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Vencer o morir. Antonio Espino López
Читать онлайн.Название Vencer o morir
Год выпуска 0
isbn 9788412221329
Автор произведения Antonio Espino López
Жанр Документальная литература
Серия Historia de España
Издательство Bookwire
Tras los años de gobierno de Acamapichtli (1372-1391), su sucesor, Huitzilihuitl (1391-1417) no solo logró que los mexicas-culhuas fueran ganando en potencia dentro todavía del marco de sujeción a los tepanecas, sino que introdujo cambios importantes en el estamento militar: aparecerán los capitanes generales o cabeza suprema del ejército, o tlacochcalcatl, un cargo que, con el tiempo, se transformó en trampolín ineludible, al parecer, para alcanzar el grado de tlatoani.
Inmersos, pues, en las guerras tepanecas, los mexicas-culhuas lucharon contra Xaltocan y Tetzcoco, así como contra Cuauhtinchan, aunque el conflicto principal siguiera siendo el de Chalco, hasta que Huitzilihuitl tomó la capital en 1411. En el reinado de su sucesor, Chimalpopoca (1417-1427), los mexicas-culhuas capturaron Tetzcoco, que recibió el estatus de ciudad tributaria de México-Tenochtitlan. Y fue en ese momento de una inicial expansión, si bien aún sujetos a los tepanecas como se ha dicho, cuando tanto los mexicas-culhuas como los tlatelolcas decidieron intervenir en la guerra civil desatada por la sucesión del difunto Tezozomoc en Azcapotzalco.
Uno de los candidatos al dominio de Azcapotzalco, Maxtla, al conocer las intenciones de tenochcas y tepanecas de oponérsele, una vez habían, incluso, conspirado para matarle, endureció sus exigencias de tipo tributario, lo que condujo a la llamada Excan Tlatoloyan, es decir a la confederación de tres ciudades, o señoríos –tlatocáyotl en náhuatl–, para la autodefensa: los aculhuas de Tetzcoco dirigidos por Nezahualcoyotl, los mexicas-culhuas de México-Tenochtitlan comandados por Itzcoatl y, por último, los tepanecas de Tlacopan con Totoquihuatzin en cabeza. Es lo que se conoció como la Triple Alianza.15 Es más, incluso Cuauhtlatoa de Tlatelolco, que había optado primero por acercarse a Maxtla en vista de su enfrentamiento con los tenochcas, ante la respuesta tibia recibida por parte de este, hubo de rectificar y allegar posiciones con respecto a la Triple Alianza. Tras casi cuatro meses de lucha, a la que se fueron uniendo otros pueblos, Maxtla fue derrotado16 y la facción más importante de la nueva Alianza, los tenochcas de México-Tenochtitlan, acabó haciéndose con el control del territorio y sustituyó a Azcapotzalco en tales lides.
Pochtecas del Imperio mexica. Su función, además del comercio, era la de hacer las veces de diplomáticos o espías para el imperio. Incluso, en ocasiones, pagaban con su vida la hostilidad de alguna provincia rebelde que los veía como la punta de lanza de la expansión imperial. Códice Florentino, siglo XVI.
Poco menos de un siglo más tarde, entre 1519 y 1521, fueron los tenochcas descendientes de Itzcoatl quienes se enfrentaron a una nueva alianza para derribarlos del poder, solo que liderada por un extranjero: Hernán Cortés.
