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pudiera rendir con su trabajo, para lograr índices superiores de excedentes, además de enviar a dichos parajes población mexica del valle central. De esa manera se conseguía controlar mejor el territorio y descongestionar de población otras áreas.65

      En definitiva, en el momento de la llegada de la hueste cortesiana, los problemas de índole tanto interna como externa abrumaban a Moctezuma II: ni había podido derrotar a los tarascos, quienes, además, lanzaron una ofensiva y ocuparon Ixtlahuaca, en el valle de Toluca, y pusieron en peligro aquella frontera y su prolongación hacia la costa; ni había podido imponerse a Tlaxcala, de manera que una guerra total contra esta última estaba en marcha desde 1517. Incluso Huexotzinco, que entre 1512 y 1515 se había apartado de su liga con Tlaxcala por influencia de Moctezuma II, un pequeño éxito, para 1518 volvía a estar en guerra contra los mexicas. Estos perdieron 1200 hombres en un ataque contra sus antiguos aliados. Además, en palabras de Conrad y Demarest, citados por Lameiras:

      La descripción que del personaje nos hizo Bernal Díaz del Castillo es bien conocida:

      [Moctezuma era] de buena estatura y bien proporcionado, e cenceño e pocas carnes, y la color no muy moreno, sino propia color y matiz de indio, y traía los cabellos no muy largos, sino cuanto le cubrían las orejas, e pocas barbas, prietas y bien puestas e ralas, y el rostro algo largo e alegre, e los ojos de buena manera, e mostraba en su persona en el mirar por un cabo amor, e cuando era menester gravedad.

      Y a Francisco de Aguilar le mereció la consideración de «asaz astuto, sagaz y prudente, sabio, experto, áspero en el hablar, muy determinado». En su juventud, como cualquier otro líder mexica, hubo de participar en diversas campañas militares, mientras perfeccionaba su formación merced a las enseñanzas de los veteranos, aunque algunos testimonios concretan que llegó a obtener el prestigioso título de cuáchic, o «rapado», el cual se otorgaba a quienes habían capturado varios enemigos, particularmente a valientes guerreros del valle de Puebla. De nuevo Díaz del Castillo nos informa de que Moctezuma II había sido vencedor en tres enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Cervantes de Salazar nos ofrece un cuadro más completo del personaje. Era Moctezuma II:

      Así que, al menos, tenía un rasgo en común con Hernán Cortés: ambos eran mujeriegos.

      Para los austeros compañeros de armas y fatigas de Hernán Cortes, sin duda era más admirable el boato de palacio de Moctezuma II que algunas de sus costumbres guerreras. Por ejemplo, mientras los gobernantes mexicas se vestían como dioses a la hora de ser representados en sus momentos de gloria, al conquistar otros señoríos, el primer cautivo de una campaña era sacrificado y desollado para que su piel fuera, literalmente, vestida por el tlatoani. En cambio, Díaz del Castillo se deleita al describir la comida de un día cualquiera en la corte de Moctezuma II, quizá rememorando escaseces vividas por él:

      EL ARTE DE LA GUERRA EN EL MUNDO MEXICA

      En el caso del mundo mexica, cabría diferenciar entre las guerras convencionales, o de conquista (ocoltic yaoyotl), y las guerras rituales o ceremoniales, denominadas guerras floridas. Y, dentro del primer caso, quiénes participaban, pues eran tres los señoríos, como ya hemos visto, que conformaban la Triple Alianza, por ello así denominada. Tanto Tenochtitlan, como Tetzcoco y Tlacopan –que también era conocida como Tacuba– dominaban sobre diez o más reinos cada una, aunque la cabeza de la alianza, y siempre lo fue Tenochtitlan, comandaba las campañas militares. Los hombres de Tenochtitlan podían luchar en solitario o ayudados por sus aliados, pero cuando se trataba de una guerra de conquista sus enormes ejércitos buscaban el dominio de un territorio y la obtención de tributos.

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