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Vencer o morir. Antonio Espino López
Читать онлайн.Название Vencer o morir
Год выпуска 0
isbn 9788412221329
Автор произведения Antonio Espino López
Жанр Документальная литература
Серия Historia de España
Издательство Bookwire
A unas provincias se les exigía tributos en productos y servicio, a otras refuerzos para sus tropas, o abastecimiento del ejército con todo lo necesario. Así quedaban integradas en una vasta red que estaba tejida con sangre y miedo, mutuos beneficios comerciales y socioculturales, alianzas matrimoniales e intrigas.54
Sangre y miedo. Tzvi Medin, en una sugestiva monografía, ha insistido en que «el espectáculo recurrente de los sacrificios humanos», en su cotidianidad y monumentalidad como la definió David Carrasco, era una especie de «aviso mortal y aterrorizante que ocupaba un lugar muy especial dentro del horizonte existencial de tal sociedad». La perpetuación de las estructuras sociales, pero también de las políticas, era esencial, de ahí que junto con el sacrificio de los guerreros capturados en batalla y de los esclavos no mexicas, también se sacrificasen niños y esclavos de origen nahua, además de mujeres –en un tercio de los festivales, según Carrasco, se sacrificaban féminas–. En la religión mexica, el dios Huitzilopochtli derrotó a su rival Coyolxauhqui en su lucha por la montaña sagrada, y lugar de nacimiento del dios, Coatépetl. Esta era simbolizada por el propio Templo Mayor. Al cortar la cabeza y los miembros de Coyolxauhqui, Huitzilopochtli hizo que estos rodasen montaña abajo, el mismo efecto que se buscó al dotar a las pirámides de una subida empinada: los restos de los sacrificados también rodaban hacia abajo vertiginosamente. En los años de Itzcoatl y de Tlacaelel se afinaron estas prácticas y se convirtieron en el modelo político-religioso mexica; la identificación imperial con ese terror institucionalizado, basado en los sacrificios, fue total.55 De hecho, según Medin, una de las claves, sino la clave, del funcionamiento del imperialismo mexica fue el impacto del terror imperial; en otras palabras, «la implantación del espanto y del pavor paralizantes en tanto una parcela esencial del espacio de la conciencia colectiva de los pueblos supeditados».56 Y una manera de demostrarlo es comentar que en la celebración antes mencionada del tlatoani Ahuitzotl en el momento de la finalización del Templo Mayor57 se sacrificaron por lo bajo 20 000 personas en varias jornadas, apenas tres, si bien la cifra se ha querido elevar hasta las 80 400.58 Recientemente, mediante un cálculo hábil a partir de la lectura cuidadosa de las fuentes, Jesús Ruvalcaba ha podido defender que en las famosa jornadas de consagración del Templo Mayor se sacrificaron 2300 personas.59
Pero, ahora bien, es posible que, siguiendo a Michael Smith, ese terror no solo se dirigiera hacia el «exterior» de la sociedad tenochca, sino también hacia su propio cuerpo social, pues es factible asimismo pensar que alcanzaba a los macehualtin: «Witnessing the gruesome deaths of not only enemy soldiers but also local slaves, infants, and the occasional free commoner must have made most people think twice before engaging in any form of resistance against their king of local noble».60*
MOHTECUZOMA XOCOYOTZIN
Mohtecuzoma Xocoyotzin (1502-1520), o Moctezuma II, era hijo de Axayacatl y sobrino de Ahuitzotl. Su madre era una noble de Iztapalapa y su hijo nació hacia 1467. Se hizo merecedor de ostentar el poder al ocupar cargos como el de tlacatécatl, es decir, oficial del ejército, además de ser un consumado poeta.61 También un político con la dureza necesaria. Hubo de eliminar a su hermano Macuilmalinaltzin, un molesto rival en la carrera para alcanzar el poder, pues además era yerno del tlatoani de Tetzcoco, e impedir que los colaboradores de su tío continuasen disfrutando de parte del poder, rodeándose de afectos a su persona tanto en la administración como en el ejército, donde se pasó a tener un mayor peso no gracias al mérito obtenido en la guerra, sino por el abolengo del linaje (cercano) al nuevo tlatoani. De hecho, Moctezuma II, que había controlado las instituciones de enseñanza, escogió varios hijos de los señores principales de las tres ciudades cabecera del imperio y los instruyó en sus propios ideales. Los enriquecidos mercaderes, o pochtecas, adquirieron una mayor relevancia a costa de la nobleza meritocrática y también separó a los artesanos, una pieza clave del sistema productivo mexica, de sus calpulli respectivos. Pero no prescindió de la nobleza de mérito, sino que le confió la recaudación de los tributos a costa de la nobleza legítima, es decir de aquella que podía reclamar derechos sucesorios. Es decir, que de una u otra forma, Moctezuma II desplazó, limitó, redujo o suplantó los poderes de las instituciones tradicionales y de algunos estratos sociales para conseguir mayor control sobre el entramado institucional imperial.
