjunto, lo que se puede observar es que, gracias a la información, nos encontramos en transiciones de simultaneidad entre lo micro y lo macro.
Quisiera destacar que la vida en silicio es uno de los aspectos radicales, siguiendo la reflexión de Deacon (2013), en la emergencia de los sistemas procesuales, así como en los campos computacionales, en el diseño y desarrollo del software, y en la clasificación de los procesos creativos virtuales. Las arquitecturas se presentan como especies vivas que están abiertas a la emergencia y generan un intercambio entre ellas. A lo anterior, se lo podría denominar campo de autoorganización de los sistemas maquínicos, el cual surge de nuevas configuraciones tecno mecánicas. Esto es lo que Rosnay (1996) denomina tecnósfera avanzada, a partir de su perspectiva de las neuronas de la tierra. El concepto de tecnósfera avanzada (Rosnay, 1996) hace referencia al sinnúmero de dispositivos, artefactos y sistemas, tales como los maquínicos, de los cuales surgen otras interacciones, en especial, aquellas de la ecología cognitiva, tal como la denomina Lévy (1999); estas últimas sirven para establecer, desde el pensamiento y sus relaciones con el conocimiento, las opciones y relaciones de convivencia y coexistencia. Así, a partir de estas consideraciones, emerge un paisaje virtual, imaginado a partir del contexto en el que se hallan referentes de arquitecturas preexistentes, es decir, que reflejen las condiciones de vida cotidiana y las relaciones económicas y productivas de los conjuntos sociales de personas que constituyen el ambiente social de un entorno.
Los procesos de emergencia relacionados con la arquitectura virtual, se hallan inscritos fundamentalmente en su relación con la computación y la conexión a internet, a partir de la instauración de la web 2.0, la cual guarda relaciones con la web 5.0. En esta convergen los sistemas de inteligencia artificial, ciudades inteligentes y las interacciones sociales en red, que se tornan cada vez más difíciles de cualificar y cuantificar. En un proceso, que puede ser enunciado como de “evolución tecnológica”, se exploran otras derivaciones, tales como las denominadas tecnologías convergentes, cuya sigla es NIBC2, (Nano-Bio-Info-Tecnologías Cognoscitivas de la Sociedad). Se trata de tecnologías que operan a escala nanométrica y que permiten la producción de diversos mundos posibles. Por tanto, se hace urgente y necesaria la construcción cognitiva orientada al aspecto social de estas relaciones y mundos, lo cual significa permear diversos segmentos o estamentos para hacer posible estos campos de conocimiento.
Es importante resaltar el papel de las escalas nanométricas, pues representan un paso importante de los procesos de interconexión y sinapsis cognitiva que se dan entre vesículas y glándulas y entre las células y las neuronas de nuestros organismos, además de subrayar la relación que presentan estos procesos con la escala macro del entorno territorial. Esta última puede ser ampliada por la precepción y las sensaciones de otros organismos vivos, entre los cuales se incluyen ecosistemas biológicos y sociales, entornos urbanos y arquitectónicos, desde los cuales se configuran los paisajes que, en ocasiones, son simplemente descriptibles. Los paisajes son emergentes por sus variables y accidentes a nivel físico, además de ser altamente complejos. Para que sean plausibles es necesario poseer una variedad importante de patrones. Así, los paisajes se construyen con procesos computacionales y algorítmicos, con los cuales es posible ampliar creativamente lo virtual, en tanto estos se involucran con procesos topológicos y multiescalares, donde resulta clave el proceso computacional. Este en conjunto lo he denominado sinapsis bioelectrónica de creación (Niño, 2012), esto es, el conjunto de acciones