Скачать книгу

Es entonces el urbanismo que hace la gente6 (Hernández-García, 2018e).

      Estas actividades muestran las tendencias de las prácticas diarias relacionadas con los espacios públicos; no obstante, se podría decir que cada caso es diferente, lo cual confirma la diversidad de las iniciativas y sus dinámicas sociales y físicas, las cuales se pueden comprender a través de sistemas complejos (Hernández-García, Niño Bernal, Hernández-García, 2016). Este es el espacio público que hace la gente.

      Así, los retos del espacio público son diversos y complejos y van mucho más allá de un aspecto social, político o de representación y trascienden el ámbito puramente físico-espacial. En este sentido, la transformación permanente de los espacios públicos, a partir de la iniciativa individual y colectiva, deja ver nuevas posibilidades de construcción urbana y social que puede inclusive dar lecciones a la planificación formal y al control que la ciudad moderna supone. Se trata de lecciones quizás más problemáticas, pero a la vez menos lineales y siempre más comprometidas con el desarrollo socioespacial, en una suerte de búsqueda por una “ciudadanía sostenible” (Hernández-García, 2016).

      Horizontes posibles

      Se generan así horizontes posibles en los espacios públicos y en las ciudades, que ponen en perspectiva una política afirmativa para la vida, la coexistencia y para los intercambios e interacciones que se configuran a diario en una sociedad urbana. Se trata de la complejidad ampliada de lo que significa estar haciendo parte del espacio urbano7 (Hernández-García, 2018). Se trata de la dimensión creativa que se puede compartir en torno a lo común, que debe integrar la noción del entorno urbano. Aspectos diversos como conocimientos, ideas creativas, dimensiones ecológicas, entre otros, pueden servir al proceso de crear y colectivizar estos paisajes artificiales e informales, así como de reconocer entornos comunitarios cuya base son la cooperación y la empatía. En particular porque estos ayudan a transformar y generar un pensamiento político para ampliar la convivencia y la coexistencia con otros y para darle sentido y significado a la diversidad.

      Esta perspectiva hace parte de las ideas, conocimientos y pensamientos creativos para hacer posible el futuro de los entornos urbanos. En este sentido, en la perspectiva que plantea Maldonado (2015), las ciudades y en conjunto los entornos comunitarios, integran los siguientes sistemas: social, natural, humano, artificial, los cuales permiten hacer una lectura creativa de las interrelaciones que ejercen estos sistemas en la vida en las ciudades. Los sistemas vivos, además de los habitantes urbanos y la coexistencia con otras formas de vida presentes en el entorno, configuran el primer aspecto de complejidad, pues se interrelacionan recíprocamente para constituir los principales elementos de la vida a partir de los recursos naturales: el agua, el aire, la luz y los procesos metabólicos compartidos entre sistemas. El horizonte posible proviene de la relación y el comportamiento social, coherente y responsable de manera colectiva en términos productivos y políticos. Es decir, se trata de reconocer en el habitante urbano, en la gente que vive el espacio público, la configuración de un ciudadano cuyas cualidades conforman lo que Braidotti (2015), denomina una política afirmativa, para hacer excepcional la condición de ser ciudadano y tener corresponsabilidad con el proceso transformador que emerge de su uso.

      Los procesos de energía que se emplean en el entorno urbano son ahora diversos y han ampliado su alcance, por la confluencia contemporánea de distintos sistemas en el espacio público, hacen que los ritmos y velocidades de conexión vayan en aumento. Así también, la simultaneidad de comunicaciones y los enlaces en red y las conexiones electrónicas, conllevan a una intersubjetividad que permite la interrelación de sistemas abiertos, tales como los sociales, culturales, educativos, tecnológicos, científicos, económicos y políticos, entre otros. Esta interrelación genera los paisajes artificiales e informales.

