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está cargada de una suposición inaceptable, a saber, que Dios es creado. Es como hablar de un círculo cuadrado, de un soltero casado o de una mitad entera. Son dos conceptos mutuamente excluyentes. En el momento en que empezamos a hablar de un Dios creado, estamos refiriéndonos a un no dios, o en términos cristianos, a un ídolo.

      No hay tal cosa como un Dios creado. Dios es -por definición- eterno y por lo tanto, no creado. No es sorprendente que Dawkins no crea en Dios, si el Dios en el cual no cree es un Dios creado. No existe ningún cristiano que crea en dioses creados. Por tanto, el libro de Dawkins, en vez de titularse: El espejismo de Dios, debería llamarse El espejismo de los dioses creados. ¡El dios de Dawkins sí es un espejismo, ya que no existe!

      No, no se puede demostrar. Si así fuera no habría ateos. Si se pudiera demostrar a Dios matemáticamente, o mediante razonamientos filosóficos, todo el mundo sería creyente. Pero sabemos que no es así. Entonces, ¿por qué hablar de pruebas o argumentos sobre la existencia de Dios? ¿Qué decir de todos los razonamientos generados a lo largo de la historia para demostrarla? Como por ejemplo las cinco vías de Tomas de Aquino, el argumento teleológico, el cosmológico, el primer motor móvil, etc.Yo creo que tales argumentos son útiles para expresar ciertas intuiciones fundamentales, pero no pueden ser considerados como “pruebas irrefutables” de la realidad de Dios.

      La ciencia humana no puede demostrar o negar a Dios. Con la divinidad no es posible formular hipótesis, hacer cálculos de probabilidades -como pretende Dawkins- o elaborar teoremas. La existencia de Dios es presupuesta, más bien, por todos los fenómenos que se dan en el universo. Si no existiera Dios, no habría nada de nada. Ni leyes físicas que regulan el funcionamiento del cosmos, ni fenómenos naturales que permiten la vida, ni científicos que investigan, ni filósofos que piensan, ni posibilidad de razonar y conocer.

      Si la ciencia no puede decir nada sobre Dios, ¿por qué el Diseño inteligente afirma que hay una mente sabia creadora del universo? El método científico no puede experimentar con Dios, pero esto no significa que la ciencia no pueda proporcionar evidencias, que pueden ser interpretadas, a favor de la posibilidad de la existencia de Dios. En cambio, el razonamiento filosófico -aparte de la ciencia- sí puede trabajar con la idea de Dios y mostrar realidades del universo que solo pueden ser explicadas si existe una mente inteligente que las ha diseñado.

      Ahora bien, ¿es posible convencer a quien no quiere creer? ¿qué autoridad tiene la Biblia para un ateo? Yo creo que no es conveniente emplear la Biblia para discutir con los no creyentes puesto que éstos, al no aceptar su inspiración divina, no consideran que tenga ninguna autoridad. Decir, por ejemplo, que el Antiguo Testamento profetiza correctamente sobre la vida de Jesucristo, no le sirve de mucho a una persona que considera los libros del A. T. como una colección de leyendas inventadas por los judíos. La Biblia es útil cuando ya se acepta que es Palabra de Dios. Pues bien, teniendo esto en cuenta, ¿cómo podemos argumentar a favor de Dios desde la razón humana, que es lo que ellos reconocen?

      El apóstol Pablo escribe en Romanos 1:20: “Porque las cosas invisibles de él, (Dios) su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Veamos pues algunas de estas “cosas hechas”, a que se refería el apóstol Pablo, que pueden permitirnos “visualizar” las huellas del Dios creador.

      Cinco “cosas hechas” (o características humanas) que solo pueden ser explicadas si Dios existe: la racionalidad, la vida, la conciencia, el pensamiento simbólico y el “yo” humano.