Con Moctezuma II se emprendieron guerras con la intención de inaugurar su reinado con una gran victoria. Pero, según Michel Graulich, los primeros enfrentamientos, en 1503, contra las ciudades mixtecas de Xaltepec y Achiotlan fueron producto del desafío de las mismas ante la irrupción de un nuevo emperador, pues en ambas se asesinó a todos los mexicas residentes y a las gentes instaladas en las guarniciones de sus fronteras. Según otra versión, los ultimados fueron los comerciantes de la órbita mexica hallados en territorio mixteco. Seguidamente, ambas localidades se pusieron a la defensiva atrincherándose. Aunque poco pudieron hacer contra la furia de Moctezuma II y sus aliados. Ambas fueron tomadas e incendiadas. Ese mismo año se atacó a los yopis y se tomó Malinaltepec, pero parte del territorio yopi aún se mantuvo independiente.62
También hubo conflictos en Atlixco, donde un ejército mexica ayudó a uno de los dos bandos de la ciudad de Huexotzinco que, en plena guerra civil, luchaba contra los tlaxcaltecas, cuyo territorio habían invadido. Estos últimos derrotaron a los aliados y pillaron el territorio de Huexotzinco en 1504. Mejor fueron las cosas en la lucha contra Tototepec, donde la Triple Alianza consiguió 1350 prisioneros. Pocos días después, fue tomada al asalto y quemado el Templo Mayor, Quetzaltepec. El tlatoani dio órdenes de que se respetara solo la vida de mujeres y niños. Moctezuma II se retiró con un buen botín y la promesa de pago de nuevos y duros tributos. En el invierno de 1505-1506 les llegó el turno a Yanhuitlan, Zozollan y Tlachquiauhco con la intención de controlar mejor las rutas que aseguraban los dominios de Tehuantepec y Soconusco; de la primera obtuvieron hasta un millar de prisioneros de guerra, si bien se masacró a casi toda su población. El mensaje fue entendido en Zozollan, cuyos habitantes huyeron a las montañas. También se trataba, como ocurrió en el invierno de 1506-1507, de terminar con las revueltas en territorio mixteco (Oaxaca),63 cuando se atacó Teuctepec, una localidad que se había aliado con Coatlan. En esta ocasión, Moctezuma II ya no participó en la campaña, que les reportó a los de la Triple Alianza 2300 prisioneros. En este último caso, la ciudad, defendida por una cuádruple línea defensiva, también cayó porque sus habitantes decidieron pelear en campo abierto preparando una emboscada que resultó fallida. Aunque también se sufrieron derrotas, como la ocurrida en Atlixco en 1508, cuando se perdieron 2800 efectivos de la Triple Alianza.64
En cambio, de entrada, las luchas entabladas entre 1510 y 1511 contra los pueblos de Nopallan (donde se hicieron 5100 cautivos), Ycpatepec (cuya captura produjo