      Los entornos comunitarios, como un horizonte posible, deben ser necesariamente reconocidos como entornos claves y ecológicos desde los cuales emergen otras condiciones que generan patrones, epistemologías, cartografías, etnografías y sistemas de conocimiento para explicar las políticas de vida, en las cuales se hace imprescindible reconocer que la información y los conocimientos hacen parte de la cotidianidad y de las transformaciones patrimoniales del presente y del futuro en el contexto urbano8 (Hernández-García, 2017). Esto no quiere decir que se desconozcan los procesos de crisis sociales, políticos y económicos o de los riesgos que es necesario encarar frente al devenir urbano, cuya expansión físico-espacial, también conjunta aspectos sociales y tecnológicos de gran envergadura.

      Es importante comprender e integrar a las comunidades, precisando alternativas para futuros posibles, lo cual implica que las ciudades y los entornos urbanos de las comunidades tengan acceso al conocimiento, a las redes electrónicas, al mundo computacional y facilitar el diálogo de los campos del conocimiento para enfrentar temas, problemas y campos de investigación con el concurso en conjunto de universidades, científicos, investigadores, profesionales, técnicos y personas sensibles con capacidad para suministrar datos e información desde las fuentes mismas del entorno.

      La creatividad y la tecnología proponen también temas de conocimiento que pueden relacionarse con la vida cotidiana de las comunidades y, a la vez, en el uso y apropiación del espacio público. Con lo cual pueden ayudar en el proceso de comprensión de los problemas de los entornos urbanos, relacionados con el tema ambiental, la salud, la seguridad, la calidad de vida digna y el vínculo con los entornos ecológicos claves para mediar en la conformación urbana.

      Ciertos procesos abiertos de educación pueden contribuir a construir ambientes de aprendizaje en los entornos urbanos, los cuales consisten en campos sensibles de ecologías cognitivas, transferencia de conocimientos, inteligencia distribuida y procesos dinámicos frente a las lógicas de la vida. Todas ellas, se toman en conjunto con la vida de las demás especies, de las organizaciones y de los procesos productivos. Así, pueden insertarse de manera coherente con la fragilidad de los ecosistemas de la biósfera. Los entornos urbanos y sus comunidades pueden ampliar su alcance en la experiencia a distancia de las interacciones con otros, hacia una nueva ecología del contexto ciudad.

      Transformaciones culturales hacia los paisajes artificiales e informales

      En los principales cambios culturales de la época contemporánea9, los entornos comunitarios pueden verse signados por un proceso de transformación en el uso y manejo de la información, tanto en aquella analógica como en aquella digital, proveniente de dispositivos tecnológicos como el computador o el celular. Este tipo de información es habitualmente denominada como TIC, esto es, tecnologías de información y comunicación. Hoy en día, estas se ven ampliadas por las tecnologías digitales basadas en la autonomía del comportamiento de lo vivo. A este proceso se le denomina bioinformación10 y ha contribuido a que las dinámicas de los habitantes al usar sus celulares y dispositivos sean progresivamente menos lineales. De este modo, cada vez que un usuario accede a su celular o, más específicamente a una aplicación común o de uso cotidiano, esta funciona con algoritmos basados en la evolución biológica, es decir, con el proceso vivo de la genética o del desempeño de un ser vivo con respecto a su velocidad, sentido común o rapidez de procesamiento. No se trata, evidentemente, de una transposición literal, pero sí de una tendencia a emular los procesos biológicos. Interesa investigar entonces, cómo podemos analizar y comprender si se han producido apropiaciones o integraciones entre este tipo de tecnología digital de información y la vida de los habitantes en su uso del espacio público y en los entornos comunitarios.

      Además, se hace posible una interpretación de las redes comunitarias como redes complejas, no solamente por sus características propias sino, además, por la imbricación de ellas con el uso de esta tecnología y por la influencia indirecta que reciben del contexto general de ciudad, toda vez que esta hace uso e impone ampliamente, en términos macro, dichas redes complejas. Siendo el foco de atención, los modos en que ocurren las dinámicas de los asentamientos informales11 permiten explorar las relaciones de complejidad que surgen de la interacción con otras formas de vida. Por ejemplo, se observa cómo los flujos de información a través de las redes comunitarias ofrecen alternativas para la interpretación social12.

      En especial, los conceptos de emergencia y de espontaneidad en la construcción del tejido social pueden

Скачать книгу