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hace tangible, pragmático y medible; pero desde el otro lado –en el cual se sitúa la investigación– es también un asunto de las inserciones y separaciones afectivas entre quienes la habitan, un lugar donde se junta y separan los cuerpos, un lugar de lo bi-social y, particularmente, lo bi-sensible, que se hace también forma en las manifestaciones, las prácticas y los productos del arte. La hipótesis entonces que se expone –o como lo diría Henry Lefebvre–, que se somete a la crítica es: tanto territorio y arte pueden entenderse como fronteras e intersticios, como prácticas culturales y geopoéticas que devienen memoria e imaginarios.

      En este orden, el desdoble de la hipótesis plantea una indagación profunda de las maneras en que ciertas prácticas estéticas (audiovisuales, fotográficas, pictóricas, performáticas y escultóricas) sirven para devenir memoria sobre la frontera México-Estados Unidos, particularmente entre Ciudad Juárez y El Paso. Asimismo, cómo en estas se pueden rastrear, a manera de huella, marca, gramma, una construcción de imaginarios sobre lo que define la frontera en sus diversidades y pluralidades culturales, sociales y económicas.

      En el plano metodológico se aborda el tema desde un análisis e interpretación cercano a lo que desde la práctica filosofía contemporánea se reconoce como trabajo hermenéutico; es decir, que se pregunta por el sentido, la experiencia y la otredad, y que tiene como eje epistémico las percepciones como elementos constitutivos de la condición humana y, por tanto, de la producción de conocimiento. En este orden, el ejercicio de análisis se hace a la luz de las teorías estéticas contemporáneas que entienden el asunto del arte más allá de la tradición historiográfica de los estilos y lo bello, para profundizar en las maneras como a través de prácticas, procesos y productos artísticos se potencian las posibilidades de construcción del territorio y, con particularidad, de relacionarse con el otro (s) y dejar huellas, grammas, memorias de sus encuentros más allá de sus existencias particulares, es decir, dejar memoria.

      El estudio de las prácticas del arte en la actualidad aparece imbricado, señala Margarita Calle (2011), en un “campo complejo de relaciones e interdependencias conformado por saberes y tradiciones, instituciones organizadas, lenguajes legitimados y efectos pragmáticos, que hacen de tales prácticas una auténtica sedimentación de lo que podemos reconocer como procesos culturales” (pp. 19-20).

      Siguiendo el trazo metodológico de los imaginarios de Armando Silva, la frontera –como la ciudad– se entiende en su sentido físico, histórico y simbólico, en la descripción de sus espacios materiales y los objetos que los pueblan –decogrammas– y que establecen unos registros estéticos –tecnogrammas– determinados.

      Este ejercicio interpretativo y analítico tiene su potencialidad como enfoque metodológico, ya que se puede, a partir de él, reconfigurar la urdimbre de significaciones que permiten visibilizar las prácticas, los discursos y las organizaciones materiales en las cuales se despliega el hacer y la razón de ser del arte como una instancia de producción de conocimiento al lado de otras. Al fin y al cabo, “en esta tupida urdimbre simbólica, compleja y problemática, a la vez pletórica y abierta, se las juega la experiencia del arte, al reivindicar su carácter constitutivo de toda experiencia humana” (Calle, 2011, p. 20).

      El estudio está compuesto por un corpus de obras, procesos y artistas provenientes de las Bienales de Arte Fronterizo auspiciadas por El Paso Museum of Art, localizado en la ciudad de El Paso (Texas, Estados Unidos) y el Museo de Arte de Ciudad Juárez INBA (Chihuahua, México), cuyo propósito es juntar artistas de los dos países y reflexionar acerca de lo que ocurre entre la frontera de México y Estados Unidos, así como desentrañar las complejidades del mundo cercano a la débil línea que los divide.

      Igualmente, del trabajo de artistas como Sebastián Carbajal, Martha Palau, Michael Berman, Gabriel Gaytán, Henry Cheever Pratt, Hilda Rosenfeld, Simón Brand, Steve Salazar, Jonás Cuarón, Artura Damasco, Claudio Dicochea, Anthony Lazorko, Rigberto A. González, David Florez y Juan Gabriel, entre otros, quienes han desarrollado procesos creativos focalizados en asuntos fronterizos, especialmente en la zona Ciudad Juárez y El Paso.

