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el modelo de ejercicio practicado en baloncesto. La eliminación de importantes cantidades de sudor reduce las reservas corporales de estos electrólitos (Terrados y Maughan, 1995); si además la practica deportiva en competición se produce en situaciones especiales de temperatura ambiental y humedad, como frecuentemente se dan en esta modalidad deportiva, este problema se acentúa.

      Se han publicado muy pocos estudios sobre baloncesto que evalúen estos parámetros.

      En un trabajo realizado por Cuzzolin et al. (1992) no se encontraron diferencias significativas en los iones (Na, K y Ca) durante ni después de la competición.

      Por otro lado, Bolonchuk et al. (1991) observaron incrementos significativos de cobre (Cu) y cinc (Zn) después de una sesión de entrenamiento con un grupo de jugadores de baloncesto universitarios.

      Uno de nuestros últimos análisis en baloncesto, evaluó las modificaciones de iones cloro (Cl), Na y K antes, inmediatamente después y 48 horas tras el partido, durante el transcurso de dos encuentros de competición oficial en baloncesto en un selectivo grupo de jugadores internacionales de categoría júnior.

      Los resultados de este estudio muestran que los valores de K tras el partido se modificaron significativamente al finalizar el mismo (p <0,05) respecto a los valores K anteriores al partido. Por otro lado, no se aprecian cambios significativos en las concentraciones de Cl y Na entre los valores de antes y después, así como los de 48 horas después (figura 2.7).

      Estos datos no coinciden con otros trabajos previamente publicados por otros investigadores, los cuales no encontraron diferencias significativas en las concentraciones de (K), ni durante, ni después de la competición en jugadores de baloncesto (Cuzzolin et al. 1992). Sin embargo, Gibson y Edwards (1992), aseveran como factor limitante del rendimiento en competición la acumulación del ión K, a nivel extra-celular, lo que produciría efectos negativos sobre la conducción del potencial de acción a lo largo del sarcolema y de túbulos transversales, siendo este el motivo que afecta a la liberación del ión Ca (Shepard, 1992).

      Figura 2.7. Diferencias antes, después y 48 horas tras el partido de las concentraciones de K (mEq/l). (Calleja, Lekue, Leibar, Terrados, 2005). N = 9; p <0,05.

       6. AMINOÁCIDOS

      Entre los metabolitos de origen proteico, algunos aminoácidos trabajan como inductores en la síntesis proteica de adaptación en el músculo esquelético (Fulks et al., 1975., Hedden et al., 1982). Además, los denominados de cadena ramificada (BCAA) (leucina, valina e isoleucina principalmente) participan en el metabolismo energético.

      En un proyecto realizado por Ricciardi et al. (1991), en el cual se analizó el metabolismo de los aminoácidos antes y después de la competición, se obtuvieron datos que reflejaban que la mayoría de ellos aumentaban (especialmente alanina, prolina y taurina) en más de un 70 %. El mismo estudio refiere que también aumenta la concentración de aminoácidos aromáticos (tirosina, fenilalanina) a la vez que los ramificados (valina y leucina), mientras que la isoleucina disminuye.

      Dicha modificación podría ser motivo, según afirmaron los autores, del mal funcionamiento de los neurotransmisores nerviosos, lo que provocaría fatiga por aumento de la 5-hidroxitriptamina (Barbany, 1990).

      Con ello, los autores proponen que la variación hemática de los aminoácidos anteriormente citados podría ser causa de fatiga, con el consiguiente descenso del rendimiento.

      Schroder et al. (2000) realizaron un estudio de intervención con un grupo de jugadores de la liga ACB. Durante 32 días en una temporada regular, un grupo de jugadores recibieron una suplementación con 600 mg de alfatocoferol; 1.0000 mg de vitamina C y 32 mg de betacaroteno. Un segundo grupo recibió un placebo. Todas las concentraciones de los antioxidantes fueron analizadas antes y después del tratamiento. Los especialistas concluyeron que la administración de vitaminas antioxidantes mixtas produjo un descenso del estrés oxidativo en el grupo de deportistas estudiados.

