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lectores no quisieran parecerse a esta “Galería de niños antipáticos”. Al parecer, estos relatos de los niños malcriados los redactaba Guillermo Prieto.

      Así mismo, este semanario brindaba información a los niños con una sección titulada “Lo que pasa en el mundo”, en la que los pequeños lectores podían leer noticias de todos los sucesos de importancia verificados en el mundo entero y los acontecidos en nuestro país.

      El Niño Mexicano incluía fotografías de algunos lugares de nuestro país con el fin de que los pequeños pudieran estructurar un álbum geográfico, además se pudieran conocer lugares como el Popocatépetl y Chapultepec. Este semanario motivaba la participación de los niños al organizar concursos en donde ellos podían escribir artículos de materias escolares; también regalaba una lámina de colores con actividades manuales (recortar y pegar) “para niños que quieran construir juguetes de cartón”.

      La Evolución Escolar (1899)

      Este periódico pretendía brindar a los profesores lo más reciente que se conociera sobre los asuntos en pedagogía, puesto que no todos los preceptores se encontraban en aptitud de tener a su disposición lo más notable y reciente en la disciplina que estudia la metodología y la técnica a aplicarse en la enseñanza y la educación infantil. Lo anterior era importante porque para 1899, año en que sale a la luz pública la segunda época de este periódico pedagógico, se empezaban a diseñar los proyectos de las escuelas normalistas que formarían a los futuros maestros; y gracias a los materiales ofrecidos por esta publicación quincenal, los preceptores aumentarían sus conocimientos para impartir a sus pequeños alumnos los conocimientos elementales para su formación y encaminarlos hacia esa evolución y progreso en el que se quería colocar a la población mexicana.

      El Educador Moderno (1910)

      “Periódico quincenal, consagrado a los niños, a las madres de familia y a los profesores de instrucción pública”, que apareció publicado en la ciudad de México el 31 de enero de 1910. En su primer número expuso los objetivos que pretendía al dirigir sus escritos para los niños, las madres y los maestros, argumentando que el Educador Moderno surgía con base en las publicaciones anteriores que procuraban la instrucción y el recreo de los niños.

      Asimismo, buscaba apoyar a las madres de familia al publicar para ellas todo tipo de consejos para organizar la casa y atender a la familia; y para los maestros proporcionaba materiales de pedagogía para estimular la labor de instruir a los pequeños. Al respecto, en El Educador Moderno se escribía:

      La aparición de hojas impresas para los niños no es una novedad en el país y algunos hay y ha habido de verdadero mérito y variada utilidad. Sin desconocer estos antecedentes, hemos acometido la publicación de El Educador Moderno con el fin de ensanchar los motivos de publicaciones de esta índole y persuadidos de que la forma en que nos proponemos realizarlo debe llegar a satisfacer una necesidad que es verdaderamente manifiesta. Nuestra publicación trae un carácter esencialmente educativo. Utilizar todos estos elementos que las artes y las ciencias tienen hoy disponibles y con ellos facilitar la evolución infantil, tanto como la acción del personal docente y aun la paternal.

      Los suplementos infantiles publicados en el régimen porfiriano tenían un contenido especial para que los niños encontraran material escolar y recreativo que en ocasiones era repartido entre los estudiantes de las escuelas de forma gratuita. Gracias a que existieron personas, padres de familia, periódicos y organizaciones mutualistas que compraban suscripciones, muchas veces los periódicos para los niños lograban subsistir:

      Sociedad mutua

      Y es que la tarea de difundir estos suplementos era fundamental para que los niños complementaran tareas escolares o tuvieran en su hogar un material que le brindara espacio para su entretenimiento, sobre todo si tomamos en cuenta las horas de reunión familiar que posiblemente algunos padres de familia empleaban para leer el periódico junto con sus hijos, y qué mejor que se tuvieran mensajes adecuados para la infancia.

      Conclusión

      Los editores de los suplementos infantiles tomaron en cuenta las publicaciones existentes en Europa para diseñar el contenido de sus páginas. La necesidad de ofrecer instrucción y recreo a los niños obedeció al interés que a principios del siglo xix se le brindó a éstos, que ya no eran considerados como “adultos chiquitos”, sino que eran seres humanos a formarse en el hogar y la escuela.

      En este trabajo pudimos observar que en la época porfiriana se realizaron diversos esfuerzos por brindar educación a la niñez de México. Por un lado, los políticos y educadores analizaban la forma de hacer llegar la instrucción pública elemental al mayor número de mexicanos, bajo un sistema uniforme, que implicaba atender no sólo las materias escolares, sino también la formación de maestros capacitados para enseñar a los alumnos. Por otro lado, los editores de periódicos (intelectuales y maestros) también enfocaron sus esfuerzos en brindar materiales de apoyo para la instrucción y recreo de la niñez mexicana. Lo destacable en este periodo es que los suplementos infantiles contenían en sus páginas artículos especiales sobre pedagogía, que podía servir de apoyo para los maestros que ya se estaban formando dentro de las escuelas normales existentes en Veracruz (1873), Puebla (1879) y el Distrito Federal (1877).

      Estos suplementos eran independientes del sistema educativo oficial, pero el hecho de impulsar suplementos dedicados a la niñez se debió a que algunos de sus editores se ocuparon en aportar trabajos para mejorar las condiciones de vida de la población mexicana y para eso se necesitaba educarla. Intelectuales y políticos del régimen del gobierno de Porfirio Díaz como Justo Sierra, Guillermo Prieto, Ignacio Manuel Altamirano, Ramón Manterola, Alberto Correa, Luis E. Ruiz, entre otros, ocuparon cargos de profesores, directores, ministros y legisladores, de las instituciones educativas de nuestro país. Estos personajes también colaboraron con escritos dirigidos a los niños en las páginas de los suplementos aquí estudiados.

      También fue posible observar que el contenido de estos suplementos se enfocaba a brindar lecciones de apoyo escolar al publicarse secciones sobre historia patria, lengua nacional, higiene escolar, ciencias, geografía, educación cívica, entre otras disciplinas. Cabe mencionar que en los programas educativos que se estaban analizando en los Congresos Nacionales de Instrucción organizados durante el gobierno de Porfirio Díaz, se planteaban esas materias para que los niños las estudiaran en escuelas oficiales. De esta forma podemos pensar que los suplementos infantiles complementaban la instrucción de los pequeños, pero con contenidos diferentes a lo que los alumnos revisaban con sus maestros dentro de las aulas. Sin embargo no todo estaba relacionado con la instrucción, pues la lectura de estos suplementos

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