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Pablo: Reavivado por una pasión. Bruno Raso
Читать онлайн.Название Pablo: Reavivado por una pasión
Год выпуска 0
isbn 9789877982824
Автор произведения Bruno Raso
Жанр Документальная литература
Серия Lecturas devocionales
Издательство Bookwire
“Sangre” es una palabra clave para entender el mensaje redentor de la Biblia, desde los sacrificios en los tiempos del Antiguo Testamento, que prefiguraban al Cordero de Dios que llevaría los pecados del mundo. Más importante aún, la palabra “sangre” constituye un tema fundamental para comprender la obra y el ministerio de Cristo.
La sangre como símbolo de una vida entregada voluntariamente para rescatar al pecador, y la sangre como el derramamiento de la vida misma. Al igual que la palabra “cruz”, la frase “sangre de Cristo” es una expresión específica para el sacrificio y la muerte redentores de Cristo.
Gracias a nuestro Señor Jesucristo, quien tiene el verdadero brazo de oro y es el mayor donante del Universo, podemos nacer de nuevo. ¿Cómo no apreciarlo y comprometerse?
Que la decisión de Spurgeon sea también la nuestra: “Si no estamos dispuestos a morir por Cristo, no tendremos ningún gozo en el hecho de que Cristo murió por nosotros”.
12 de febrero
Un acto de fe
“Creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3).
El patriarca Abraham nació en Ur y fue llamado por Dios para vivir en Canaán. La promesa divina implicaba convertirse en padre de multitudes y en hacer de sus descendientes una gran nación. Esta promesa fue cumplida inicialmente en Israel y posteriormente en la iglesia cristiana.
Como señal del pacto y de la promesa, Dios le da a Abram (nombre que significa “Padre venerado”) un nuevo nombre: “Abraham” (que significa “padre de muchedumbre”). Además, el patriarca fue llamado también amigo de Dios, por su fe, su obediencia, su fidelidad y su intercesión.
¿Cómo obtuvo Abraham su salvación? Pablo explica lo que dice la Escritura y nos muestra el camino para todo asunto de la vida: ir a la Biblia para ver qué dice la Escritura. Bien decía Spurgeon que “cuando una Biblia está hecha pedazos por su uso, quien la usa está entero”. Y la Escritura dice que fue por fe (Rom. 4:3). Ahora bien, dice el texto que “le fue contado”. Esta es una expresión contable que implica algo que fue “depositado” o “transferido a la cuenta personal”. La fe de Abraham le fue acreditada en su cuenta con Dios como justicia.
Pablo profundiza al decir que, si consideramos la salvación como un salario, sería un pago o retribución por el trabajo realizado, una recompensa o una remuneración. Por el contrario, la salvación es un don inmerecido que se recibe como un presente, un regalo. El pecador está privado, lejos, destituido. Pero la gracia de Dios no da una compensación por servicios ofrecidos; Dios coloca a disposición su don gratuito, que debe ser recibido y aceptado por fe.
Los judíos tenían a Abraham por modelo, y Pablo sabía eso; solo que para ellos era un modelo de hombre justo. Ellos pensaban que su obrar y su fidelidad le habían hecho ganar méritos delante de Dios. Pero Pablo va al corazón del tema, para mostrar que es un modelo de fe y de un caminar siempre con Dios.
El problema fue siempre el mismo, en los días de Abraham, de Pablo o en nuestros días. Es la autosuficiencia lo que nos lleva a la destrucción. Nadie quiere sentirse necesitado, dependiente; todos quieren valerse por sus propios medios. Pero es allí, cuando reconocemos nuestra necesidad, cuando damos permiso a la actuación de Dios, cuando admitimos la enfermedad, que el médico, el remedio y el tratamiento se aplican y resultan eficaces.
En la angustia de una noche, Abraham oyó otra vez la voz divina: “No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” (Gén. 15:1).
No temas. Cree en sus promesas hoy.
13 de febrero
Perdonado
“Por eso también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de pecado” (Romanos 4:6-8).
Al igual que Abraham, David creyó, pero su situación al escribir el salmo al que alude Pablo en los versículos de hoy era diferente. Él no tenía buenas obras para mostrar; al contrario, incurrió en una conducta que lo avergonzaba delante de Dios y delante de la comunidad. ¿Cómo se salvó David? No hay bienaventuranza en cuanto al perdón para el incrédulo, solo para aquel que cree.
David escribió su conocido Salmo de arrepentimiento, el Salmo 32, escrito un año después de su triste historia de adulterio y de asesinato perpetrado para encubrir su culpa y resguardar su imagen. Sin duda, fue un tiempo de angustia, de lucha espiritual y de culpa, ya que sentía que sus sacrificios no eran aceptados por Dios.
Por eso, David dice que es bienaventurado aquel a quien Dios perdona sus transgresiones y cubre sus pecados; por lo tanto, no lo culpa de pecado. Pablo dice que David es justificado no por ausencia de pecados, o por ser un hombre bueno, sino porque sus pecados son perdonados.
El Salmo 32 muestra a un David aliviado, ya que se siente como un pecador perdonado. Es tanta su paz que muestra el camino a los demás pecadores para que confíen en el Señor, acepten la manera en que él justifica al pecador, sean alcanzados por la misericordia de Dios y el gozo de la salvación.
Dios esconde de su vista los pecados del creyente, como si no existieran. La base no es la inocencia del hombre, sino la gracia de Dios, que no carga en la cuenta del pecador sus pecados.
Recuerdo a una persona que asistió a una conferencia bíblica que estaba dando en una ciudad. Antes de ir, había estado tres meses encerrado en su pieza, atormentado por la culpa de su vida pasada. Al terminar me agradeció, pero me dijo que se consideraba fuera del alcance del perdón de Dios.Entonces le aseguré que Jesús ya había pagado por sus pecados. Vi unas lágrimas que rodaban por su rostro, en aceptación del perdón.
Él siguió asistiendo a las conferencias, estudió la Biblia y se bautizó junto con su esposa. Hoy, tanto su hijo como su nieto son pastores adventistas.
¿Cómo rechazar el perdón, cuando para recibirlo solo necesitamos tener fe? Si el Salmo dijera: “Bienaventurado el que no tiene pecado”, entonces nadie tendría esperanza. ¡Felizmente, dice otra cosa! Expresa que Dios no ve nuestros pecados porque están cubiertos por la sangre de su Hijo amado. Por eso son benditos los que creen, ya que han sido perdonados.
Experimenta la gracia del perdón ahora mismo.
14 de febrero
¿Placebo o remedio?
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).
¿Qué es la paz? ¿Quién tiene paz? El diccionario define paz como la situación en la que no existe lucha armada en un país o entre países; la armonía sin conflictos entre las personas; la ausencia de ruido o ajetreo; el estado de quien no está perturbado por ningún conflicto ni inquietud. Es también el sentimiento de armonía interior que los fieles reciben de Dios. La paz verdadera profunda proviene de Dios, y es el resultado de estar bien con él y, por extensión, con los demás.
En el Antiguo Testamento, la palabra paz es shalom e indica un estado de pleno bienestar. Este es un concepto amplio, que incluye la paz espiritual (salvación), la paz física (salud), la paz psicológica (integración) y la paz social (justicia y libertad).
Pablo afirma que esa paz verdadera es profunda y solo viene de Dios. Es por él que la recibimos. Cuando Dios originó la vida, todo era armonía y paz. El pecado provocó división y rebeló al hombre contra Dios, contra el prójimo, contra sí mismo y contra la naturaleza. Así, se produjo un estado