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de judíos murieron gaseados. Hannah Arendt reflexiona en que un individuo cualquiera, en un sistema totalitario en el que sea común cierta práctica homicida, puede llegar a convertirse en un asesino sin escrúpulos. Una cultura en la que el asesinato se practique de manera cotidiana puede llegar a ver este hecho espantoso como algo tan banal como conducir un coche o lavarse los dientes. Banalizar significa despojar de valor, reducir a papel de fumar un gran lienzo de Velázquez. Vaciar de sentido la realidad.

      Esta estrategia de manipulación hace mella en una sociedad en la que predomina el pensamiento débil y la falta de reflexión. Asistimos a una banalización de la violencia y una banalización de la sexualidad. La violencia campea en la literatura actual, en el cine, en los videojuegos. Forma parte de nuestra cotidianeidad e infelizmente nos acostumbramos a ver escenas escalofriantes en las noticias. Nos hemos inmunizado, y aunque comentemos con cierto horror algún episodio de violencia doméstica, permanecemos insensibles a otros muchos actos violentos.

      La trampa del vacío también se ha tendido sobre la sexualidad humana. La persona es un ser sexuado y esto supone para ella la posibilidad de un lenguaje de amor más allá de toda palabra. El beso, la caricia, el abrazo, el acto sexual…, suponen altas formas de expresión de amor y unión. La persona es un ser hecho para otro. El otro nos completa, ensancha nuestros horizontes vitales y nos magnifica. «Me realizo en el contacto con el tú; al volverme Yo, digo Tú» (Martin Buber, 1984, 14). Cuando la relación de un yo con un tú, tiene en sí mismo la posibilidad de engendrar y dar vida, refleja la grandiosidad del amor de Aquel que es la Vida con mayúsculas. Las relaciones no son triviales, menos cuando hablamos del amor erótico, entendido en su más genuino sentido.

      […] destaca, como arquetipo por excelencia, el amor entre el hombre y la mujer, en el cual intervienen inseparablemente el cuerpo y el alma, y en el que se le abre al ser humano una promesa de felicidad que parece irresistible, en comparación del cual palidecen, a primera vista, todos los demás tipos de amor (Benedicto XVI, Deus caritas est, 2).

      El tercer método es la presencia activa y prominente en los medios de comunicación. Ejemplo de ello es la plataforma streaming Netflix. En los últimos cuatro años ha realizado 18 títulos donde la trama principal es el sexo presentado con tintes ideológicos: Sense 8, Holding the man, Boys, 4th man out, Four moons son algunos de los títulos destacados.

      Todo esto hace que prevalezca la dinámica del pensamiento único. Es decir, se descalifica automáticamente como retrógrada e intolerante toda idea o persona que no vaya en consonancia con esta ideología. El dirigismo cultural en nombre de la defensa de ciertas libertades, crea una férrea dictadura donde la cultura queda secuestrada por dicho poder y los disidentes, en un momento no muy lejano, podrían llegar a ser marginados.

      Nos detendremos a continuación en dos series: la primera Vikings, disponible en Netflix y HBO; la segunda Girls disponible en HBO.