      Siguiendo la ruta planteada por Margarita Calle (2011) en su tesis Mutaciones y registros. Desplazamientos y convergencias en el arte contemporáneo, y fundamentalmente el trazo desplegado en la teoría de los imaginarios del profesor Armando Silva, la selección del material de análisis se enmarca en criterios como que sean procesos que permitan ampliar la noción de la estética actualmente en el escenario de la frontera; igualmente, obras en las que se materialice el trabajo articulado de artistas de una lado y del otro de la frontera; que produzcan relaciones entre arte, identidad, territorio, frontera y memoria; y que propongan un horizonte reflexivo para comprender la frontera no solo como instancia geopolítica de separación, sino como posibilidad de mezcla, de creación, de geopoética.

      Igualmente, se diseñó –en conjunto con el profesor Silva y el investigador francés radicado en Colombia Thierry Lulle, ambos pertenecientes al Doctorado en Estudios Sociales de la Universidad Externado de Colombia– un instrumento que opera tanto como encuesta y como mecanismo de entrevista, y cuya estructura aborda grupos temáticos desde los que se desprende la indagación sobre los imaginarios fronterizos: identidad e historia, imagen y memoria, decogramas fronterizos y emocionario fronterizo. Cada uno de estos grupos temáticos es desagregado en preguntas –cerradas y abiertas– que permiten establecer una línea base de orden estadístico que complementa al ejercicio hermenéutico central en la lectura de los datos y las informaciones cualitativas brindadas por los participantes.

      En este orden, la participación en el presente estudio es de 44 profesionales (20 mujeres y 24 hombres) en áreas del urbanismo, el arte y la cultura, y cuyo rango etario se ubica entre 21 y 60 años, lo que permite tener un significativo espectro de percepciones marcadas por las vivencias personales y las trayectorias de vida particulares. Las encuestas se complementaron con once entrevistas a profundidad que fueron grabadas y transcritas para ampliar el análisis. Entrevistas que incluye artistas, curadores y académicos como Gracia Chávez, curadora y artista; Rosa Elva Vásquez Ruíz, directora del Museo de Arte de Ciudad Juárez; Julián Cardona, artista, periodista y fotógrafo; Servando Pineda, gestor cultural y académico; Neil Harvey, investigador y experto en temas de la frontera de la New Mexico State University; David Flores, artista; Routilio Cárdenas, escritor e investigador; Patrick Shaw Cable, curador senior de El Paso Museum of Art; Carlos González Herrera, investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez; Christian J. Gerstheimer, curador de El Paso Museum of Art; y Luis Alfonso Herrea Robles, investigador del Instituto Municipal de Planeación IMIP y de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

      Asimismo, se contó con los aportes en la recolección de información y sistematización de las encuestas de los estudiantes mexicanos de pregrado Diana Harumi Lozano Lino, Yonathan Domínguez Serrano, Gerardo Reyes Santiago, Eustorgio Tomás Ramírez Navas y José Raymundo López Minjarez, becarios del Programa Delfín3, cuyo propósito es fortalecer los procesos de intercambio e investigación entre universidades de México y Colombia, entre otros países, y quienes realizaron entre los meses de junio a agosto de 2017 una estancia de investigación en Colombia, dentro del proyecto doctoral Geopoéticas, memoria e imaginarios en la frontera México-Estados Unidos.

      Es importante señalar que la aplicación del instrumento se efectuó en el marco del seminario permanente La Ciudad Posible, liderado, precisamente, por el investigador Luis Alfonso Herrera Robles del IMIP de Ciudad Juárez, cuya línea temática de reflexión se orienta hacia la búsqueda de nuevas maneras de pensar y planear la ciudad. Allí se realizó el taller “Imagen, estética y ciudad” con el propósito, entre otros, de aproximarse a lo urbano desde la perspectiva de los imaginarios consolidada por Armando Silva, quien sustenta su aparataje teórico desde un enfoque estético. Este que concibe las estructuras imaginarias desde la cotidianeidad de quienes habitan lo urbano –más allá de lo citadino–, como la construcción de las realidades sociales que hacen los ciudadanos contemporáneos en torno a sus percepciones, prácticas urbanas, artísticas, culturales, políticas y tecnológicas, sin oponer, como en la tradición sociológica más ortodoxa, lo imaginario a lo real, sino, por el contrario, de comprender que tanto la realidad como lo imaginario operan en un mismo estatuto ontológico, de igual o mayor validez en situaciones determinadas, como

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