Скачать книгу

de examinar las primeras expresiones políticas de los lazos que el Kremlin instauró tanto con La Habana como con el gobierno democratacristiano de Eduardo Frei Montalva en Chile (1964-1970), quien optó por un programa audaz que comprendía la apertura de nexos diplomáticos con Moscú. Después de haber escrutado las implicancias de esta naciente etapa de acercamiento, un tercer capítulo estudiará la era de las afinidades políticas con el Chile de la Unidad Popular (UP) (1970-1973), así como las vinculaciones soviético-cubanas de 1963 a 1973, periodo que nos surmergirá en un ciclo de agudas tensiones ideológicas entre ambos países antes de desembocar en un proceso de normalización (1968-1973).

      Posteriormente, entraremos de lleno en el ámbito cultural, aplicando el enfoque que hemos anunciado en las primeras páginas de este libro. Cubriendo los 14 años seleccionados (1959-1973), los cuatro capítulos siguientes indagarán diferentes aspectos de estas interacciones. El Capítulo IV estará destinado a desentrañar el papel de las redes institucionales o asociaciones independientes que se empeñaban, en conjunto o por cauces paralelos, en aguijonear las conexiones (institutos de amistad, grupos de estudiantes, organismos estatales, etc.). Notaremos también que el acercamiento entre la URSS y América Latina condujo a un aumento considerable de los desplazamientos de individuos y delegaciones hacia ambos lados de la “cortina de hierro” (Capítulo V). Artistas, intelectuales, jóvenes becados, dirigentes políticos y sindicales se transformaron así en intermediarios frecuentes entre ambos mundos. Pero no solo los seres humanos viajaron: el Capítulo VI nos permitirá reparar en la relevancia que ciertos objetos simbólicos (libros, obras de arte, fotografías, revistas, y un largo etcétera), portadores de un mensaje que las naciones emisoras deseaban transmitir, tuvieron en el despliegue acelerado de las influencias soviéticas en el continente. El Capítulo VII navegará en las aguas menos translúcidas de las representaciones locales y visiones preponderantes en torno al universo soviético, azuzadas en el seno de las comunidades locales como resultado de la nueva proximidad. Como lo sacará a relucir nuestra perspectiva comparada Cuba-Chile, el intercambio cultural dejó una huella tangible, pero en ningún caso homogénea, en los imaginarios colectivos de ambas comunidades, donde las poblaciones desarrollaron una mirada particular hacia lo soviético forjada en función de las características de cada contexto.

      En complemento a esta variada muestra de fuentes inéditas, y con el objeto de llevar a cabo nuestra interpretación de las motivaciones comunitarias e imaginarios sociales, hemos seleccionado cerca de un centenar de publicaciones que retratan, de una u otra manera, estas sensibilidades: memorias, correspondencias, relatos de viaje, artículos redactados en distintos órganos periodísticos e incluso obras literarias, además de decenas de entrevistas efectuadas por nosotros en Cuba y en Chile. En relación a estas últimas, estamos conscientes de la necesidad de manejar este tipo de testimonios con cuidadosas pinzas, pero sería imposible desconocer la relevancia que estos adquirieron en nuestra pretensión de capturar la atmósfera particular de la Guerra Fría latinoamericana. Para terminar, el abundante material de prensa recolectado en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, la Hemeroteca de la Casa de las Américas, la Biblioteca Nacional de Chile, la Bibliothèque nationale de France o la Bibliothèque du Film de la Cinémathèque française constituyeron pilares esenciales para correr el velo de las poliédricas y, por momentos, insospechadas facetas de las vinculaciones establecidas entre la URSS, Cuba y Chile.

      Atravesado por eventos trágicos y compromisos exacerbados, el ciclo 1959-1973 refleja a escala global la complejidad de la Guerra Fría, marcada por la multiplicación de referencias ideológicas y por la intensidad de la movilización ciudadana. Se trataba de un periodo en que todas las esperanzas, pero también los peores temores, tenían cabida: la insurrección de la Sierra Maestra legitimaba a los ojos de muchos militantes de izquierda la pertinencia de la lucha armada para alcanzar la transformación revolucionaria tan anhelada; la crisis de los misiles de 1962 recordaba a la humanidad que el planeta dependía de un equilibrio frágil e incierto; la muerte en 1967 de un impotente Ernesto “Che” Guevara en las montañas hostiles de Bolivia se acompañó de renovadas esperanzas revolucionarias, como el proyecto reformista y antiimperialista de Juan Velasco Alvarado en Perú o la vía chilena al socialismo. Soplaban también los vientos de la guerra de Vietnam, el sonido insoportable de los tanques soviéticos en Praga, las tentativas por erigir un puente entre marxismo y cristianismo, la sombra imperceptible de las acciones de la Central Intelligence Agency (CIA). En fin, el planeta se hallaba frente a una era en la que todo parecía posible, en la que cada extremo encontró un espacio desde donde brotar. Ese es el escenario sobre el cual cimentaremos nuestra exploración

Скачать книгу