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Guerra por las ideas en América Latina, 1959-1973. Rafael Pedemonte
Читать онлайн.Название Guerra por las ideas en América Latina, 1959-1973
Год выпуска 0
isbn 9789563572599
Автор произведения Rafael Pedemonte
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
De regreso a Bélgica, esta vez para embarcarme en un posdoctorado en la Universidad de Gante, pude descubrir la bella ciudad flamenca desde la cual tanteo hoy estas líneas gracias a mi colega Dieter Bruneel, prematuramente fulminado por una crisis insoportable e injusta a la edad innombrable de 26 años. ¡Cuántas veces, querido Dieter, comentamos el contenido de estas páginas durante nuestros singulares encuentros en los que no había tema prohibido ni misterio que no nos aventurábamos a abordar! Lo mínimo que puedo hacer hoy es dedicar este libro a tu memoria.
Eric Vanhaute, mi director de investigación en Gante, hizo prueba de una notable disposición y entusiasmo hacia mi trabajo y, con una humanidad poco frecuente en el frenesí incombustible que se apodera de las aulas universitarias, me brindó la privilegiada oportunidad de enseñar un seminario sobre revoluciones que ha moldeado significativamente mi postura intelectual. Hanne Cottyn, quien me impulsó a postular a la beca de la Universidad de Gante y logró amenizar tantas de mis jornadas de trabajo en las curiosas oficinas del UFO, es hoy una amiga espléndida que tampoco puedo dejar de mencionar. De la misma manera, inadmisible sería pasar por alto a mis colegas de Gante: Ricardo Ayala, Gillian Mathys, Torsten Feys, Violette Pouillard, Marie-Gabrielle Verbergt, Michael Limberger, Rafaël Verbuyst, Maïté Van Vyve, Laura Nys, Davide Cristoferi, Tobit Vandamme; sin olvidar a mis camaradas de la red Encuentro, con quienes compartimos la ilusión de mantener vivo el espíritu latinoamericano en estas tierras lejanas: Joren Janssens, Tessa Boeykens, Eva Willems, Sebastián de la Rosa, Allan Souza.
Ni un atisbo de este libro habría visto la luz si no fuera por la maravillosa familia con la que tuve la aleatoria bendición de nacer. Mi padre Oneglio Pedemonte, el primero y el más fiel de mis hinchas en el campo historiográfico, mi hermana Caroline, quien me rindió un inmenso favor al ofrecerse como sagaz lectora de una primera versión de este libro, mis hermanos Mathieu y Benjamin, mi tía María Mercedes, son todos piezas fundamentales de mi existencia que a la distancia atesoro en mi corazón como mi mayor fortuna. Con mi madre, Marie-Anne Lavis, albergo la más honda gratitud. La cantidad incalculable de horas que me dedicó cuando delineaba, en francés, los primeros apuntes de este libro, así como su paciencia ante mis cíclicas fases de desaliento, son un testimonio perenne de su infinita fidelidad y apego a la familia.
Para terminar, no puedo dejar de agradecer desde la profundidad de mi alma a Vincent Notay, quien ha acompañado mis pasos durante este último año de turbulencias inesperadas (incluido el brutal confinamiento desde el cual cierro este libro), episodios dolorosos y las incertidumbres propias del oficio, pero que a fin de cuentas ha sido también uno de los más felices de mi vida.
INTRODUCCIÓN
CULTURA Y AMÉRICA LATINA: NUEVOS PARADIGMAS PARA UN ANÁLISIS DESCENTRADO DE LA GUERRA FRÍA
La caída de la Unión Soviética (URSS) a finales de 1991 produjo una ruptura en la manera de abordar el estudio de las relaciones internacionales, renovando significativamente las perspectivas académicas hasta entonces dominantes. Una nueva camada de jóvenes investigadores, menos enfrascados en las antiguas rivalidades ideológicas, se propusieron superar las viejas nociones y subrayar aspectos novedosos –tales como el rol de la cultura– para así brindar una visión más compleja de las prioridades de los Estados en conflicto. De esta manera, la confrontación Este-Oeste empezó a ser aprehendida como un fenómeno singular; como una “batalla” en la que la lucha por las ideas de los individuos muchas veces desplazaba la voluntad de superioridad territorial o de enfrentamiento militar. Pero si bien los estudios que encumbran a las interacciones culturales como ejes claves de la Guerra Fría han sido fecundos en la historiografía anglosajona, la perspectiva soviética del asunto aún se encuentra en fase incipiente.
