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Adoración. Daniel Plenc
Читать онлайн.Название Adoración
Год выпуска 0
isbn 9789877650082
Автор произведения Daniel Plenc
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Holmes señala en conclusión la necesidad de “mantener estos dos focos en balanza y proveer espacio para cada uno”.14 El temor reverencial es entonces una reacción que suele acompañar las teofanías en el relato bíblico.
Las iglesias han insistido con frecuencia en la necesidad de reverencia en el culto público. Ese énfasis es correcto, siempre que se comprenda el sentido profundo de la reverencia y no se la limite al silencio o a la sujeción externa de ciertas conductas consideradas adecuadas. En verdad, la reverencia bíblica tiene más que ver con la comprensión del carácter y del accionar de Dios, unido a una respuesta de respeto íntimo por el Señor, por las cosas sagradas y por su voluntad en la práctica cotidiana.
Un sencillo estudio de la idea de reverencia en los escritos de Elena G. de White muestra que la autora se refirió a objetos concretos de reverencia, como (a) la Palabra de Dios, (b) el nombre de Dios, (c) la ley de Dios, (d) la casa de Dios, (e) el culto y los ritos de la iglesia, y (f) los representantes de Dios. Asimismo, la autora destaca la necesidad de enseñar la reverencia en el hogar.15
La adoración como compromiso con Dios
Dios formuló promesas y Jacob también se comprometió con Dios. El patriarca hizo una súplica, un voto y una promesa condicional.16 Eligió a Dios y prometió los diezmos de lo que el Señor le daría. “Para Jacob, éste fue su primer encuentro personal con Dios […] por lo que de inmediato comienza a adorar de acuerdo a las costumbres de la época”.17 Su reacción ilustra la idea de que la adoración es una respuesta comprometida ante la fidelidad de Dios. En el mismo sentido se encuentra la hipótesis del buen trabajo de David Peterson cuando escribió que la adoración es esencialmente un compromiso con él en los términos que él propone y en la forma en que solo él hace posible.18
Los actuales conductores del culto harán bien en recordar que la adoración incluye un compromiso con Dios. Al mismo tiempo que la vivencia litúrgica puede otorgar momentos de inspiración, regocijo y apoyo, también tendrá desafíos que requieren un compromiso de entrega y dedicación al dador de todas las cosas. Los recursos materiales, como ofrendas y diezmos, forman parte de esa consagración, además de los afectos y la vida misma. Vale recordar la fidelidad de Dios en el cumplimiento de sus promesas, como la necesidad de un compromiso total y definitivo al Señor que crea, sustenta y redime.
Una síntesis del capítulo “La conducta en la casa de Dios”, de Elena G. de White.19
En este importante capítulo, ya citado en relación con la reverencia, la autora va a referirse a la casa de Dios y al culto como ámbitos sagrados y trascendentes de encuentro con Dios. Aquí algunos de sus conceptos:
“Debiera haber reglas respecto al tiempo, el lugar, y la manera de adorar. Nada de lo que es sagrado, nada de lo que pertenece al culto de Dios, debe ser tratado con descuido e indiferencia”.20
La autora recomienda ingresar al santuario con decoro y devoción, evitando “la conversación común, los cuchicheos y las risas”.21 Para los momentos previos, nada mejor que la meditación, la reflexión y la oración silenciosa. El ministro entrará con solemnidad y dignidad, y se inclinará para orar. La congregación se le unirá en oración.
Se lee textualmente: “La melodía del canto, exhalada de muchos corazones en forma clara y distinta, es uno de los instrumentos de Dios en la obra de salvar almas”.22 La Palabra predicada debe escucharse con atención, como la voz de Dios, y se evitará dormitar o comunicarse con otros.
Aconseja luego retirarse en quietud, orden, silencio y reverencia, sin introducir cosas comunes. Para el logro de un culto reverente, se insiste en el papel educativo de la familia. “Casi todos necesitan que se les enseñe a conducirse en la casa de Dios”.23 Finalmente, se consideran importantes el comportamiento, el aseo, la indumentaria pulcra y la ausencia de ostentación.
Una síntesis del capítulo “¿Puede el hombre comunicarse con la divinidad?”, de Elena G. de White.24
La misma autora aquí destaca el aspecto más intimista de la adoración, en consonancia con la convicción de la presencia de Dios. Se habla de relaciones claras y plenas entre Dios y sus hijos, de la importancia de orar en el nombre de Jesús. Se comenta que el creyente no necesita estar en soledad y retiro, sino fortalecerse y edificarse en comunidad. Recomienda entonces asociarse con otros para edificación mutua, hablar del amor y de las promesas de Dios, y alabar su nombre.
Dice la autora: “Debe ser un placer adorar al Señor y participar en su obra”.25 El concepto de Dios es aquí importante. “Él es nuestro mejor amigo; y cuando le adoramos quiere estar con nosotros, para bendecirnos y confortarnos llenando nuestro corazón de alegría y amor”.26
El foco cristocéntrico es destacado con claridad. “Debemos reunirnos en torno a la cruz. Cristo, y Cristo crucificado, debe ser el tema de nuestra meditación, conversación y más gozosa emoción”.27
La sección termina destacando la alabanza, los cánticos, la gratitud y el gozo en la adoración.
1 William R. Farmer, dir. Comentario bíblico internacional: Comentario católico y ecuménico para el siglo xxi, 3.ª ed. (Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino, 2003), 352. Otra teofanía ocurrió 20 años después, en Peniel (Gn 32,22-30), en su regreso a Canaán. Otra vez Jacob estaba solo con Dios y temeroso por el peligro. La medianoche lo encontró orando angustiosamente, cuando de repente alguien lo tomó. Jacob se defendió y ambos lucharon hasta el amanecer. Y ese fue su encuentro definitivo con Dios. Allí comprendió nuevas facetas de la adoración. Podrían mencionarse tres: (a) adorar significa aferrarse de Dios hasta obtener su bendición (Gn 32,24-29); (b) la adoración es finalmente una entrega completa de la vida al Señor; y (c) la adoración es ver a Dios cara a cara (Gn 32,30). Es volver a estar en paz con Dios y con los hombres. Jacob se reconcilió enteramente con Dios, y luego también con su hermano (Gn 33,3-5). Ahora era un hombre convertido, creyente, en amistad con Dios.
2 Traducción del autor. Warren W. Wiersbe, Real Worship (Nashville, Tennessee: Oliver-Nelson Books, 1986), 27.
3 Küen, El culto en la Biblia…, 85.
4 Hustad, ¡Regocijaos!: la música…, 123.
5 Ibíd., 124.
6 Profesores de Salamanca, Biblia comentada, Vols. 1, 2, 3, 5 (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1960), 1:266, 267.
7 Traducción del autor. Canale, “Principles of Worship and Liturgy”, 98.
8 Elena G. de White, El camino a Cristo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1985), 19.
9 Pease, “La adoración: una doctrina bíblica”, 47.
10 Elena G. de White, Profetas y Reyes (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1957), 34.
11 Traducción del autor. Millard