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      Señor Jesús, puedo experimentar en este día tu amor incondicional. Sé que viniste desde los cielos mismos para darme tu amor, la salvación y vida eterna. No puede haber un amor más grande. Pero no solo me has dado esos regalos maravillosos. En realidad cada día recibo de tu paz que sobrepasa todo entendimiento. Recibo tu misericordia que se ha renovado esta mañana. Recibo el calor de tu presencia constante. Sé que en este día he recibido todo cuanto necesito para seguir adelante. Cómo no darte la gloria y la honra. Amén.

      Yo y mi casa

      “escogeos hoy a quien sirváis… pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15)

      Al final del libro de Josué, después de haber peleado cantidad de batallas para poseer la tierra prometida, después de que ellos habían contemplado la mano de Dios tumbando los muros de la gran ciudad de Jericó, y habían visto detenerse el sol y la luna para ellos vencer, y una y otra vez fueron testigos del poder y del favor de Dios, Josué se da cuenta de algo que lo desalienta. Muchos seguían solo mirando atrás. Muchos seguían pensando en lo que habían vivido anteriormente pero no en lo que estaban recibiendo en aquel lugar de parte de Dios.

      Muchos no podían aceptar las bendiciones presentes y solo contemplaban lo que habían sido sus vidas en el pasado.

      Así que él se planta delante de todo el pueblo para decirles: Decídanse a quién van a servir: si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Decídanse si se van a quedar añorando las tradiciones antiguas, la religiosidad de quienes no pueden avanzar en su vida espiritual.

      Decídanse si van a seguir en lo pasado, lo que significó para muchos su muerte espiritual. Decídanse porque yo ya hice mi decisión: Yo y mi casa serviremos al Rey de reyes, yo y mi casa serviremos a Jehová.

      Con toda seguridad durante este día, lo quieras o no, vas a servir a uno o varios señores.

      Pero puede ser el señor del materialismo o del egoísmo o el señor del placer, de la vida fácil, quizás el del orgullo o el de la ira, el desconsuelo, el desaliento, la tristeza o cualquier otra condición que se quiera enseñorear de tu vida hoy.

      Pero la vida es de decisiones fuertes y radicales.

      Si continúas entregando tu vida a esos señores, pronto te darás cuenta de que no valían la pena, porque jamás podrán satisfacer los anhelos más profundos de tu corazón y de tu espíritu.

      ¿A quién vas a servir hoy?

      El Señor te invita a tomar una decisión más apropiada para tu vida.

      ¿No estás cansado/a de una vida vacía y sin sentido? ¿No te agotas por tratar de satisfacer tus anhelos que cada vez parecen más lejanos? ¿No te parece que cada vez que sirves a alguno de estos señores, al final de todo, tu vida queda más vacía?

      Por eso, El Señor de señores te invita hoy a quitar de en medio tanta idolatría. Este es un día para vivirlo en plenitud y la única manera de hacerlo es cuando te entregas en las manos de Jesús, quien llena tu vida completamente.

      Sí, la vida es de decisiones grandes y este es el día para hacer la decisión más importante de tu vida. Sirve a Jesús. Él ha sido declarado Señor y Rey y la creación entera se inclina ante Su majestad.

      Sírvele a Él y todo lo demás serán solo añadiduras.

      Oración:

      Gracias Jesús por ensenarme la verdadera adoración. No quiero servir a nadie más sino a ti. No quiero perder mi tiempo en adoración a ídolos o al materialismo. Quiero usar este día para tu gloria y honra. Sé que solo tú la mereces y no hay nadie más que pueda reemplazarte en mi corazón y en mi adoración. Hoy quiero vivir para alabar tu nombre. Amén.

      El Rey de Gloria

      “Alzad oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas y entrará el Rey de Gloria. ¿Quién es este Rey de Gloria? Jehová el fuerte y valiente. Jehová el poderoso en batalla”

      (Salmo 24:7-8)

      La revista Forbes publica anualmente un listado con los hombres más poderosos del planeta.

      Políticos, millonarios hombres de negocios, personas con gran influencia en los gobiernos o en la sociedad.

      Sin embargo con todo su poder, con todo su dinero, con toda su influencia, no pueden cambiar un corazón humano. No pueden sanar un alma herida. No pueden transformar el odio en amor. No pueden traer arrepentimiento, perdón, reconciliación ni paz.

      Los hombres de negocios pueden ofrecer trabajos muy necesarios.

      Los educadores sabios pueden ofrecer conocimientos acerca del mundo.

      Las técnicas sicológicas avanzadas pueden ayudar a la comprensión propia.

      Todo eso es bueno. Pero ¿puede alguna de estas opciones transformar verdaderamente el corazón humano?

      Solo existe un poder en este difícil mundo en el que habitamos que consigue hacerlo.

      Es el poder del amor de Jesucristo, el amor que conquista el pecado, limpia la vergüenza, sana las heridas, reconcilia a los enemigos, remienda los sueños rotos y finalmente cambia al mundo, vida por vida.

      Él puede ofrecernos la paz que sobrepasa todo entendimiento, el amor que rompe barreras entre los seres humanos y el poder que vence en todas las batallas.

      El Señor puede transformar este mundo y tú puedes ser parte de esa obra monumental.

      Ponte de su lado. Hoy Él está consolando al afligido, sanando a los quebrantados de corazón, construyendo puentes para quienes desean la verdad, levantando al que el mundo desprecia, rompiendo cadenas de adicciones y vicios destructivos, dando un lugar a los marginados y olvidados de este mundo.

      Él no se ha detenido en su obra, hasta ahora trabaja y hoy te invita a trabajar con Él.

      Sí, vamos levántate. El Rey de Gloria está entrando y la batalla de este día nos conducirá con Él de nuevo a la victoria. Él nunca ha perdido una batalla y hoy está conquistando tu corazón.

      Ahora El poderoso de Israel habita en ti. Estás destinado a la gloria eterna.

      Oración:

      Señor amado, que gran privilegio que tengo en este día de vivirlo en tu compañía. Tú sigues obrando en medio de este mundo de maldad, de desconcierto, de desilusiones, de angustias. Pero tú estás trayendo consuelo, paz y armonía. Hoy quiero ser un instrumento en tus manos para realizar esa tarea. Ayúdame a usar los dones que me has dado para bendecir otras vidas, y al final del día cuando me recueste para descansar, sabré con toda certeza que ha sido un día productivo porque tú estuviste conmigo en cada instante. Amén.

MARZO

      Alguien toca tu puerta

      “he aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20)

      ¿Has recibido en alguna ocasión una visita sorpresa?

      Quizás estás en tu casa un día sin esperar a nadie, tu casa en desorden, nadie te ha anunciado una visita, pero de repente suena la puerta. No tienes ni idea de quién puede estar al otro lado.

      Es más, ni siquiera estás preparado/a para recibir a nadie, por el contrario no deseas que nadie te moleste. Pero abres la puerta y te encuentras a una persona que no esperabas.

      ¿Cómo será tu reacción? ¿Qué le dirás? ¿Le cerrarás la puerta en la cara?

      Podemos

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