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después, Pierre Filion, director de Leméac, firmó un artículo titulado «Escribir en Quebec, ser leído afuera», para un colectivo dirigido por Lise Gauvin y Jean-Marie Klinkenberg106. Allí presentó las tres estrategias posibles para difundir la literatura en el extranjero: (1) la publicación en Francia y en Quebec bajo un sello francés; (2) la publicación paralela, bajo un sello quebequés en Quebec y bajo un sello francés en Francia, y (3) la publicación bajo ambos sellos. La tercera posibilidad, que él preconiza y define como la coedición, permite a los socios «reducir sus costos de producción procediendo a realizar tiradas comunes, que se dividen luego según su mercado»107. Convencido de los beneficios de la coedición, Pierre Filion recuerda a propósito, en su artículo, que este tipo de colaboración es completamente usual y funciona desde hace varios años en los ámbitos de la edición académica y de la poesía.

      La experiencia de Gaston Bellemare, presidente de Écrits des Forges (principal editor de poesía en Quebec), confirma en parte esta afirmación. Creada en 1971, su editorial cuenta hoy con más de mil títulos en su catálogo, de los cuales el 42 % se publicó en coedición. Como lo sugiere la página de inicio de su sitio web, el éxito de la editorial y su crecimiento parecen íntimamente relacionados con el de esta estrategia editorial:

      Títulos en el catálogo: 1000, todos visibles en nuestro sitio web.

      Títulos realizados en coedición con editores de 15 países: 42 %.

      Premios y menciones recibidos: 177; de ellos, 49 en el extranjero.

      Porcentaje por año de crecimiento de su volumen de negocios desde 1985: 21,5 %.

      Países de exportación desde 1985: Francia, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, La Reunión, Senegal, México, Argentina, Rumania, Portugal, Eslovenia, Venezuela.

      Las primeras coediciones en Écrits des Forges se remontan, también, a mediados de los años ochenta. En 1985, el editor firmó un primer acuerdo con Castor Astral, varios autores de la editorial participaron en el Mercado de la Poesía de París y Gaston Bellemare lanzó el Festival Internacional de Poesía en Trois-Rivières. Durante los diez primeros años se realizaron acuerdos principalmente con editores francófonos, lo cual implicó, además, poner en el mercado productos derivados de la poesía (casetes de audio, afiches, camisetas, entre otros). A partir de 1991, Gaston Bellemare viajó todos los otoños a México. En 1992 editó por primera vez un título de un poeta mexicano. En 1996 lanzó su primera antología bilingüe francés-español que fue vendida en ambos mercados. Aunque sus principales socios siguieron siendo francófonos, los contratos se extendieron también a Finlandia, Eslovenia, Rumania y Cataluña. Implementó diversas modalidades, que no siempre incluían la coimpresión. Según Gaston Bellemare, desde hace tres o cuatro años, varios socios, en particular aquellos localizados en países alejados (como Colombia o México) o en desarrollo (de África o de Europa del Este), prefieren recibir los archivos electrónicos e imprimir el título de manera separada, con lo cual suprimen los costos de transporte, de cambio y de aduana.

      Del estudio de estos discursos sobre la coedición y de las prácticas mismas se pueden extraer varias observaciones. En primer lugar, la experiencia de estos tres editores basta para mostrar que la coedición puede tomar múltiples formas, que van desde el doble etiquetado con una tirada y, por tanto, un producto final común (Leméac y Écrits des Forges), al doble etiquetado sin tirada común (Écrits des Forges) o a la publicación de ediciones paralelas (Boréal). A medida que se diluyen los signos tangibles de la asociación, la coedición llega a confundirse con la cesión de derechos. La única distinción (para el observador externo) será la adición de una nota muy discreta: «En coedición con…», en una página que los lectores casi no leen (la página legal), a condición, por supuesto, de que esta adición sea imperativa y sistemática, lo que queda por definir. ¿Este desplazamiento y la ambigüedad que implica son el signo de un uso abusivo del término coedición por parte de algunos profesionales o bien el de una evolución de las prácticas? Este estudio nos lo dirá a continuación.

      Aunque los editores quebequeses practican y piensan la coedición de diferentes maneras, todos coinciden en un punto: la valorización sistemática de esta estrategia. Todos los discursos, al menos los discursos públicos sobre la coedición abordan esta práctica en términos extremadamente positivos. En resumen, la coedición es necesaria, es deseable y debe ser fomentada. Sin embargo, la coedición de la que se habla en estos discursos remite, por lo general, a una realidad bastante precisa en tres aspectos. En primer lugar, es considerada ante todo en relación con otros países francófonos, en particular Francia. En otras palabras, al hablar de coedición en Quebec, se está remitiendo a acuerdos con otros editores de lengua francesa. La coedición con editores de otras lenguas suele ser mencionada en un segundo plano, y solo desde hace algunos años. Asimismo, estos discursos asocian la coedición sobre todo al ámbito de la literatura. Aparte de escasas menciones que aparecen en la prensa profesional, los nombres citados como ejemplo son los de los editores literarios (Leméac, Boréal o Écrits des Forges). Esta asociación entre coedición y literatura la ratificó un informe sobre las relaciones Francia-Quebec, realizado por el Ministerio de Relaciones Internacionales de Quebec en el 2002:

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