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preguntarte: ¿Se iría de aquel lugar aburrido y triste para irse a quejar de los médicos, de las enfermeras, del trato del hospital, de la comida que no le gustó, del poco brillo del piso, de los cuadros que había en su cuarto y del vecino que roncaba mucho?

      No. Nada de eso. Qué le va a importar eso en realidad. Él vive ahora diferente. Ha sido rescatado cuando nadie daba nada por él. Todos hablaban de él como el desahuciado, ese era el apelativo que le habían puesto.

      Pero para Dios había otro apelativo. No era el desahuciado sino el renacido, el nacido de nuevo, el rescatado. El mundo no tenía esperanza en su recuperación, pero Dios tenía otros planes y lo levantó como una persona cambiada, transformada, lista para seguir adelante.

      Ahora déjame hacerte otra pregunta: ¿Cómo sería de ahí en adelante la vida de este hombre?

      ¿Sería una vida de solo amargura, tristeza y depresión? No creo.

      Después de haber pasado por una experiencia de esas, con seguridad que cada mañana se levantaría agradecido con Dios. Cada mañana diría: Señor, gracias por este nuevo día, voy a vivirlo con toda intensidad, con todo amor. Voy a vivirlo con alegría y con agradecimiento en mi corazón.

      En realidad, para él cada día sería toda una experiencia maravillosa porque sabía de dónde había sido rescatado.

      Este es el día que Dios hizo para ti. Vívelo con toda intensidad, pasión, amor y agradecimiento.

      Si tú has venido al Señor, también tú has sido rescatado. Dale gracias a Dios por ese milagro.

      Oración:

      Señor, sabiendo que tú me has dado una nueva oportunidad para vivir, hoy quiero vivirlo con toda intensidad, quiero vivirlo con acción de gracias, con alabanza a tu nombre, con deseos de alcanzar a otros para tu gloria. Cada día cuenta y hoy me has dado este regalo de vida, lo usaré de la mejor manera. Amén.

      Mudado en otro hombre

      “Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre” (1 Samuel 10:6)

      Estamos en tiempos gloriosos de la historia de la iglesia.

      Si tú lees el Antiguo Testamento te darás cuenta que cada vez que El Espíritu Santo venía sobre un hombre, este era mudado, era transformado, recibía el poder para enfrentar los enemigos.

      Otoniel, Gedeón, Sansón, David y muchos otros recibieron poder con el cual hicieron cosas que ellos no podían entender. Derribaron gigantes, acabaron ejércitos enemigos, dirigieron al pueblo con sabiduría. No eran solo ellos, no era en sus fuerzas, no era su intelecto ni su estrategia, era el poder que había venido de lo alto y que los había mudado en otros hombres.

      Y lo mismo sucede en el Nuevo Testamento con todos aquellos que recibieron poder desde lo alto y lo mostraron en este mundo.

      Por eso el Pedro que predicó en Pentecostés no era el mismo inseguro que pescaba en el mar de Galilea, había sido mudado en otro hombre.

      Por eso los discípulos que propagaron el evangelio en todos los lugares y desafiaron a las autoridades que se les oponían, y al imperio que los perseguía, no eran los mismos discípulos asustados que se habían escondido cuando Jesús fue tomado preso y llevado a la cruz, habían sido transformados.

      Por eso el Pablo que testificaba hasta en las cárceles y que soportaba las persecuciones, los azotes, los golpes, las humillaciones, no era el mismo Saulo perseguidor de los cristianos.

      ¿Qué había pasado en todos ellos? ¿Cuál era la diferencia? ¿Qué los había mudado en otros hombres?

      El poder que vino de lo alto los transformó y ya no fueron los mismos nunca más, ahora tenían sobre ellos el favor celestial. Tenían el poder que había venido directamente de los cielos para ellos.

      ¿Lo tienes tú? ¿Estás también a punto de ser mudado en otro hombre u otra mujer?

      Todos necesitamos de ese gran poder que viene desde los cielos. Es el poder que todo lo cambia. Es la diferencia entre tener un argumento o tener una unción fresca y poderosa. Es la diferencia entre saber de Dios y conocerlo por los libros, o experimentar la realidad de un Dios vivo que venció a la muerte, venció a la enfermedad, venció al pecado, venció al maligno, venció en este mundo y además desea que todos nosotros seamos investidos del mismo poder con el cual Él venció.

      Entonces, ¿Estás listo/a para ser mudado en otro hombre o en otra mujer? ¿Estás listo/a para recibir poder desde lo alto?

      Que este sea el día de tu transformación. Hay un poder especial esperando por ti.

      Oración:

      Amado Dios, nos diste un regalo maravilloso a través de la presencia y el poder del Espíritu Santo. Por eso hoy quiero ser investido/a del mismo poder que recibieron los discípulos en Jerusalén, pues desde aquel momento sus vidas fueron transformadas para siempre y sirvieron sin detenerse al Dios de los cielos. Ese es mi anhelo también. Quiero servirte sin reservas, sin temores y con poder de lo alto, este es el día de transformación. Amén.

      Mi mayor herencia

      “…….vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de Él, le preguntó: Maestro bueno, ¿Qué haré para heredar la vida eterna? “ (Marcos 10:17)

      Supongamos que mañana al amanecer te han quitado todo lo que tenías: casa, carro, bienes, todas las propiedades, hasta tu ropa, entonces ¿qué tan rico serias?

      Hay personas que de la noche a la mañana lo pierden todo, en una catástrofe, en una quiebra, etc. Y recién en esas circunstancias empiezan a descubrir que tenían otro tipo de riquezas mayores.

      Déjame preguntarte: ¿Alguna vez te has negado algo que tú querías, solamente para ver avanzar la obra de Dios? ¿Alguna vez has sentido la necesidad de sacrificar algo tuyo solo para ver que otras vidas fueran alcanzadas? ¿Puede acaso haber algo más emocionante, más importante que colaborar en cambiar el destino eterno de una vida, del Infierno al Cielo, de ganar un amigo eterno y ganar un alma eterna para Jesús?

      Las posesiones materiales tienden a hacer que se apegue a este mundo el corazón del hombre.

      Si el interés principal de una persona está en las cosas materiales pensará en términos de precio y no en términos de valor; pensará en términos de lo que se puede conseguir con dinero.

      Y bien puede ser que olvide que hay cosas más valiosas en este mundo que el dinero, que hay cosas que no tienen precio, y que hay cosas preciosas que no se compran con dinero.

      Cuanto más tenga una persona, mayor será la responsabilidad que se le imponga.

      ¿Usará lo que tiene egoísta o generosamente? ¿Lo usará como si fuera el dueño indiscutible, o recordando que es Dios quien se lo ha dejado en depósito?

      Heredar la vida eterna, entrar en el reino, y ser salvado, son imposibles para cualquier ser humano, pero no para Dios, que es bueno y desea la salvación de todos. Por lo tanto, todos hemos de depender únicamente de Dios.

      El que confía en sí mismo y en su riqueza nunca puede estar seguro de salvarse.

      El que confía en el poder salvador y en el amor redentor de Dios puede entrar gratis en la salvación y esta es la verdad que sigue siendo la base fundamental de la fe cristiana.

      ¿Y tú que harás para heredar la vida eterna?

      Solo Cristo te la puede dar. Ven a Él en este día y lo tendrás todo.

      Oración:

      Señor, reconozco hoy que mi mayor tesoro eres tú. Que no hay nada ni nadie en este mundo que puedan desplazarte del primer lugar de mi corazón. Tenerte a ti, Señor Jesús es en realidad tenerlo todo, y es por

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