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se aplica en la transformación continua de los paisajes virtuales, informales y edificados. Por tanto, la tecnología, como agente de transformación, ha llegado a niveles que permiten un alto espectro de expresiones virtuales, de entornos y objetos, que constituyen paisajes, en la medida que refieren a la panorámica desde donde se aprecian múltiples relaciones y procesos visibles e invisibles.

      La naturaleza híbrida y compleja en la que surgen los paisajes artificiales proviene de las creaciones digitales1, las ciencias sociales artificiales2, las ecologías, la geografía, las ciencias de la computación, la estética, la arquitectura y el diseño, entre otros. Se trata de conocimientos de naturaleza transdisciplinaria y relacional, que exigen una visión amplia y panorámica que permita la observación general y la del detalle. Aquello define su vocación inter- y transescalar y espaciotemporal. Así mismo, permite enfocar los entornos de los objetos y paisajes hacia procesos de modelamiento y simulación en paisajes virtuales de información, donde se condensa en forma de ideas, signos explicativos o innovación creativa.

      Estos paisajes artificiales pueden crearse, transformarse y estudiarse en distintas escalas: desde aquellas micro hasta aquellas macro, tales como las de la información del universo que nos llega a través de los satélites. Ambos extremos de esta escala generan información e interacciones con la escala métrica humana de las edificaciones, la visualidad y la habitabilidad. En este sentido, se produce un trabajo transdisciplinario, donde las diversas escalas de espacio y de tiempo se entrecruzan e interconectan a través de la información, la ciencia y la tecnología.

      La relación entre las diferentes clases de paisajes se propone como un continuum. No se acogen distinciones para evitar dicotomías. Se opta por establecer simbiosis para integrar las conexiones entre paisajes naturales y artificiales. El propósito es ofrecer una epistemología que conjunta en vez de separar, como era habitual, entre lo natural y lo artificial. Con los avances de tecnologías y programación y las herramientas computacionales se pueden crear paisajes generativos y paramétricos, en los cuales se amplían las dimensiones espaciales y geográficas, a partir de creaciones digitales. Ejemplos creativos en este sentido se han realizado en el Centro Acuático Nacional de Pekín, conocido como el Watercube, en el cual se simulan gotas de agua aumentadas. De igual modo, con el auge de materiales inteligentes, existen integraciones y ampliaciones en las cuales se relacionan las tendencias biomórficas de los paisajes artificiales con los naturales, lo cual desdibuja cada vez más la posibilidad de establecer límites entre lo natural y lo artificial, además de restarle sentido o utilidad al hacerlo. Así, se relacionan ejemplos palpables de la naturaleza para crear arquitecturas biomórficas. Hojas, raíces, colmenas de abejas, nidos, ondas de agua, derivas y un sin número de entornos orgánicos, se pueden hallar en lo urbano construido artificialmente y viceversa, en lo que solíamos llamar natural.

      Este libro pretende construir conceptos alrededor del enfoque de los paisajes artificiales, tanto en su perspectiva de paisajes virtuales, como informales y edificados. Está encaminado al estudio del conjunto de relaciones socio-espacio-temporales y conceptuales que se producen en los entornos habitables desde una perspectiva multiescalar. Todo aquello se presenta en el horizonte de los paisajes virtuales, en los cuales se plantea la creación, teorización y análisis de entornos virtuales que proporcionan una alteridad a las maneras tradicionales de habitar, desde la estética digital, los sistemas complejos, la ciencia y la tecnología, la heurística, las lógicas no clásicas y la computación evolutiva. De igual modo, el texto trata de paisajes informales, que estudian los procesos de autoorganización, progresividad y adaptación al entorno en la producción de los asentamientos populares desde la relación entre la estética cotidiana, la expresión popular y la cultura urbana, y la construcción de tejido social y de arquitecturas autoconstruidas. Por último, se estudian los paisajes edificados, los cuales se orientan al estudio e interpretación de los entornos habitables construidos mediante análisis espaciales, de estructura y composición morfológica, también de percepción y simulación, en correspondencia con los aspectos sociales, históricos, culturales, ambientales, económicos y políticos en los cuales se producen y se recorren los entornos de vida.