La apertura de los archivos rusos no ha desencadenado todavía una renovación decisiva concerniente a la presencia de la URSS en el llamado “Tercer Mundo”. Los rescoldos de las carencias analíticas propias de la era soviética, cuando los especialistas debían proceder en función de imperativos ideológicos y en base a un conjunto documental deliberadamente limitado1, parecen persistir en nuestros días2. Este estado de cosas es particularmente palmario respecto a las relaciones anudadas entre Moscú y los Estados de Asia, África y de América Latina, un continente, este último, que ingresó tardíamente en la lista de preocupaciones prioritarias del Kremlin. Para capturar el contexto de un conflicto atípico, en el que la necesidad de “convertir” ideológicamente a los habitantes del planeta constituía un desafío capital para las superpotencias (Estados Unidos y la URSS), sería deseable adentrarse en una serie de especificidades tradicionalmente opacadas por los momentos más espectaculares de la Guerra Fría latinoamericana. Los esfuerzos recientes no han sido capaces de modificar de manera sustancial las miradas preponderantes relativas a los nexos soviético-latinoamericanos, un objeto de estudio que permanece anclado a las ópticas parciales y a menudo estereotipadas de la segunda mitad del siglo XX.
Por una parte, al interrogarnos sobre la dimensión y el alcance de la presencia soviética en América Latina buscaremos evaluar el papel del “Sur”3 en la articulación global de la Guerra Fría. Por otra, al desplazar nuestra atención desde la esfera geopolítica al ámbito de la cultura y de las representaciones sociales, reivindicaremos la relevancia de ciertas formas subterráneas de influencia hasta ahora poco exploradas. Debemos, no obstante, ser justos y destacar que no hemos iniciado esta aventura desde un terreno desierto. Algunas obras de calidad incuestionable ya han señalado la importancia ideológica de los intercambios artísticos, mientras que otras contribuciones han abordado con destreza la implicancia universal de las transformaciones en el llamado “Tercer Mundo”. Sin embargo, los enfoques destinados a aplicar una dimensión cultural al estudio de las zonas “periféricas” siguen siendo prácticamente inexistentes. El presente trabajo ha sido concebido como un esfuerzo por conjugar ambas tendencias que, si bien han engendrado paralelamente fructuosos resultados, parecen haber evolucionado por vías paralelas.
¿Por qué la cultura?
Resulta indispensable precisar lo que entendemos por el concepto de “cultura” en el marco de la Guerra Fría, un término ya utilizado para analizar las relaciones internacionales, pero paradójicamente escasamente definido por los especialistas4. Dos acepciones diferentes, pero complementarias, han sido privilegiadas en este libro. La primera, de menor implicancia semántica, asocia la cultura a un abanico de producciones humanas susceptibles de adquirir una significación política. Una obra literaria, un filme, un cuadro, un descubrimiento tecnológico o una fotografía son todas manifestaciones individuales o colectivas que pueden ser eventualmente despachadas más allá de las fronteras nacionales con el objeto de generar un efecto sobre las sociedades receptoras, transformándose en un “arma” para propagar imágenes idealizadas del ente emisor. De más está decir que durante la Guerra Fría esta técnica de diplomacia cultural5 fue ampliamente adoptada para intentar ejercer un impacto en la opinión pública internacional y así apuntalar a los ojos del mundo un determinado modelo político y social6.
La segunda definición aquí propuesta excede con creces el ámbito de las acciones institucionales para sumergirse en las reacciones psicológicas de los individuos. Aquí planteamos una concepción de la cultura entendida como un sistema de valores compartido por un grupo humano específico. Se trata de una miríada de referentes comunes (un gesto, una palabra, una imagen) asimilados por una comunidad que luego desarrolla una visión respecto al mundo que la rodea. Este receptáculo de referentes guía los imaginarios colectivos, convirtiendo las estructuras mentales preponderantes de una población en representaciones colectivas7.