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siendo éstos 176,8+11,7 pulsaciones/min para la 1a parte y 174+12.9 pulsaciones/min, para la segunda. Refoyo (2001), observó en 24 partidos de categoría universitaria femenina (12 oficiales y 12 amistosos) que la FC med en la 1a parte era de 171 pulsaciones/min y de 168 pulsaciones/min en la segunda.

      La diferencia de FC del 1er período con respecto al segundo podría ser consecuencia de dos factores. En primer lugar, puede producirse por una depleción de los depósitos de glucógeno muscular, aunque este fenómeno aún no está demostrado científicamente, lo cual también podría explicar la disminución de LA en las segundas partes de los partidos.

      En segundo lugar, las acciones en las segundas partes son menos densas, aumentando el tiempo de pausa. Según los datos de Colli y Faina (1985), de H. Moreno (1987) y de Sampedro y Cañizares (1993), los esfuerzos más frecuentes, no suelen superar los 40 s, no siendo la mayor parte de los tiempos de pausa no superiores a 30 s. En un estudio reciente realizado por Papadopulos et al. (2002), se analizaron las fases de juego contemplando el reglamento de 4 períodos de 10 min, encontrando que la mayor parte de las acciones de juego se duran 15 y 20 s.

      Es interesante conocer en relación con la FC en los segundos períodos que los tiempos de las acciones de pausa aumentan significativamente, manteniendo una densidad 1:1. Es decir, aumenta el tiempo que necesitan los jugadores para poner el balón en juego desde las bandas y el tiempo destinado a lanzar tiros libres. Igualmente, hay mayor número de situaciones de tiempo muerto, que, como veremos posteriormente, consiguen descender significativamente la FC.

      Siguiendo este argumento, Ramsey et al. (1970) recogieron la FC de un jugador júnior encontrando que apenas disminuían las pulsaciones por minuto en lanzamientos de tiros libres, pero si lo hacía considerablemente en los tiempos muertos. En consonancia con estos resultados, Refoyo (2001) observa que en los tiempos de juego, sin contar con los tiempos muertos, la FC oscila entre 171 y 168 pulsaciones/min, siendo la media de FC en los tiempos muertos de 142-144 p/min. En este sentido, el equipo de investigación permanente de deportes del INEF de Madrid, está realizando investigaciones con equipos de formación (categoría cadete) aún sin publicar. Pero los primeros resultados demuestran que la media de la FC durante tiempo de juego es de 171 pulsaciones/min, aunque desciende cuando se tienen en cuenta las pausas de los tiempos muertos (167 pulsaciones/min).

      A continuación mostramos un ejemplo de una jugadora adulta de perímetro que es capaz de mantener intensidades muy elevadas durante períodos de juego elevados (superiores a 10 min). En este estudio se encontraron períodos de tiempo de 9 min con FC med de 192 pulsaciones/min. Evidentemente, en una actividad continua sería más difícil mantener este tipo de intensidad. La tabla 3.3 es un ejemplo de FC de una jugadora de perímetro en las recuperaciones de los tiempos muertos y de las intensidades durante el tiempo de juego.

      Como podemos apreciar, la mayor parte de los tiempos muertos superan los 100 s, corroborando los estudios de Colli y Faina (1985) y McInnes et al. (1995) que determinan que la FC med durante el juego se mantiene estable siempre y cuando las pausas no superen los 100 s, es decir, siempre y cuando no existan tiempos muertos.

      Tabla 3.3. FC de una jugadora de perímetro en función del período de juego (Refoyo, 2001).

       2.3. FRECUENCIA CARDÍACA EN RELACIÓN CON LAS ACCIONES TÉCNICAS Y TÁCTICAS DE JUEGO

      El estudio que más detalladamente ha desarrollado este aspecto es el de Colli y Faina (1985), anteriormente citado, el que determina las FC en función de diferentes acciones (tabla 3.4).