      El primer capítulo, titulado “Paisajes artificiales e informales”, de Jaime Hernández-García, Raúl Niño Bernal e Iliana Hernández García, trata acerca de la construcción de un concepto y el aporte a una teoría abierta de esta nueva post-naturaleza de los paisajes auto-organizados. La informalidad construye una perspectiva que permite identificar la producción de sorpresa y novedades en la forma como los habitantes generan sus propios espacios comunitarios. Dichas condiciones son consideradas, desde el concepto de emergencia computacional, como posibilidades de horizontes artificiales de habitabilidad que no pueden ser definidas o planeadas de antemano. Se trata de adaptaciones urbanas que se generan desde la vida cotidiana mediada por tecnologías.

      El segundo capítulo, “Emergencia de la arquitectura virtual” de Raúl Niño Bernal, investiga el campo procesual de la simulación de los horizontes posibles de emergencia. Se aborda una metodología abierta, relacionada con heurísticas computacionales para indagar sobre los conjuntos sociales y sus sistemas de habitabilidad. Para ello, se estudian aspectos como los sistemas artificiales, las transformaciones de la materia a distintas escalas, la comprensión de la diversidad de mundos posibles y de organismos presentes en dichas escalas, los procesos de indeterminación y autoorganización, en donde lo espontáneo de la emergencia resulta ampliamente significativo para hacer comprender algo que siempre está oculto o desconocido por quienes somos observadores.

      En el tercer capítulo, “Paisajes poshumanos y vida liminal” de Iliana Hernández García, se expone la idea de una vida en el límite entre lo vivo y lo no vivo, generada a partir de procesos biocomputacionales pensados desde el bioarte y el conjunto de paisajes posantropocéntricos. Se analizan creaciones inmersivas hechas con software húmedo, cultivo de tejidos, células y lípidos, así como de ecosistemas e instalaciones construidos con autómatas celulares y modelamiento de agentes. El propósito es aportar a una teoría estética poshumana para pensar en la emergencia de la vida como podría ser, alternativa a la que conocemos y sobre la cual no hay acuerdo sobre su definición o sus bordes.

      El cuarto capítulo, “Paisaje virtual de la cuarta revolución industrial” de Carlos Eduardo Maldonado, presenta la virtualización como el encuentro y la generación de posibilidades que transforman radicalmente la imagen y la comprensión misma del mundo, superando incluso la aproximación empírica a la realidad. También investiga los procesos contraintuitivos separados de la percepción natural y las nuevas formas de experiencia que produce la virtualidad; y, con ello, la revolución 4.0 en la cual se articula una síntesis entre las tres dimensiones, biológica, física y digital. En esta interacción se evidencia la continua complejización del mundo y la comprensión de cómo el universo es un enorme sistema de procesamiento de información, donde la computación ha sido protagonista.

      El quinto capítulo, “Arquitectura biodigital y genética: adecuación, relevancia y compromiso” de Alberto Estévez, analiza la aplicación de nuevas técnicas biológicas y digitales a la arquitectura y al diseño. Con lo anterior, se plantea una transformación en la comprensión y conceptualización de las relaciones tradicionales con la naturaleza, bajo la perspectiva de proponer planteamientos híbridos y transdisciplinares. Desde ello se llega a paisajes virtuales multiescalares y con diversidad de materiales, que advierten sobre la articulación entre la naturaleza y la computación para la fabricación de una arquitectura digital. El ADN como “software evolutivo” para el crecimiento autónomo de los espacios que se propone para la obtención de arquitecturas vivas es solo un ejemplo de lo anterior.

      El sexto capítulo, “Calculating Turing Thinking Wittgestein: AI, ‘the case’ and Metabolic Architectures” de Dennis Dollens, investiga la relación entre Turing y Wittgestein en el marco de la filosofía y la computación, bajo la perspectiva del diseño. Tiene como propósito pensar las arquitecturas metabólicas basadas en inteligencia artificial para la producción de espacios y paisajes transformables. Se trata de un camino ontológico que gira en torno al machine learning y a la simulación digital, con aplicaciones en el objeto y las escalas urbanas. La influencia se refleja en la conversión de las lógicas del lenguaje y de la imagen de Wittgestein y en algoritmos en el caso de Turing. Un ejemplo de ello es la generación

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