      El mismo grupo de trabajo de Schroder et al. (2004) analizó los efectos de la ingesta de monohidrato de creatina durante tres temporadas en un grupo de jugadores profesionales de la ACB de baloncesto. Los resultados demostraron que la ingesta de esta ayuda ergogénica durante un largo periodo no alteró de forma significativa las variables estudiadas relacionadas con los parámetros de salud.

       7. OTRAS VARIABLES RELACIONADAS CON LA CARGA INTERNA EN BALONCESTO

      En el año 2004, Dubnov y Constantini estudiaron la depleción de los depósitos de hierro (Fe) en un grupo de 103 jugadores internacionales de diferentes categorías. Se contabilizaron diversas variables relacionadas con el metabolismo del Fe (ferritina y saturación de transferrina).

      Los resultados mostraron que un 22% del grupo estudiado padecía depleción en sus depósitos de Fe. En un 25 % de los mismos se observó posteriormente la aparición de anemia. Los autores recomiendan un análisis de esta variable en este tipo de deportistas de forma regular.

       8. FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

      De la misma forma que otros deportes están en proceso de evaluación, el baloncesto requiere investigaciones sobre el comportamiento hormonal con más precisión, especialmente de aquellos parámetros que nos orienten sobre la relación anabolismo-catabolismo.

       9. SÍNTESIS DE IDEAS FUNDAMENTALES

      La escasa documentación científica de la que disponemos presenta datos contradictorios, lo cual no nos permite establecer conclusiones prácticas que nos ayude a optimizar las cargas de entrenamiento. La modificación de valores hormonales en sangre ligadas al ejercicio no está suficientemente estudiada en baloncesto como para establecer conclusiones a partir de los datos publicados hasta el momento. Igualmente aquellas enzimas que se ven alteradas por los modelos de contracción realizada en baloncesto no presentan un patrón común, especialmente la CPK. De la misma forma, algunos iones como el K sí experimentan disminuciones significativas. También se han estudiado algunos parámetros como el Fe o determinados tipos de aminoácidos, aunque la población de estudio utilizada no era suficiente. Por lo tanto, es necesario cotejar estos datos con deportistas de alto nivel para poder obtener alguna conclusión más precisa que permita establecer orientaciones prácticas de entrenamiento.

       10. BIBLIOGAFÍA CITADA

      Alpert N.R. Lactate production and removal in the regulation of metabolism. Ann New Acad Sci 119: 955-1012, 1965.

      Barbany J. Fundamentos de fisiología del ejercicio y del entrenamiento. Barcanova, Barcelona, 1990.

      Bobbert M.F., A.P. Hollander, P.A. Huijing. Factors in delayed onset muscular soreness of man. Med Sci Sports Exerc Feb. 18 (1):75-81, 1986.

      Bolonchuck W., H. Lukaski, W. Siders. The estructural, functional, and nutritional adaptation of college basketball players over a season. J Sports Med Phys Fit 31:165-172, 1991.

      Buyukyazi G., S.O. Karamizrak, C. Islegen. Effects of continuous and interval running training on serum growth and cortisol hormones in junior male basketball players. Acta Physiol Hung 90 (1): 69-79, 2003.

      Byrnes W.C, P.M. Clarkson. Delayed onset muscle soreness and training. Clin Sports Med Jul. 5 (3): 605-14, 1986.

      Cadefau J.M., J. Parra, L. Amigó, N. Ferrer, N. Terrados, R. Cussó. Consecuencias del descanso estival sobre el rendimiento de jóvenes deportistas. Apunts Medicina de l'esport 129: 5-10, 1998.

      Cadefau J., J. Casademont, J.M. Grau, J. Fernández, N. Balaguer, M. Vernet, R. Cusso, Urbano Marquez. Biochemical and histochemical adaptation to sprint training in young athletes. Acta Physiol Scand 140: 341-351, 1990.

      Clarkson

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