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entre buscar una "macro-integración" global, versus intentar "sub-integraciones" más parciales; es decir, en un menor nivel de abstracción. Y no se trata de presentar nuestra propuesta integrativa como una especie de verdad final, en línea con un "ésta es la integración, es definitiva y no hay más". Se trata de que sea capaz de integrar en forma más completa y "mejor"… hasta que no aparezca otra teoría que la supere.

      Lo que sí es claro es que, si en psicoterapia seguimos haciendo lo mismo, obtendremos más de lo mismo; y como "lo mismo" lo hemos criticado suficientemente…

      Como lo señalaba Einstein, "si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". Hacer algo diferente pasa a transformarse, entonces, en una especie de necesidad de la causa. Siempre y cuando deseemos llegar más lejos.

      El desafío de fondo, entonces, no es tan solo hacer algo diferente. Es hacer algo diferente… y mejor. Puesto que, el que algo sea diferente, no garantiza en modo alguno que sea mejor.

      Veíamos que los psicólogos integrativos han venido buscando la integración por doquier, es decir,, en los más diferentes niveles. Hasta ahora, sin embargo, estos múltiples intentos no parecieran estar conduciéndonos con claridad a puerto. Veíamos también que, al coexistir múltiples teorías integrativas, estamos apagando el "incendio reduccionista" con "bencina integrativa". Es así como, a los 300 enfoques "reduccionistas" ya existentes, pronto les podremos agregar unos 600 enfoques integrativos… hoy en día en plena gestación. Todo un "póker" psicoterapéutico; en este caso, psicoterapéutico-integrativo.

      Adicionalmente, pareciera ser que en el ámbito de la integración se ha intentado todo. Y que no habría ya más donde buscar. Veremos hasta qué punto esto es así.

      Revisaremos, primeramente, la real importancia del generar una "macro-teoría". A continuación, revisaremos la relevancia de que ésta sea integrativa. Y, seguidamente, explicitaremos aspectos esenciales de nuestra propuesta, explicitando su perfil diferencial de integración.

      Para comprender el sentido profundo de un Supraparadigma Integrativo, primeramente tenemos que explicitar, algo más, los reales aportes de una teoría. Puesto que el tema es crucial, trataremos de abordarlo con un criterio práctico… y de la manera menos "aburrida" posible.

      Hoy en día muchos psicoterapeutas suscribirían afirmaciones del siguiente tenor:

       Cada teoría, cada Modelo, es explicativo en su contexto; y es respetable en tanto sea consistente consigo mismo. Ningún Modelo es mejor que otros, sino que sirve de guía… en tanto el clínico, el investigador, o el psicoterapeuta, lo valoren, lo validen, y lo respeten en la acción. Si se pretende establecer que un Modelo explicativo es más válido que otro, se incursiona en el territorio de la presunción del conocimiento "objetivo", en el territorio del sectarismo, de la competitividad, y de la prepotencia. Cada teoría tiene sus méritos, y es explicativa a su manera; ninguna es mejor que otras. Tampoco los colegas están mejor o peor situados que nosotros. Cada cual se sitúa según su leal saber y entender… y merece ser igualmente escuchado, valorado y respetado.

      

      Muchos clínicos quedarían fascinados con las afirmaciones anteriores. Constituyen una especie de oda a la modestia y al respeto al otro. Involucra un "no soy superior ni inferior a ti… soy tu igual".

      Las afirmaciones anteriores constituyen, además, una verdadera oda a la "democracia psicoterapéutica". Fuente evidente de buena convivencia social, de diálogo respetuoso, y de relaciones amigables entre los colegas.

      Otros terapeutas "integrativos" suscribirían con entusiasmo lo siguiente: "Cada modelo, cada paradigma aporta lo suyo. Unos modelos son fuertes en algunos aspectos, otros… en otros. No existe el SÚPER modelo que sea mejor que los otros. El creer que existe, involucra una presunción, carente de auto-crítica".

      El único problema es que, asumiendo esas posturas, no resulta posible avanzar en el conocimiento. Tampoco es un buen camino para ir avanzando en el ayudar mejor a nuestros pacientes. Y, como la búsqueda del "mejor" conocimiento – y el lograr ayudar "mejor" a nuestros pacientes – constituyen la médula que le da sentido a nuestro quehacer profesional, el problema no es menor. Salvo que consideremos que cualquier "conocimiento" da lo mismo, y que cualquier "procedimiento" ayuda a nuestros pacientes por igual.

