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a Occidente se explica por razones económicas, por lo cual nos preguntamos si es realmente válido hablar de un choque entre Oriente y Occidente por razones religiosas.

      Religión, cultura y civilización. Samuel Huntington y Tzvetan Todorov

      ¿Choque o encuentro de culturas?

      Definir los conceptos de cultura y civilización no es fácil, ya que la descripción de sus contenidos depende del punto de vista de los pensadores, que no se han puesto de acuerdo. Mucho influye también el idioma que se usa. Así, por ejemplo, el libro de Samuel Huntington The clash of civilizations se ha traducido como El choque de las culturas o El choque de las civilizaciones.

      Un hombre culto y civilizado es incapaz de cometer actos bárbaros; pero, en la lengua española, un hombre culto no es lo mismo que un hombre civilizado. Una persona civilizada tiene buenos modales y no es grosera, pero no necesariamente sabe mucho de arte o literatura. Un hombre culto es aquel que tiene una amplia formación humanística. En francés se da preferencia al término civilización, y en español y alemán, al de cultura. Es así como se refleja en nuestra forma de hablar la idea de una cultura elitista.

      Estado nacional e identidad

      Tzvetan Todorov explica también que nacemos inmersos en una cultura, la de nuestros padres. La cultura, la nacionalidad, el estado y la religión nos dan identidad. Por lo general, el nacionalismo es más fuerte que la religiosidad; la patria terrestre está más presente que la celestial. Durante las dos guerras mundiales los sacerdotes católicos de Francia y Alemania bendecían a los soldados que salían al campo de batalla, y a nadie le importaba que los católicos lucharan contra católicos. Inclusive los judíos alemanes, entre 1914 y 1918, estaban orgullosos de formar parte del ejército alemán, en cuyas filas podían mostrar su patriotismo. Después de las experiencias del holocausto empezaron a dudar del “patriotismo” de la generación anterior que enfrentaba también a judíos alemanes y franceses en el campo de batalla. Ahora, la nueva patria para muchos judíos alemanes es el recién fundado Estado de Israel.

      La conciencia nacional surge a finales del siglo xviii con la Revolución francesa de 1789. La Marsellesa, el himno nacional francés donde se habla de los hijos de la patria, es producto de esta revolución y modelo para la composición de himnos nacionales en los países occidentales. Se trata de mensajes belicosos que suenan extraños en nuestro tiempo moderno, en el cual se busca la paz y se rechazan la violencia y el terrorismo. Por ejemplo, en el caso mexicano, es difícil imaginarse “el sonoro rugir del cañón”; la poesía patriótica de la Independencia, de Andrés Quintana Roo o Sánchez de Tagle y muchos otros, ya no tiene admiradores entre una juventud a la cual le es ajeno el concepto de patriotismo y que no siempre se siente orgullosa de ser mexicana.

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