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      Además, Holanda, Francia y Alemania, que juegan un papel muy importante dentro de la Unión Europea y que son los principales promotores de su integración, no han cumplido tampoco con el número de personas a acoger. En Francia, a partir de 2015, debido a un atentado del grupo islámico isis, el Parlamento dificultó el ingreso de migrantes en su territorio. El crecimiento de la xenofobia entre la población y las medidas en contra de la aceptación de las ideas musulmanas conllevaron a una situación de violación a los derechos de los migrantes, situación que incluso fue criticada por el Comité de la onu, que exigió se realizaran acciones a favor de su integración. Alemania se comprometió en un inicio a recibir 800,000 migrantes. Y aunque presentaba esta apertura como una muestra de solidaridad ante los refugiados, es sabido que debido a la escasez de jóvenes en el país, era necesario emplear una política de este tipo para aumentar la fuerza laboral de la población joven y poder evitar una crisis económica en el largo plazo. Sin embargo, debido a los ataques terroristas del isis en 2016, se ha visto, igual que en Francia, un aumento de la xenofobia que ha impedido cumplir con el número de migrantes que se contemplaba a aceptar en un inicio, y se han llevado a cabo las medidas para desviar los flujos migratorios hacia otros países fuera de la ue, que comentamos anteriormente.

      Las dificultades de la integración de los migrantes en la Unión Europea

      Una de las controversias más importantes para la integración de los migrantes en Europa es la prohibición del trabajo. El Bundestag redactó una ley en diciembre de 2014: “Mejoramiento de la situación de los solicitantes de asilo y los extranjeros tolerados”. La ley fue aprobada en 2015, con el objetivo de asegurar una distribución justa de los costos sociales entre los países. La ley introduce un soporte de residencia de los solicitantes de asilo y personas toleradas cuyo sustento no está asegurado.

      Esta ley ha sido muy criticada por la prohibición del trabajo que implica. Desde que se aprobó, a los solicitantes de asilo no se les permite trabajar durante nueve meses. Incluso los solicitantes calificados se ven obligados a actuar como inactivos. Este es un verdadero problema para los mismos solicitantes, a quienes la inactividad les produce serios problemas de depresión, porque quisieran sentirse útiles en el país de acogida. También es un problema para la propia economía del país y para la situación sociológica, pues los ciudadanos europeos se crean una falsa impresión de los solicitantes de asilo, ya que piensan que son ellos quienes no quieren trabajar. La mayor parte de la población no sabe que a los solicitantes de asilo no se les permite trabajar debido a esta ley. La situación es diferente para cada grupo de edad. El grupo más afectado es el de las personas que han completado su formación profesional en su país de origen, porque sus estudios a menudo no son reconocidos en la Unión Europea, ya que el sistema educativo es diferente. También el idioma suele ser un obstáculo.

      El problema con los refugiados no termina cuando obtuvieron un permiso de residencia o después de haber construido su vida en Europa. La reacción de los europeos ante el aumento en el número de inmigrantes es un aspecto importante. Por un lado, hay bastantes organizaciones que apoyan y ayudan a los refugiados para que puedan integrarse adecuadamente a la cultura y a la vida del país. Pero también hay otras que no están a favor. Dado que la cuestión política y económica en Europa ha cambiado notoriamente con estos movimientos de refugiados, se ha incrementado la simpatía a los partidos de ultraderecha y se han creado organizaciones que se oponen a la creciente aceptación de migrantes en el continente, con el argumento de que el choque cultural y las diferentes costumbres crean un problema muy grande.

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