      Vikings es una serie canadiense creada por Michael Hirst. Recrea con habilidad el ambiente de la Alta Edad Media en Escandinavia y narra episodios de la vida del personaje histórico Ragnar Lothbrok y de sus hijos. Es una producción de History Channel, disponible en HBO y Netflix. Se aprecia una buena documentación y fidelidad histórica, exceptuando cierto desorden cronológico y licencias cinematográficas. Dichas licencias buscan resaltar su carácter épico y la distancian de un documental para convertirla en una serie de entretenimiento. Toda narrativa presenta un héroe o un antihéroe (víctima de fuerzas funestas) con el que el espectador inconscientemente se identifica. Este factor psicológico es indispensable en todo relato. Llama la atención en esta serie la violencia continua y explícita del protagonista y de sus coetáneos. Sin duda verosímil en un pueblo que basaba su economía en el saqueo, se caracterizaba por su crueldad y por el oscurantismo de sacrificios humanos a sus deidades. No obstante, en nuestra sociedad marcada por la violencia y por preocupantes asesinatos cometidos por adolescentes, nos planteamos la conveniencia de escenas tan espeluznantes como las que hemos visto. No se trata simplemente de escenas de batallas. En varios episodios se nos presenta la tortura del águila de sangre sin ahorro de detalles. En otra escena aparecen suspendidos los cuerpos de las víctimas ofrecidas a Odín, que se desangran lentamente. La serie no pretende ser un documental histórico para entendidos en la materia, sino que busca ser ocio y entretenimiento. Está al alcance de todos aquellos que tengan un smartphone o tablet, lo que incluye a niños y adolescentes. La acumulación de escenas sangrientas, junto a la normalización de la crueldad, llega a crear una banalización de la violencia.

      En segundo lugar, analizamos Girls, serie creada y protagonizada por Lena Duham. En ella se recrean las vivencias de varias veinteañeras que viven en Brooklyn. Todo empieza cuando la protagonista, Hannah Horvath, es avisada por sus padres de que no la seguirán manteniendo y tiene que buscar un trabajo. Hannah quiere ser escritora, pero fluctúa constantemente entre sus aspiraciones y su realidad poco halagüeña. El sexo aparece desde el primer episodio, en el que Hannah parece someterse a los gustos de su pareja, y continuará apareciendo en cada capítulo. Los personajes tienen relaciones sexuales con distintas personas, a veces por placer, otras por miedo a decir no a alguien deseado. En algún episodio el sexo es la manera de encumbrarse hacia el éxito, en otras es el desahogo de grandes frustraciones. En un episodio aparece una violación y, en otro, acoso sexual; ambos causaron mucha polémica entre la audiencia. Observamos que el abuso de este tema lo desgasta y devalúa. Por otro lado, la sexualidad aparece como algo trivial, se puede hacer con cualquiera y por cualquier motivo. Carece de un sentido profundo. En la vida real vemos cómo el sexo sin amor y la promiscuidad suelen traer consecuencias negativas para la salud física y psíquica. En muchos casos, también produce un hastío existencial. La serie no presenta estas consecuencias. Observamos, en este sentido, la falta de verosimilitud en el argumento.

      El análisis realizado, lejos de conducirnos al pesimismo, tiene el propósito de alentarnos en la urgencia de transmitir un verdadero humanismo. El dirigismo cultural permea muchos sectores de la sociedad. No obstante, el papel de la universidad católica, de los cristianos y de toda persona de buena voluntad es primordial: la verdad, la bondad y la belleza tienen en sí mismos la capacidad de difundirse. Es decisiva una toma de conciencia, serena y realista, de los hechos mencionados para crear una cultura fundamentada en la dignidad humana.

      BIBLIOGRAFÍA

      ARENDT, Hannah (1999). Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal. Lumen: Barcelona.

      BENEDICTO XVI (2005). Deus caritas est. Palabra: Madrid.

      CONCILIO VATICANO II (1965). Gaudium et spes. BAC: Madrid.

      GUTIÉRREZ GARCÍA, José Luis (2001). Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia. Ariel: Barcelona.

      LÓPEZ QUINTÁS, Alfonso (1998) La revolución oculta. Manipulación del lenguaje y subversión de valores. Ppc: Madrid.

      — (2001). La tolerancia y la manipulación. Rialp: Madrid.

      WEBGRAFÍA

      Anne with and E, disponible en https://es.hboespana.com/ [consultado el 26 de octubre de 2018].

      Girls, disponible en https://www.netflix.com/es/ [consultado el 26 de octubre de 2018].

      LIBERTAD Y DOMINACIÓN EN EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL DE HERBERT MARCUSE

      David García Díaz

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