      1.5.1. La racionalidad:

      ¿Qué es la racionalidad? Aquello que está dotado de razón. El universo está dotado de razón. El mundo está hecho con racionalidad, por eso podemos estudiarlo y comprenderlo. Pues bien, solo puede haber racionalidad en el universo si ésta se basa en una racionalidad última. Es decir, en una mente inteligente que lo ha hecho todo con sabiduría. ¿Cómo se hace evidente en el mundo esta mente inteligente que llamamos Dios? Mediante cosas tan extraordinarias como nuestra capacidad de conocer y poder explicar las verdades. Mediante la relación que hay entre el funcionamiento de la naturaleza y nuestra manera abstracta de explicarnos tal funcionamiento (incluso por medio de las matemáticas).

      Las leyes naturales podemos expresarlas en números. El papel de los códigos, de los sistemas de símbolos que actúan en el mundo físico, como el código genético, el neuronal o el de las histonas en el ADN. Todo esto manifiesta que la racionalidad lo empapa todo y está en el origen de todo. La existencia de esta racionalidad no puede ser explicada si no existe una mente infinita que sea el origen de todo. El universo es racional y refleja el orden de la mente suprema que lo gobierna. La realidad de la racionalidad no se puede eludir apelando a la selección natural de las mutaciones aleatorias, como hacen los nuevos ateos. Porque, aun admitiendo que la selección natural fuera la causa de todos los seres vivos como propone la teoría de la evolución, este mecanismo físico presupone la existencia de organismos que interactúan según leyes determinadas y con arreglo a un código genético que posee mucha información.

      Hablar de selección natural es asumir que existe alguna lógica en lo que ocurre en la naturaleza, que hay racionalidad en la adaptación de las especies, y que nosotros somos capaces de entender esa lógica y esa racionalidad. Pero decir que la sola evolución ciega, por medio de la selección natural no inteligente, convirtió la materia inerte en seres humanos es como afirmar que una mesa de mármol después de miles de millones de años será capaz de adquirir conciencia y reflexionar acerca de ella misma. ¡Esto es algo absolutamente inconcebible!

      Pero la posición atea, sin embargo, es que en algún momento de la historia del universo, lo imposible ocurrió por casualidad y sin la intervención de ninguna inteligencia superior. Yo creo, por el contrario, que Dios es la racionalidad última que subyace en cada dimensión del mundo y de los seres vivos.

      1.5.2. La vida:

      La vida es la segunda cosa que solo puede ser explicada si hay Dios. Los organismos vivos de la Tierra y el propio ser humano se caracterizan sobre todo por cuatro cosas:

      1)Son agentes que actúan y que sus acciones dependen de ellos mismos. (Un león, por ejemplo, no necesita el permiso de nadie para cazar una cebra).

      2)Sus acciones están orientadas hacia fines concretos (el fin de alimentarse, sobrevivir, emparejarse, etc.)

      3)Pueden reproducirse y dejar descendientes semejantes a ellos mismos. (El misterio de la reproducción es una realidad habitual en ellos) y

      4)Su existencia depende de ciertos códigos, reglas, leyes, energía, materia, lenguajes, información, control. (Poseen en las células de su cuerpo información inteligente que les permite vivir como lo hacen).

      Richard Dawkins, es el único representante del Nuevo ateísmo que aborda el asunto del origen de la vida, y reconoce que este tema está todavía por resolver. Sin embargo, cree que la vida surgió por azar en el universo, en un planeta de cada mil millones. ¡Es decir, la vida habría surgido nada menos que en mil millones de planetas por todo el universo, de los que la Tierra solo es uno más!

      Este enfoque de Dawkins es manifiestamente inadecuado porque se parece más a un ejercicio de superstición que a un razonamiento científico. Según su pretensión, cualquier cosa que deseemos puede existir en algún sitio, con tal que invoquemos “la magia de los números”. “Si se dispone de tiempo, lo imposible puede suceder”. Obviamente este argumento no es científico y no nos puede convencer. ¡Porque si una cosa es imposible (como la aparición de la vida por azar), seguirá siendo imposible por muchos miles de años o de planetas que se le añadan!

      1.5.3. La conciencia:

      El tercer fenómeno que no puede ser explicado sin Dios es la conciencia. Los seres humanos somos conscientes y, además, somos conscientes de que somos conscientes. Nadie puede negar esta realidad, aunque algunos lo intenten.

      El filósofo ateo Daniel Dennett dice que ser

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