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incluso el reflejo de estos, como dice Antoine Rebiscoul; es decir, la imagen que la compañía proyecta y que la valoriza78. Es entendible entonces que algunos pensadores del capitalismo actual, desde Jean Peyrelevade a Yann Moulier Boutang79, desplacen la observación del mundo real al mundo de lo inmaterial, de la especulación intelectual e incluso del juego, y que enfaticen en la fase «cognitiva» alcanzada por el capitalismo, que llegó con Internet y las ntic. Aunque es indispensable recordar que las burbujas financieras terminan por explotar, como lo ejemplificó hasta la saciedad la crisis de las hipotecas de alto riesgo ocurrida en el verano del 2008, destacaremos, de esta mutación radical de los objetivos empresariales, el hecho de que explica muchas contradicciones aparentes de la globalización editorial, aunque probablemente solo constituya una fase muy provisional.

      Finanzas, gobernanza de empresa y voluntad de dominar la información

      Como sabemos, en Italia la situación es aún más grave, porque el presidente del Consejo, Silvio Berlusconi, controla una gran parte de la información, y en Estados Unidos, la derecha más conservadora aumentó su dominio sobre la televisión, la radio y la prensa escrita, con lo cual se constata el resurgimiento de dichas ideologías a principios del siglo xxi. La cobertura mediática de la primera guerra del Golfo, en 1991, ya había mostrado los estragos que podía causar una prensa dominada por uno de los bandos presentes, pero la segunda, que vio al ejército estadounidense literalmente «embarcar» a los periodistas en los tanques para hacerles experimentar en vivo y en directo el acontecimiento, demostró definitivamente la nocividad de una visión maniquea y satanizante de las relaciones entre naciones. Como el imperio del mal soviético se había derrumbado, convenía sustituirlo por otro para seguir imponiendo la hegemonía de Estados Unidos en el mundo.

      En este punto de la reflexión se debe mencionar que la conjunción entre las motivaciones económicas, políticas e ideológicas es tan grande que la financiarización del planeta, que parece ser la tendencia fuerte —el trend— de estos últimos quince años, no puede considerarse la única explicación para los fenómenos que acompañan la globalización editorial.

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