LA GÉNESIS DE LA TRIPLE ALIANZA17
La Triple Alianza puede considerarse una agrupación étnica tripartita, según los criterios de división de la época, formada por la rama colhua (México-Tenochtitlan), la rama tolteca-acolhua –con el agregado de los pueblos chichimecas– (Tetzcoco) y la rama otomí (Tlacopan). Esta organización tuvo, necesariamente, un fuerte apoyo ideológico de carácter religioso. Todo indica que la historia se repitió. La triple formación que precedió a la que encontraron los españoles, conformada por Culhuacan-Azcapotzalco-Tetzcoco, fue debilitada y, por último, rota por el predominio de Azcapotzalco, bajo el gobierno despótico de Tezozomoc. Cuando, a su vez, los tepanecas de Azcapotzalco fueron derrotados por la unión de varios pueblos de la región, la reconstitución de la Triple Alianza acabó por ser un magnífico pretexto ideológico no solo para restablecer el orden, sino para que quienes se aprovecharan de ella desarrollaran un nuevo proyecto hegemónico, incluso con tintes expansivos. En este caso, tanto los acolhuas-chichimecas como los mexicas-tenochcas enarbolaron sus candidaturas para ocupar la nueva triada de poder desde sus sedes de Tetzcoco y México-Tenochtitlan. Sin embargo, era necesario completar el cuadro con un tercer representante del mundo tepaneca, pero evitando, como era de esperar, que este territorio fuese encabezado de nuevo por Azcapotzalco. La capital elegida fue Tlacopan, poseedora de la suficiente representatividad como para sustituir a Azcapotzalco y con la adecuada debilidad para no constituir un peligro. En realidad, el peligro lo representaba México-Tenochtitlan, que aprovechó su preeminencia militar para imponerse a sus dos socios, como otrora hiciese Azcapotzalco.
Una vez establecida la nueva, y última versión, de la Triple Alianza se procedió a un reparto complejo de posesiones de cada ciudad en las que establecer tributos, si bien los otros dos socios disponían de señoríos propios en la demarcación del tercero. El mundo conocido por los mexicas, el Anáhuac, se dividió en cuatro partes, las cuales irradiaban desde el típico ombligo del mundo que, en este caso, sería México-Tenochtitlan. Siguiendo los puntos cardinales, el cuadrante noroeste de cedía a Tlacopan; el cuadrante nordeste correspondió a Tetzcoco y los habitantes de Tenochtitlan obtenían los dos cuadrantes del sur.18 El cronista Fernando de Alva Ixtlilxóchitl escribió en su momento que al fundarse la Triple Alianza, cada uno de los líderes de las ciudades tuvo bajo su dominio diversos señoríos de filiación dinástica afín: 14 bajo soberanía de Tetzcoco, 7 bajo la de Tlacopan y 9 bajo la de Tenochtitlan. Al conquistarse nuevos territorios, como Tlalhuic, Chalco o Matlatzinco, cada una de las tres capitales obtuvo territorios por separado. Aunque el reparto de tributos no era exacto: la fórmula más repetida afirma que Tenochtitlan gozaba de dos quintos de los mismos, al igual que Tetzcoco, mientras que Tlacopan debía conformarse con el quinto restante. Tenochtitlan se quedaría, además, con el control de los aspectos militares y comandaba el ejército común; Tetzcoco se haría cargo de las cuestiones de tipo jurídico y, por último, Tlacopan de los tributos. Pero no es menos cierto que siendo estos dos últimos aspectos igualmente fundamentales, Tenochtitlan los dominase de una u otra forma pues, de manera indiscutible, era la ciudad líder de la Triple Alianza. Prueba de ello es que Tlacopan estuvo subordinada a la capital tenochca y varias ciudades tepanecas recibieron desde los años de Itzcoatl gobernantes mexica. Por otro lado, la realidad estructural político-territorial de la Triple Alianza era muy compleja: Xaltocan tributaba a Tetzcoco, pese a estar sujeta políticamente a Tenochtitlan. Acolman, en cambio, contaba con dirigentes emparentados y aliados subordinados al tlatoani de Tetzcoco, mientras que, al mismo tiempo, Acolman era sede provincial del calpixque tenochca. De esa forma, se manifestaba uno de los ejes vertebradores de la Triple Alianza: «el entreveramiento de territorios con el fin de cohesionar e integrar los dominios de los tres tlatocayotl aliados», escribe Carlos Santamarina.19
La administración de la nueva entidad territorial fue unitaria, es decir, seguía las mismas directrices en cuanto a política interna, externa, economía y las cuestiones militares. Pero, como se ha señalado, cada ciudad del triplete vencedor dominaba una serie de territorios, unos más cercanos que proporcionaban los recursos prioritarios para la vida, además de ceder trabajo para la construcción y mantenimiento de edificios públicos, hombres para el ejército y otros menesteres menores. Y otros más alejados que aportaban bienes suntuarios y exóticos, pero que, sobre todo, podían