      Nuestro mandato profesional no consiste en llevarnos bien con nuestros colegas. Y, los pacientes, no nos han entregado un mandato del tipo: Señores terapeutas, despreocúpense de ayudarnos mejor; preocúpense de llevarse bien entre ustedes.

      Nuestro mandato profesional, se orienta a enriquecer nuestro conocimiento… para ayudar mejor a nuestros pacientes. "Integrando" todo esto podríamos decir que, de lo que se trata, es de "llevarnos bien, para enriquecer nuestro conocimiento, para de este modo ayudar mejor a nuestros pacientes". En modo alguno se trata de "llevarnos mal"; tampoco tan solo de "llevarnos bien".

      Es así que podemos discrepar entre nosotros, y seguir llevándonos bien. Adicionalmente, y a contrario sensu, sería absurdo que, para "llevarnos bien", tuviéramos que "empatar" en la calidad de nuestras propuestas; y ser todos, igualmente aportativos.

      Avancemos un poco más…

      Más adelante, explicitaremos nuestros fundamentos epistemológicos. Por ahora, solo diremos que nuestros planteamientos epistemológicos se encuentran distantes del realismo ingenuo y del constructivismo radical. Desde nuestra perspectiva epistemológica… conocemos, mediados por nuestra biología; no accedemos a conocimientos plenamente objetivos pero, aun así… conocemos.

      Y no se ayuda al avance del conocimiento, si no somos capaces de ir comprendiendo, cada vez con precisión y profundidad, los principios que regulan la dinámica psicológica. Las mejores teorías explican mejor, predicen mejor, guían mejor, conducen más lejos. Las teorías mejores involucran un mayor conocimiento, y facilitan el acceso a "mejores" conocimientos "nuevos".

      Si nuestros pacientes nos pudieran aconsejar, es seguro que no nos dirían: "Nosotros estamos bien… despreocúpense de nosotros. Preocúpense de ustedes mismos. Aprendan a convivir amigablemente entre ustedes. Respétense como iguales, y no intenten ser más que sus colegas. Disfruten de su convivencia. Déjense espacios equivalentes para ser exitosos. Respeten y valoren por igual los distintos puntos de vista".

      Como lo señalábamos, si nuestros pacientes nos pudieran aconsejar, o "solicitar", sería más probable que nos dijeran: "Por favor preocúpense de nosotros, lo estamos pasando mal, a veces demasiado mal. Convivan bien entre ustedes, pero… para ayudarnos mejor. Por favor ¡progresen!... logrando mejores conocimientos, mejores teorías, mejores estrategias clínicas. Todo esto para… ayudarnos a sufrir menos, para que salgamos de nuestros problemas lo antes posible, del modo más económico posible, por el mayor tiempo posible. En suma: sean mejores psicoterapeutas. No les pedimos esto, se los exigimos. No se dedicaron a la psicoterapia para hacerse famosos; ni para tener muchos amigos, ni tan solo para convivir gratamente, ni para ganar dinero. Se dedicaron a esto para… saber más; saber más… para ayudarnos mejor".

      Desde nuestra óptica de análisis, entonces, el desafío es respetar para avanzar. El escuchar sin agredir, discrepar, discutir, cuestionar, confrontar puntos de vista, verificar, formular hipótesis, verificarlas, rescatar y darles vida a las hipótesis verificadas; demostrar, acumular conocimientos… constituyen elementos irrenunciables, en una convivencia pacífica… al servicio del progreso científico.

      De este modo, respetar a las personas es diferente de estar de acuerdo con ellas; y muy diferente de estar de acuerdo con cualquier cosa. Respetar, es diferente de aceptar pasivamente que se haga cualquier cosa con el conocimiento y/o con los pacientes.

      En física, no da lo mismo adscribir a Newton o a Einstein. La teoría de Einstein es mejor que la de Newton; se ha demostrado que aporta más a la comprensión, y que predice mejor. Y aun cuando Einstein valoraba a Newton e incluso lo admiraba,

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