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el número de estímulos a percibir como el número de respuestas a decidir aún es menor que en los de cooperación-oposición, ya que su sistema de relaciones es más simple.

      En los deportes de cooperación-oposición, en cambio, existe constante incertidumbre en los tres mecanismos, todas las situaciones de juego son distintas y existe un gran número de estímulos a percibir, de los cuales algunos son muy importantes para leer correctamente la situación de juego. Ello supone que la mecanización en entornos más o menos estables y siempre similares y facilitados, no puede ser la única forma de plantear una enseñanza a las acciones de juego. Además, elegidos los estímulos significativos, existen varias soluciones motrices, teniendo cada una diversas respuestas motoras específicas con poco tiempo para decidir, ya que las situaciones son cambiantes, entrando en juego la capacidad de anticipación del sujeto. Por todo ello las ejecuciones realizadas a velocidad real y con defensas reales son necesarias para poder adaptar nuestro gesto técnico a la situación real de juego. La ejecución, sin querer quitarle la importancia que se merece, siempre debe ser adaptada en tiempo y espacio al balón, a los compañeros, a los adversarios, al objetivo, etc., pero en base a la correcta percepción de la situación y decisión adecuada, y temporalmente oportuna.

DEPORTES INDIVIDUALES(sin oposición directa)DEPORTES COLECTIVOS(de cooperación/oposición)
PERCEPCIÓN– Baja complejidad– Entorno estable– Entorno constantemente variable (compañeros – adversarios – espacio – balón)
DECISIÓN– Baja complejidad– Respuesta única (sin límite temporal o ante estímulo conocido)– Entre varias acciones y múltiples posibilidades de cada acción– Gran número de soluciones posibles
EJECUCIÓN– Lo más importante a entrenar– Sólo tiene sentido adaptada en Tiempo y Espacio al entorno variable

      Como conclusión, no se puede basar el modelo de iniciación en la enseñanza de las acciones de juego independientemente de su implicación en el acto táctico (percepción-decisión y ejecución), ya que usando únicamente tareas cerradas con el objetivo centrado en la automatización de la ejecución, van a tener poca transferencia al juego real y no se desarrollará el pensamiento táctico ni la toma de decisiones.

      Ataque y defensa suponen para los deportes de cooperación/oposición la contracomunicación que caracteriza su agonismo, con objetivos e intenciones tácticas contrapuestas y enfrentadas en función del equipo que esté en posesión del balón en cada momento. Las dimensiones básicas del enfrentamiento en un deporte de cooperación/oposición son la conservación del balón y el logro del objetivo (por parte ofensiva), y la protección del objetivo y la recuperación del balón (por parte defensiva), que van a ser las células inherentes a cualquier situación global colectiva.

      Y se nos plantea la duda, ¿enseñamos primero acciones ofensivas y, posteriormente, la forma de defenderlas?; o quizás ¿es preferible realizar ambos aprendizajes a la vez? Todos sabemos, y no creo necesario justificarlo, que todo aquel aprendizaje que se produce por sí mismo logra mayor fijación en el sujeto. De la misma forma, podemos afirmar que todo aquel aprendizaje en el que anteriormente hayamos creado la necesidad de aprenderlo también se realizará con mayor eficacia. Llegados a esta reflexión, tendríamos que decidir qué tipo de relación pedagógica será más eficaz: exploratoria, guiada o conducida; y teniendo en cuenta que la eficiencia también se mide en términos no sólo cualitativos del aprendizaje, sino también del tiempo necesario para que éste se produzca eficazmente, la duda no es banal. Más adelante comprobaremos las ventajas y los inconvenientes de estas tres aplicaciones pedagógicas en el campo de los deportes colectivos.

