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propósito para el cual fuimos creados”.

      En Jerusalén, los judíos se saludan diciéndose: Boker tov, que significa buenos días. Erev tov significa buenas tardes o layla tov que significa buenas noches.

      La palabra tov del hebreo significa bueno o “alcanzar el propósito por el cual fuiste creado”.

      Así que cuando un judío te saluda a cualquier hora del día, lo que quiere en realidad decirte es que en todo momento, a cualquier tiempo, los propósitos de Dios se cumplan en ti.

      Y por eso después de vivir todo un día de relación con Dios, su oración al acostarse es: en paz me acostaré y así mismo dormiré porque solo tú Señor me haces vivir confiado.

      Un judío reconoce que Dios está siempre obrando en su vida, en todo momento, al levantarse, en el transcurso del día, al atardecer y al anochecer y por eso su deseo para los demás es el mismo.

      Así que la verdadera prosperidad es vivir a la luz de la presencia de Dios, cumpliendo sus propósitos y llenando nuestra vida de la voluntad divina, siempre agradable y perfecta.

      Es amar como Él te dice que ames, es vivir como Él te dice que vivas, es obedecer cuando Él te habla, es servir a tu Señor sin resistencia, es fomentar tu cercanía con el Dios que vive y reina para siempre. Cuando vives un día así, al final del mismo, cuando llega el momento del descanso, sabes que has cumplido con la voluntad de Dios, y que la paz de Él te rodeará mientras duermes y te preparas para otro día de bendiciones.

      Así que en este día, te deseo gran prosperidad. Pero aquella verdadera, la que te permitirá hoy “alcanzar el propósito para el cual fuiste creado/a”.

      Oración:

      Señor Jesús, caminar en tu voluntad puede ser en ocasiones muy difícil, pero es necesario para lograr los propósitos en mi vida. Enséñame en este día el camino adecuado y transitaré por él con confianza y a buen resguardo. Quiero vivir al calor de tu presencia y en la noche cuando llegue el tiempo para reposar, sé que tú estarás conmigo y me regalarás un placentero descanso en tu regazo de amor. Amén.

      La familia de Jesús

      “Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y hermana y madre.” (Mateo 12:50)

      La familia se define como una comunidad de amor y de solidaridad en la que se resaltan los vínculos de consanguinidad o de afinidad.

      Es decir, personas unidas por lazos en los que debería siempre primar la colaboración mutua, el entendimiento, la comprensión, la ayuda y por supuesto por encima de todo esto, el amor de unos con otros.

      Pero los familiares de Jesús no se definen por consanguinidad, ni por raza, pueblo, nación, lengua, color o sexo. No. Los familiares de Jesús se definen por una sola condición: Los que hacen la voluntad del Padre.

      Esos son los verdaderos familiares del Señor. Los que se han unido a la familia real de Dios que se identifica por su obediencia incondicional, por el amor entre unos y otros sin envidias, ni celos, ni contiendas, ni engaños.

      Son los que abren su corazón a diario para decirle al Señor: Heme aquí. Estoy listo para hacer tu voluntad. Envíame donde me quieres enviar, dirígeme por tus sendas donde hay seguridad, aclárame los caminos por los cuales quieres que transite y lléname de tus fuerzas para cumplir con tus propósitos de gloria en este mundo.

      El Señor quiere invitarte en este día a ser parte de la gran familia de los que caminan con Jesús.

      Pero debes entender lo que esto significa: Vivir en humildad y no en soberbia. Amar en lugar de odiar. Obedecer en lugar de estar en rebeldía. Creer en lugar de dudar. Vivir en la libertad de la esclavitud del pecado. Atreverte a confiar en lo sobrenatural de Dios. Mostrar en este mundo un poder que no es tuyo sino que viene de los cielos. Misericordia en lugar de sacrificios. Ayuda en lugar de antipatía. Consuelo en lugar de quejas. Paciencia en lugar de desespero. Gozo en lugar de melancolía y derrota. Bondad en lugar de frialdad. Templanza en lugar de debilidad y paz en lugar de guerra.

      ¿Estás dispuesto/a a ser parte de esta familia en este día?

      Puede ser muy desafiante. Cuesta sacrificar los deseos de la carne y andar en el Espíritu. Pero no estás solo/a en esta lucha, tienes toda una familia que te apoya y un hermano mayor que te da el respaldo de los cielos.

      A ti también en este día, Jesús quiere llamarte hermano/a. ¿Estás dispuesto/a a hacer la voluntad del Padre?

      Oración:

      Dios de los cielos, hoy levanto mi mirada a ti para pedirte que seas mi sustento mientras intento cumplir con tu voluntad. Sé que tu estas allí para ayudarme, darme soporte cuando lo necesite, alejándome de las tentaciones que me invitan a seguir mi propio caminar, y acompañándome a través del Espíritu Santo para hacer de este día, un día especial en compañía de la familia de Jesús. Amén.

      “En esto pensad”

      “por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” ( Filipenses 4: 8)

      Lo que ocupa el pensamiento de cada ser humano, determina su acción.

      Continuamente llegan a nuestra mente diferentes cosas, ideas creativas, imágenes novedosas, figuras que no pueden concebirse, sino en la mente.

      Así mismo nuevos retos, aspiraciones, deseos de mejorar, planes para el futuro, sueños por cumplir. También llegan recuerdos, memorias que nos llevan a nuestro pasado para vivirlo de nuevo y por supuesto, también vienen a la mente diferentes tentaciones, malos pensamientos, malos deseos y cosas que no edifican ni construyen, sino que destruyen y causan mal en quien los tiene, llenándolo de rencor, deseos de venganza y malos propósitos.

      Esos malos pensamientos son la estrategia más sutil que ha usado Satanás a lo largo de la historia para reducirnos a simples esclavos del pecado, y engañarnos para que no nos levantemos como verdaderos guerreros, hijos de un maravilloso Rey. Su campo de batalla es nuestra mente y si no disciplinamos nuestros pensamientos, seremos derrotados fácilmente.

      Por eso Pablo nos alienta a “transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento y de esta manera podremos comprobar la buena voluntad de Dios agradable y perfecta para nuestra vida” (Romanos 12:2).

      ¿Podrías examinar tus pensamientos en este día? ¿Cuánto ocupas de tu tiempo para recordar cosas desagradables que aún te causan daño? ¿Cuánto tiempo empleas en aumentar rencores, en alimentar deseos de venganza, en nutrir esas tentaciones que te alejan de la voluntad divina o en fomentar malos pensamientos que no te ayudaran a crecer más como ser humano y como hijo de Dios?

      ¿Estás desperdiciando el precioso tesoro que tienes que se llama tiempo, dejando de lado lo que es verdadero, lo que es honesto, lo que es justo, puro y amable o digno de alabanza?

      ¿Qué tal si este día lo dedicaras a fomentar buenos pensamientos y cosas edificantes que te permitieran afrontar tu vida con mejores argumentos y deseos renovados de ver algo mejor para tu futuro?

      Lo que hoy estés pensando puede llegar a ser tu futuro, así que empieza hoy a preparar algo mejor para los días por venir a través de una mente pura, llena de cosas gratas y productivas.

      Dios quiere transformarte y tiene que empezar por tu mente. Vale la pena dejarte moldear por Él.

      Si así lo crees, “en esto pensad”.

      Oración:

      En este día Señor, quiero pedirte como lo hizo David: Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno (Salmo 139:23-24). Que mi corazón

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