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al igual que cualquiera de nosotros, vivió impulsado por encontrarle significado a lo que hacía, anhelaba saber que estaba en el camino correcto, meditaba en los hechos que lo rodeaban a diario y seguía hacia adelante estimulado por el deseo de hacer la voluntad divina.

      Por esa razón en este pasaje del maravilloso capítulo 8 del libro de romanos, el apóstol se desafía a encontrar respuestas que le den firmeza en su caminar y que a su vez nos sirvan a todos los creyentes en cualquier época de la historia o cualquier lugar del mundo para tener la certeza de nuestra posición en Cristo Jesús.

      Todo ser humano necesita vivir con una esperanza real. Todos necesitamos experimentar en nuestra vida diaria seguridad y confianza.

      La mujer viuda que llora en silencio, el joven que piensa que los demás lo han desechado y no es importante para nadie, el prisionero que purga una larga condena, la mujer que ha sido abandonada, el empleado a quien sacaron de su lugar sin explicaciones, los niños que han perdido a sus padres.

      Todos necesitamos tener respuestas para mantener la esperanza, y nosotros los creyentes, sabemos que si hay respuestas porque tenemos a un Dios que dio su vida para que no perdamos esa esperanza, sino que ahora nos levantemos con mayor valentía y proclamemos que Cristo vive y es poderoso para hacer lo que Él quiera porque no hay nada imposible para El.

      Dios quiere llenar en este día tu corazón de nuevas esperanzas, confía en El.

      Él es la respuesta a todas nuestras inquietudes.

      Oración:

      Señor, gracias por ser la respuesta que tanto buscaba. Sé que este mundo tiene demasiadas inquietudes y temores por lo que pueda venir, pero yo me refugio en tus brazos de amor, bajo tu amparo y por eso enfrento mis días con la seguridad de saber que tú eres la respuesta a todas mis preguntas. Amén.

      En el nombre de Jesús……que predica Pablo

      “pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.”

      (Hechos 19: 13)

      En tiempos como los que estamos viviendo aprendemos cada día, no solo acerca de nuestras respuestas emocionales, sino también acerca de nuestras respuestas espirituales.

      Sabemos que debemos tener una buena capacidad e inteligencia emocional para responder a los desafíos que las circunstancias nos están planteando ahora.

      Pero ¿Qué acerca de nuestra capacidad espiritual?

      ¿Estamos preparados para hacer uso de los recursos espirituales que Dios ha colocado a nuestro alcance?

      Algunos solo quieren tomar atajos en su progreso espiritual y se fían de la espiritualidad ajena, por lo tanto no están capacitados para soportar los grandes retos.

      Cuando Pablo visitaba Éfeso, Dios se estaba moviendo con gran poder de tal manera que muchos eran sanados y se hacían milagros extraordinarios en aquel lugar.

      Ese poder era evidente en Pablo de tal manera que algunos exorcistas ambulantes intentaron usar una fórmula para lograr su cometido, pero fueron grandemente avergonzados.

      Nuestra vida espiritual requiere de algo más que formulas y repeticiones de frases.

      Nuestra vida espiritual debe estar marcada por la consagración y búsqueda constante de la santidad.

      El respaldo de Dios no viene solo porque quieras usar su nombre, sino porque seas conocido en ese mundo espiritual.

      Cuando llegan las tormentas de la vida, no te salvará la santidad o consagración de tus líderes, tus maestros o tus hermanos en la fe.

      Es tiempo para que te fortalezcas en El Señor Jesucristo y no tengas que usar simples formulas, sino más bien expresiones que salen del fondo mismo de un corazón que ha sido traído a la luz de la presencia refulgente del Señor.

      Oración:

      Amado Jesús, sé que tú eres Todopoderoso y que además me diste el privilegio de ser instrumento en tu manos benditas para traer bendición a otros. Hoy quiero ser usado/a por ti de acuerdo a tus propósitos en gloria, disfrutando del respaldo que me das en tu divina presencia. Amén.

      El lado bueno de las pruebas

      “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28)

      Cuando sufrimos podríamos pensar que Dios nos ha abandonado, que su misericordia no fue suficiente o que no hay justicia para nosotros desde los cielos.

      Pero cuando aprendemos a ver la vida desde el ángulo de los propósitos divinos, encontramos que Dios en realidad ha venido trabajando en nuestras vidas para alcanzar propósitos aún mucho más grandes.

      Este versículo poderoso del libro de Romanos es quizás uno de los más conocidos y citados de la Escritura. Pero a la vez también mal interpretado.

      La esperanza del creyente no es que escaparemos de las angustias, de la muerte, del hambre o de las dificultades, sino que el Dios Todopoderoso hará que cada una de nuestras agonías sea un instrumento de su misericordia para nuestro bien.

      Las pruebas, los problemas, los momentos difíciles, tienen la intención de parte de Dios de cumplir en nosotros los propósitos que Él está realizando de convertirnos cada día más como Jesús.

      La Biblia nunca le oculta al creyente que pasará por pruebas o tribulaciones.

      Es parte de la experiencia de la vida misma. Pero también nos asegura que todo tiene un propósito de parte de Dios.

      Y sabemos dice Pablo, ya lo sabemos, no es una incertidumbre, no es una probabilidad, es una seguridad, sabemos.

      ¿Qué es lo que sabemos?

      Que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

      No nos gustan las pruebas, eso es cierto, pero El Señor nos enseña que nuestra vida está encaminada a logros mayores y es por esto que necesitamos ser formados cada día más en el fuego para ser moldeados de acuerdo a los propósitos divinos.

      Dios está trabajando en nuestras vidas. Él está creando la mejor versión de nosotros mismos.

      Oración:

      Señor Jesús, sé que hay ocasiones en que me llega el desaliento y la debilidad a causa de las pruebas de la vida. Pero tú me enseñas hoy que siempre hay un propósito mayor para mí y por lo tanto seguiré creciendo y aprendiendo de cada una de ellas. Gracias Señor. Amén.

      La fuente del agua viva

      “….Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla” (Juan 4:11b)

      La Biblia asocia la vida muchas veces con ríos o aguas que fluyen, que traen refresco continuo sobre aquel que toma de esas aguas.

      Los profetas describieron un río que salía del templo en Jerusalén. Ezequiel describe un río que fluye desde el templo que había crecido tanto que nadie podía cruzarlo, que era fuente de vida para árboles y peces. Zacarías escribe: “En aquel día fluirá agua viva desde Jerusalén”.

      El Señor Jesús dijo que los que creen en Él, de su interior fluirán esos ríos de agua viva.

      No desde el templo, no desde Jerusalén, sino desde el interior del que cree.

      En la conversación con la mujer samaritana, Jesús le dice: “… Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías,

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