      Aunque este trabajo fue pionero, tenemos que argumentar en su contra, en primer lugar, que la FC no está vinculada a la individualidad del jugador, como podría ser la relación de estas acciones con los umbrales fisiológicos de intensidad.

      Igualmente, las descripciones de algunas acciones son un poco genéricas, y no es fácil diferenciar lo que, por ejemplo, los autores denominan avance medio y rápido o salto para tiro y salto.

      Por lo que respecta al análisis de la FC y las acciones tácticas individuales y colectivas, Refoyo (2001) realiza un estudio de la FC de jugadores con posesión de balón en función de cuatro acciones habituales en entrenamiento (tabla 3.5).

      Como se puede apreciar, los ejercicios de igualdad numérica provocan mayor esfuerzo físico por parte de los atacantes. Este aspecto está íntimamente relacionado con los valores del grado de oposición. En este mismo trabajo se valoró el grado de oposición de los defensores en tres niveles diferentes (alto, medio y bajo) con relación a las acciones que manifestaban los defensores. Los resultados, sobre un total de 3.338 registros, se muestran en la tabla 3.6.

      Tabla 3.4. FC en función de las acciones técnico-tácticas (Colli y Faina, 1985).

TIPO DE ACCIÓNPROMEDIO DE LATIDOS (LAT./MIN)
Pausa150
Defensa balón172
Defensa balón todo campo172
Defensa sin balón 1er pase167
Defensa sin balón todo campo166
Defensa lado débil164
Avance lento167
Avance medio174
Avance rápido175
Avance lento de balón159
Avance medio de balón165
Avance rápido de balón195
Salto para tiro208
Salto178
1 contra 1183
Parado en juego161

      Tabla 3.5. FC en función de las acciones tácticas (Refoyo, 2001).

TIPO DE ACCIÓNPROMEDIO DE LATIDOS (LAT./MIN)
1 contra 1162,7±17,2
2 contra 2163,3±18,0
2 contra 1154,4±18,3
3 contra 2157,7±16,5

      Tabla 3.6. FC en función de la oposición del defensor (Refoyo, 2001).

OPOSICIÓNPROMEDIO DE LATIDOS (LAT./MIN)
BAJA159
MEDIA160
ALTA162

       2.4. Frecuencia cardíaca en función de los umbrales específicos

      Este, quizá, sea el dato más esclarecedor y fisiológico en relación con la FC, ya que determina los niveles de intensidades individuales.

      Encontramos investigaciones que comparan la FC de juego con relación a la FC máx. Beam y Merril (1994) observaron que jugadoras de nivel júnior presentaban durante un 61,8% del tiempo de juego intensidades superiores al 85% de la FC máx, el 30% del tiempo de juego intensidades superiores al 90% y el 3,8% por encima del 95% de la FC máx. Los mismos autores pudieron verificar que las jugadoras de baloncesto mantenían durante el 61,8% del tiempo real del juego valores por encima del 85% de la FC máx, datos muy parecidos a las conclusiones a las que llegaron McInnes et al. en 1995, donde determinaron que las intensidades medias de juego se situaban en el 89+2% de la FC máx.

      Por su parte, López y López (1997), en su estudio realizado con jugadores en edad cadete (14-16 años), observaron intensidades de 180 pulsaciones/min, encontrando que por debajo de esta FC se situaban el 17,3% de los registros recogidos de FC, entre 180 y 200 pulsaciones/min, el 69,6%, y por encima de 200 pulsaciones/min, el 12,6% de los registros, tal y como mencionábamos anteriormente.

      En un trabajo sin publicar (Calleja et al., 2006) se evaluó la respuesta de la FC basal, tomada en ayunas al levantarse, en un grupo de jugadores internacionales júnior en régimen de concentración permanente, durante dos ciclos clásicos: impacto y recuperación. Al finalizar el estudio se observaron diferencias significativas en los valores medios de FC basal entre

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