      Volviendo a la pregunta anterior, también parece claro que en un aprendizaje realizado en unas condiciones excesivamente simplificadas y sin oposición,3 el sujeto, como ventaja, verá facilitada su ejecución y se le permitirá centrar mejor su atención sobre el gesto; pero, por contra, ello supondrá una realización a una exigencia de velocidad irreal, sin oposición por lo que en sí misma esa situación no tendrá gran transferencia a la situación real si no va posteriormente acompañada de otros niveles de complejidad. De esta forma nos aparece la disyuntiva entre las tareas técnicas complejas, difíciles de aprender si no es en un entorno adaptado y simplificado, y otras habilidades de menor complejidad que sí permiten la enseñanza directamente en situación de oposición real. Cabe decir que el nivel de oposición en las tareas deportivas puede ser controlado: podemos hablar de oposición pasiva, cuando ésta no existe o sólo sirve de referencia pero no acosa al ejecutante; defensa semiactiva, cuando el acoso se realiza sin todas sus consecuencias (sin interceptar o ir a recuperar el balón, aunque la agresividad es parecida a la situación real), la oposición con desventaja en la que la situación plantea una dificultad añadida para uno de los jugadores (desventaja técnica: sin utilización de brazos, etc.; desventaja espacial o desventaja temporal). Superada la desventaja la oposición es activa y, en último término, encontraríamos la defensa activa o real.

      Así pues, y como conclusión, el análisis del contenido técnico o táctico que pretendamos enseñar, teniendo en cuenta que existen modalidades deportivas en las que prevalecen las acciones complejas, será el punto de partida para tomar esta decisión acerca de realizar su enseñanza directamente en situación de oposición activa, o por contra necesitar una progresión más lenta partiendo de elementos aislados o con una simplificación de la oposición.

      Ya hemos definido anteriormente estos tres niveles, y creemos interesante la diferenciación aportada por algunos autores entre las acciones de grupo realizadas por dos o más jugadores, y que corresponderían a combinaciones tácticas entre dos, tres, cuatro jugadores, etc. y las acciones colectivas en las que interviene la coordinación de todo el equipo y cuyo sistema (ofensivo o defensivo) de juego viene decidido con mayor o menor estructuración por el entrenador. En un proceso de iniciación deportiva, uno de los objetivos a conseguir es desarrollar la creatividad de los jugadores, por lo que sistemas de juego excesivamente estructurados coartan esta creatividad (sobre todo hablando de iniciación).

      Intentar justificar una progresión metodológica de las acciones individuales hacia las acciones de grupo y posteriormente las de equipo, parece coherente, y va a ser uno de los criterios objetivables que vamos a seguir en nuestro programa marco. Empezaremos por las acciones individuales, que son las que van a suponer menor complejidad de comprensión táctica para el jugador-niño, incluidas las acciones cooperativas como es el pase; en segundo lugar, las acciones de grupo en las que sobre todo trabajamos la intencionalidad táctica de la acción una vez existe una cierta mecanización de las estructuras básicas individuales, incidiendo a la vez en la eficiencia en el modelo de ejecución; y finalmente se estructurará el juego de conjunto, es decir, sistemas complejos ofensivos y defensivos, y las fases de juego propias del perfeccionamiento y especialización de los jugadores (por lo que no vamos a desarrollarlo en esta obra sino que ya es un aspecto propio de cada deporte).

      Pero existe el inconveniente de que si un equipo, aunque sea de corta edad, realiza competiciones, necesita unas nociones de táctica colectiva para su organización en ataque y defensa. Ello no debe ser un problema, teniendo en cuenta que existen sistemas de juegos de menor a mayor estructuración, es decir, también podemos seguir una progresión en la complejidad de estas acciones tácticas colectivas, de menor estructuración y mayor libertad hacia la evolución inversa.

      El porcentaje de trabajo dedicado al entrenamiento físico, técnico-táctico y de los sistemas de juego4 evoluciona con los años, y pese a que no podemos hablar de datos concretos ya que cada modalidad deportiva, en función de sus propias características, seguirá unas pautas específicas, sí podemos hablar de una tendencia común. El entrenamiento físico alcanza su mayor importancia de trabajo durante la pubertad, decreciendo comparativamente después en relación al entrenamiento

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