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      Cegados a lo espiritual

      “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14)

      La persona natural no puede comprender lo que El Espíritu dice, ni sabe de las cosas celestiales, y frente a las cosas de Dios es fría y apática. La persona natural, así este sentada en las bancas de la iglesia, todavía sigue dudando si Jesús es el único camino al Padre, si solo hay un camino de salvación; todavía sigue pensando que todas las formas son buenas para llegar a la salvación y que racionalmente puede aún explicar lo inexplicable.

      Actualmente hay mucha gente que cree que no importa cuáles sean las creencias de una persona, con tal de que ésta sea sincera. Esta es una de las mayores mentiras del infierno.

      Pero Pablo nos enseña que la sabiduría humana no es suficiente para transformar este mundo de idolatría, de maldad, de egoísmo y de materialismo. No basta con argumentos humanos o con estrategias de hombres. Necesitamos que lo sobrenatural de Dios se haga presente. Que la mano poderosa de Dios que a través de la historia ha ayudado una y otra vez a su pueblo, se haga viva para nosotros de nuevo.

      ¿Pero cómo lo va a hacer El Señor? Lo va a hacer con aquellos que saben escucharlo, que entienden lo que El Espíritu está hablando en estos tiempos y que saben discernir lo que está pasando alrededor, porque Dios se lo revela.

      Los discípulos de Jesús no son como el azúcar que se derrite cuando caen algunas gotas de agua.

      Él no puede tener verdaderos seguidores que cuando viene el fuego de la prueba, se marchitan como la hierba que no resiste el calor del sol. No se puede entregar el poder del evangelio a personas que tienen un carácter inestable y sin firmeza.

      Por eso si tú tienes al Espíritu Santo morando en tu interior, si tú has venido a Cristo Jesús respondiendo a su llamado de una manera genuina, tú no tienes ahora el espíritu del mundo, tú has sido mudado en otro hombre u otra mujer, tú has recibido El Espíritu de Dios y tu vida está en sus manos.

      Qué gran privilegio el que has recibido.

      Oración:

      Hoy te agradezco por el privilegio que tengo al haberte conocido. Fuiste tú quien me atrajiste con tu mano poderosa y tu amor inconmensurable. Fuiste tú quien te revelaste en mi vida como el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Fuiste tú quien vino a darme vida en abundancia. Todo lo has hecho tú por gracia y misericordia. Solo puedo darte gracias hoy y todos los días de mi vida. Amén.

      Muéstrame tu gloria

      “Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria” (Éxodo 33: 18)

      Cuando Moisés hizo la solicitud al Señor: "Muéstrame tu gloria", él no estaba hablando de la luz de las nubes, ni la zarza de nuevo, no, él estaba buscando una especial manifestación de Dios, para que todo fuera transformado por el poder de Su presencia.

      Moisés necesitaba tener la seguridad que Dios caminaría siempre con ellos.

      Es más, él le dijo: si tu presencia no está con nosotros, no nos saques de este lugar. Para qué vamos a avanzar a esa tierra que fluye leche y miel si tú no estás allí.

      Para qué deseamos tener casas hermosas y muy bien decoradas si Dios no está en ellas.

      Para qué grandes templos y basílicas si no hay una nube de gloria porque Dios no llena ese lugar.

      Prefiero quedarme en un lugar sencillo, pero que la gloria de Dios nos llene y su bendición alcance a cada uno de los que allí estamos.

      ¿Estás preparado/a para pedirle al Señor que te muestre su gloria?

      Porque si tú pides eso, muchas cosas van a cambiar en tu vida.

      La revelación de la gloria de Dios tiene efectos poderosos en aquéllos que la reciben y oran para tener entendimiento de ello.

      Una vez que recibimos una revelación de la gloria de Dios, nuestra adoración no puede evitar cambiar. ¿Por qué? ¡Ver su gloria cambia la manera en la que vivimos! Afecta nuestro semblante y conducta, cambiándonos de "gloria en gloria", haciéndonos más como Él.

      Así que esto no es para todos. Es solo para quienes en realidad tienen una verdadera sed de Dios y un deseo profundo de ver un avivamiento a su alrededor.

      ¿Eres tú uno de ellos/as?

      Si es así, entonces dile hoy al Señor: ¡Que venga tu gloria! Transfórmame hoy.

      Oración:

      Amado Salvador, este es un día de transformación para mi vida. El apóstol Pablo me recuerda que soy transformado de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:18)

      Esta revolución en mi vida espiritual me hace desearte cada vez más. Anhelo tu presencia, anhelo tu bendición, anhelo tu poder, anhelo tu amor. Si, Señor, anhelo verte cada día: Muéstrame tu gloria. Amén.

FEBRERO

      De mañana

      “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado.” (Salmo 143:8)

      Cada soldado al escuchar en la mañana el sonido de la diana, se despierta, se pone en alerta, prepara todas sus cosas y se presenta delante de su superior para esperar las instrucciones.

      De alguna manera cada creyente es como un soldado que al amanecer se prepara para nuevas batallas y debe escuchar las instrucciones de quien lo puede guiar para alcanzar las victorias prometidas.

      El Señor conoce la estrategia, Él tiene el poder para vencer porque Él ya venció por nosotros y sabe lo que más te conviene en este día específicamente.

      Por eso sin duda la mejor estrategia del creyente es la de prepararse en la mañana, esperar las instrucciones del Señor y luego lanzarse a un nuevo día lleno de la presencia y el respaldo de quien lo envió.

      En este día Dios ha hecho sonar su alarma. Esta mañana los pájaros cantaron, los cielos se abrieron de nuevo para traer un rocío especial sobre la tierra. La naturaleza se alineó para saludar a su Hacedor y todo está preparado para convertirlo en un día especial.

      Dios solo espera que te presentes delante de Él para darte la bendición divina y enviarte bajo su protección mientras contempla con agrado cómo vas ganando cada batalla en este día que hizo para ti.

      Oración:

      Señor Jesús, tú eres Hacedor de maravillas. Cada mañana cuando abro mis ojos descubro lo grandioso de tu creación y recibo tu misericordia renovada. Tengo delante de mí un día para disfrutar y lo recibo como un regalo maravilloso de tu gracia, y al conocer tus maravillas me gozaré sabiendo que todo lo has hecho para mi deleite. Amén.

      Más denuedo

      “……..concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús”

      (Hechos 4:27b-28)

      El verdadero creyente levanta un clamor diario a los cielos para ser más lleno de la presencia divina y poder testificar con cada acto de su vida. El creyente que confía en Dios no pide cuevas para ocultarse o refugios donde esconderse mientras pasan las dificultades, o una montaña a solas para morar mientras el mundo se destruye.

      De ninguna manera.

      El creyente se levanta cada día pidiendo nuevas oportunidades para servir, nuevas personas a las cuales compartirles

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